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Bocados deliciosos de la Gran Manzana

Por Horacio de Dios Para LA NACION




¿Qué tienen en común George Gershwin, Rudolph Giuliani, Ralph Lauren, Al Capone, Arthur Miller o Barbra Streisand? Todos nacieron en Brooklyn. En una lista de los neoyorquinos famosos, la mayoría es de aquí. Lo mismo el hot dog de Nathan o la pizzería de Patsy Grimaldi, sin olvidar la vista más romántica -y cara- del River Café o la más económica de Pete´s Downtown.
Uno repite que visitó Nueva York y, en realidad, sólo estuvo en la isla de Manhattan, la parte más tentadora de la Gran Manzana y la más pequeña. Conviene recordar que la ciudad de Nueva York tiene otros cuatro distritos: Bronx, Brooklyn, Queens y State Island. En total 785 km2 de los cuales a Manhattan pertenecen 59 km2, prácticamente la cuarta parte de Buenos Aires.
En cambio Brooklyn, con 200 km2, es tan grande como toda la Capital Federal. Aunque las zonas que pueden ser más interesantes para los visitantes están muy cerca usando el subterráneo.
Si quiere sacar una de las mejores panorámicas de Manhattan llegue hasta el promenade de Brooklyn Heights. Está casi al pie del famoso puente que se construyó en 1883 cuando lo consideraron la octava maravilla del mundo. Si lo hace de mañana tendrá el sol a favor y podrá posar para el recuerdo con su familia en primer plano, con el perfil enfrente de la línea de rascacielos. Para llegar no tome un taxi porque la mayoría de los conductores son extranjeros y suelen perderse con el costo de tiempo y dinero a su cargo. Busque la combinación con la línea 2/3 y baje en la estación Clark St., la primera al cruzar debajo del East River. Es una delicia sentarse a disfrutar el paisaje entre casas residenciales exclusivas donde vive, entre otros, el novelista Norman Mailer.

Manejar un subte

Si está con chicos o quiere recuperar su infancia, muy cerca está el New York Transit Museum con la historia de los subterráneos y podrá hacer de cuenta que maneja uno. Con la misma línea se llega en minutos a la estación Eastern Parkway, en el Prospect Park, diseñado por Frederick Law Olmsted (el mismo del Central Park), y visitar el fantástico museo de Brooklyn. Es más pequeño que el Metropolitano y, por ende, se puede recorrer sin extenuarse. Tiene la mejor colección de arte egipcio con momias para todos los gustos. Y, al mismo tiempo, hay muestras temporales de avanzada polémica como la actual dedicada al hip hop. Con el agregado de poder almorzar bien en la cafetería a un precio razonable como en la mayoría de los museos norteamericanos.
Estas dos excursiones son simples y rápidas. Si quiere explorar más, hay varios lugares que están de onda con galerías y bares para ver y ser vistos en Dumbo (significa debajo del puente de Manhattan), la vecina Fort Greene donde filmó Spike Lee o Williamsburg. Como los alquileres en la isla de Manhattan son muy altos, varios artistas y ejecutivos de Wall Street se mudaron a estos barrios equivalentes al Soho o Tribeca. Con el subte, que es el medio fundamental de transporte de Nueva York, están a pocos minutos cruzando el río.
También hay otros recorridos más largos y complejos porque el Brooklyn profundo es una crónica viva del mosaico de inmigrantes y el caldo de cultivo que dio estas personalidades fuera de serie. Como ejemplo, un paseo por el parque de Coney Island (donde jugaba Woody Allen) y Little Odessa, donde la vodka es más popular que la cerveza.

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por Redacción OHLALÁ!


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