Boliches de paisanos en serio
En San Antonio de Areco, pulperías, bares y almacenes de ramos generales conservan escenografía intacta, parroquianos fieles y clásicos como Fernet con Pepsi
8 de junio de 2014
Ginebra, caña, vino de damajuana o cerveza de litro. Como a principios de siglo, en las pulperías de San Antonio de Areco, parroquianos y también turistas llegan, de las 9 de la mañana en adelante, a clavarse un trago para seguir con el trajín diario, que puede ser campero y exigido, o el de ver pasar la vida frente a un mostrador o una mesa con amigos de siempre. Sólo unos pocos toman café.
Resisten las pulperías con toda la escenografía intacta de paisanos acodados en la barra frente a estanterías de época con botellas prehistóricas y heladeras de madera… ¡qué andan!
Cuesta entrar al Bar San Martín. Hay que sobreponerse a la timidez para romper el clima de este verdadero templo al escabio con público inminentemente masculino: todas las cabezas se dan vuelta para mirar al recién llegado. Café, poco. Más bien vaso de vino Crotta con el que, como muchos otros, toma coraje el Papi Martinelli para contar sus historias a media voz. Con 82 años, los cuentos se entrelazan y, como la trenza de Rapunzel, se vuelven casi eternos. "¿Sabés, querida, que el primer peaje del país se pagó en el puente viejo de Areco? Y la primera cancha con tribuna de cemento de América del Sur, cuando no existía Boca ni River, también es arequense", se emociona.
Bar de paisanos en serio, los hay bien paquetes de bigote, boina, pañuelito rojo al cuello y bombacha bien planchada, y otros más desaliñados. Algún rayo de sol despistado ilumina el piso de pino tea crujiente y sin lustrar; las telarañas de la lámpara ya son parte del paisaje; las mesas de fórmica y la barra sostienen a parientes, hijos y entenados desde 1943.
Con 68 años, Carlos Álvarez heredó el negocio de su papá y se quedó. "Comenzó como lugar de reunión de los trabajadores rurales; hoy es bar de parroquianos. El turismo acá no llega, la mayoría son clientes de todos los días que cuando se toman dos o tres vinos de más (se ríe)…, ¡ya son el papa Francisco!"
El origen de Los Principios
Abierto en 1922 por Américo Fernández, Los Principios es un almacén de ramos generales con despacho de bebidas atendido por el hijo del fundador, Américo Antonio Fernández, y su mujer, Susana Marchezotti. Llamado así porque Américo "creía que el principio es lo que marca el rumbo de la vida de las personas", este sitio prolijo y luminoso ocupa la misma esquina que antaño con estanterías de cientos de botellas que hoy son decoración.
Sobre una pared pueden verse las láminas algo ajadas del calendario de Alpargatas de Sabataro: "Son de 1937, cuando el bacán de Molina Campos se fue de vacaciones a Europa", sonríe Antonio. El estaño y el pico de cisne asoman en una barra menos concurrida que la del San Martín, pero con sus fieles adeptos. Y los turistas.
No existe bar de Areco donde no cuenten el cuento de por aquí pasó Segundo Ramírez, pero acá es cierto. En las fotos se ve al gaucho en el cual se inspiró Güiraldes para su libro Don Segundo Sombra junto a don Américo en 1931, y también antes. Los Principios fue escenario de numerosas películas y publicidades.
El Boliche de Bessonart tiene más de 200 años; su público es más familiar. De perfil inclinado como la Torre de Pisa –desde afuera puede verse la curvatura de la pared–, su revoque de época, su techo original y sus dos salones resisten el paso del tiempo, previa restauración de dos años durante los cuales permaneció cerrado.
Según el horario llegan parroquianos o familias a comer la picada criolla con queso de campo, salame y jamón crudo, o las empanadas. El Fernet con Pepsi es distintivo, casi una marca registrada. Se sirve más de la mitad de la gaseosa de botella de vidrio en el vaso de trago largo y el resto de ésta se rellena con Fernet que tiene que ser Branca. Entonces se mezcla el líquido de la botella y se sirve un poco del cóctel. Y después otro. "Al final son casi dos vasos", se ufana Augusto Bessonart.
Por la tarde, los turistas toman mate cocido con pastelitos o alfajores de la chocolatería arequense La Olla de Cobre; los fines de semana por la noche llegan los jóvenes. Lugar de culto, nadie que pase por Areco puede dejar de conocer lo de Bessonart, donde Augusto y su hermana atienden con calidez y hospitalidad sincera. Aun los días de desfile llegan los paisanos de a caballo a tomar un trago.
Finalmente toca comer. En La Esquina de Merti se puede almorzar o cenar mientras se admira la colección de antigüedades, además del trabajo de restauración realizado. Con las fotos viejas se reconstruyeron el piso, los mostradores y la fachada durante 3 años.
Las mesas de afuera son ideales para ver pasar la tarde soleada y tranquila frente a la plaza del pueblo; las de adentro, para comer entre valiosas piezas. Si de casualidad llega y está el dueño, Arturo Figueroa podrá describirlas: la bellísima colección de carteles enlozados sobre las paredes, el registro electoral de 1951, los platos presidenciales de 1952 1953.
Empanadas, carnes, picadas y excelentes ravioles de lomo con fileto son algunas de las especialidades de La Esquina de Merti.
Sobre una de las paredes del Boliche de Bessonart se encuentra el poema Sé hospitalario, de Ricardo Güiraldes. Parece que todos lo leyeron en Areco. Porque es cierto que el forastero se siente atendido como un rey. Y cuando se va, como dice el poeta, lleva consigo "el regalo de tu hermandad que mejora al hombre".
Datos útiles
Cómo llegar. Tomar Autopista Panamericana ramal Pilar y ruta 8 hasta el km 112,5. Allí se encuentra la entrada al pueblo, a la izquierda.
Dónde comer. Boliche de Bessonart: Zapiola y Segundo Sombra, San Antonio de Areco. Tel. 02325 15655600, bolichebessonart@hotmail.com. Picada completa para dos personas con fiambres de Mercedes, $ 140; Fernet con Cola, $ 35; sándwiches de jamón crudo y salame, café con pastelitos de La Mitre o alfajores de La Olla de Cobre.
La Esquina de Merti: Arellano 147, San Antonio de Areco. Tel. 02326-456705, informes@esquinademerti.com.ar. Menú ejecutivo de $ 50, que incluye principal y una bebida. Promedio cubierto, $ 130 por persona. Ravioles de lomo con salsa fileto, por $ 71. Empanadas, 10 pesos.
Bar San Martín: Moreno y Alvear, sin teléfono. Abre de 8 a 20, todos los días, pero no es exacto porque lo atiende su dueño exclusivamente, Carlos González. Vaso de vino, $ 6; cerveza, 23 pesos.
Los Principios: Moreno y Mitre. Tel. 02326-456874. Abre de 8.30 a 13 y de 16 a 21.30, de lunes a domingo al mediodía. Sólo barra y almacén. Cerveza de litro, $ 25; vaso de vino, $ 6; vasito de caña Legui, Ombú o ginebra Bols, 5 pesos.
Más información. turismoareco@gmail.com; info@sanantoniodeareco.travel, turismo@areco.gob.ar