Braggies, las nuevas fotos de los viajes 2.0
1 de junio de 2014
La selfie, esa autofoto tomada con un smartphone, que hasta el diccionario Oxford la eligió como la palabra de 2013, ya tiene una competidora que busca destronarla. Lo nuevo es la braggie, una versión más turística de la selfie, acuñada con bastante maldad, por cierto. La braggie (del inglés brag, presumir) es el neologismo recién salido de las bocas 2.0 que hace referencia a las fotos que uno se saca para matar de envidia a todos los contactos de la redes sociales, especialmente los amigos de Facebook. Por eso la braggie tiene que estar tomada desde una playa paradisíaca, desde la proa de un crucero contemplando el atardecer o a pasos de la torre Eiffel, como mínimo.
La braggie, a la hora de salir de vacaciones, se está volviendo tan infaltable como el pasaporte para un viajero hiperconectado que se precie de tal. Incluso, los avatares de la moda empujan a comportamientos casi obsesivos.
Un estudio realizado por Hoteles.com en Reino Unido reveló que 5,4 millones de británicos suben fotos de sus vacaciones apenas 10 minutos de haber llegado al lugar, casi con la valija en la mano y sin siquiera haber visto mucho..., pero parece ser obligación compartirlo y salir a la caza de los me gusta.
El 39% de los encuestados confesó abiertamente postear braggies para darse importancia y llamar la atención. Las fotos más frecuentes son escenas playeras o en la piscina (el 43%), o tomando un cóctel (12 por ciento).
Parece que hay más tela para cortar en el mundo de las selfies devenidas braggies.
La Web especializada en mapas turísticos Suggestme.com se tomó el minucioso trabajo de analizar 6,3 millones de mensajes de las redes sociales más populares (Twitter, Facebook, Instagram?) para descubrir cuáles son las ciudades del mundo en las que se toman más selfies. Y la ganadora es? Londres, con el 14% de las fotos. Siguen Nueva York, con 11,62%, y París, con 9,82 por ciento.
En la lista de los monumentos donde se han tomado más braggies está el Coliseo, en Roma; la torre Eiffel, en París, y el Big Ben, en Londres. Lugares si los hay para presumir, por supuesto.
Esta moda de sacarse fotos uno mismo durante las vacaciones, para algunos hasta puede ser positivo. Pienso en los que de mala gana les sacan fotos a desconocidos, aprietan el obturador antes de que lleguen a posar y encima les dicen Salió divina, y les revolean la cámara. También supongo el alivio de los guías de turismo, que les dan un poco de descanso al dedo índice machucado de tanto tomar la misma foto a sus pasajeros con la mejor de las sonrisas.
Cuántas fotos habré tomado de viajeros a los que no conocía y, en muchos casos hasta con señas, me pidieron que los retrate.
Era una buena excusa para comenzar una conversación, saber qué habían visto en la ciudad, qué les había gustado más y otros testimonios enriquecedores que muchas veces fueron incluidos en mis notas.
Ya no se necesita más ayuda para fotografiar el viaje, la braggie manda.
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