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Buceo En las profundidades, como peces y sirenas

Debajo de las aguas se esconde un universo lleno de vida, que es posible espiar con aletas, máscara y traje de neoprene en Las Grutas, Puerto Madryn y Península Valdés




PUERTO MADRYN.- Con snorkel o tanque, espiar la vida debajo del agua se ha convertido en un deporte definitivamente insertado en las propuestas turísticas. Modas aparte, desde hace casi dos décadas han proliferado en nuestro país las escuelas que enseñan la actividad básica y otras cuyos cursos otorgan la certificación homologada (brevet) de buzo deportivo, la fisiología, la física del buceo y hasta el lenguaje necesario para comunicarse debajo del agua.
Para bucear, cualquier época del año es propicia siempre y cuando -aguas frías mediante- se utilice el equipo de neoprene adecuado. En mar abierto o en lagos, las aguas del sur patagónico son las más concurridas por su visibilidad, la fauna subacuática, la atracción que ofrecen los naufragios y los parques artificiales, aunque las alternativas en aguas dulces se proyectan también a diversos sitios del interior provincial.

Condiciones óptimas

A poco más de mil kilómetros de Buenos Aires y a trece de San Antonio Oeste, se encuentra el balneario Las Grutas que, recostado sobre la costa del golfo San Matías, suma a la transparencia de sus aguas el beneficio de corrientes cálidas que las mantienen en temperaturas promedio de entre 16 y 22ºC según la temporada.
La buena visibilidad hace posible la práctica del buceo con servicios de equipamiento y de guías, fundamentalmente para la observación de la rica fauna del lugar, poblada por cardúmenes de salmones, meros, besugos y, en algunos casos, mamíferos marinos.
Doscientos setenta y cinco kilómetros hacia el Sur se llega a Puerto Madryn, sin duda el más atractivo y completo de los centros de buceo en aguas abiertas de la provincia de Chubut, no sólo por la variedad de atractivos que se encuentran en el fondo marino, sino también por la amplia oferta de servicios, que incluyen los populares bautismos.
Madryn, con toda justicia, ha sido nominada como la Capital Subacuática Argentina, porque allí se comenzó a desarrollar con fuerza este deporte, cuyo icono mayor fue Jacques Cousteau.
En las transparentes aguas del golfo Nuevo hay diversas alternativas de buceo. El abanico de posibilidades tiene algo más de diez sitios con alternativas para distintas modalidades: principiantes, buceo profundo, inmersiones nocturnas; pruebas de nitrox, de traje seco, y salidas para visitar sitios donde hubo naufragios, fondos naturales y hacer también fotografía subacuática.
Dentro del área de Puerto Madryn se destacan los siguientes atractivos:
Parque Las Piedras: formado por arrecifes naturales, con pequeñas cuevas y una copiosa fauna. El parque se encuentra a unos 500 metros de la costa, más o menos en línea con el largo muelle Almirante Storni. Con marea alta, la profundidad máxima puede alcanzar los 11 metros y la mínima, 4 metros.
Buque Albatros: fue el primer hundimiento intencional (1998), con objeto de alentar la práctica del turismo subacuático. Con 30 metros de eslora y a una profundidad de 25 metros, está rodeado por variada vida animal y vegetal, y es un objetivo de exploración para buzos avanzados. Levemente escorado sobre un fondo arenoso, la estructura se halla recubierta de bogavantes, mejillones y cholgas.
Punta Cuevas: este parque con pequeñas restingas, a 300 metros de la costa, es ideal para principiantes. Meros, turcos, estrellas de mar y pequeños pulpos conforman su fauna habitual. Como la profundidad máxima promedia los 7 metros, cuando hay buena visibilidad permite también la práctica de snorkeling.
Otros naufragios interesantes para explorar son los de los pesqueros Kouluriaris y Jorge Antonio, ambos ubicados a cada lado del muelle Storni; la goleta Río de Oro, a 400 metros del muelle Piedrabuena, y el Emma, a cuyo alrededor se creó un parque artificial profundo con ómnibus y otros hundimientos a una profundidad promedio de 17 metros.
El más reciente de los naufragios provocados es el del buque Antonio Miralles, que desde marzo se encuentra hundido a 27 metros de profundidad y a una distancia de 2 millas de la costa.
Para buzos avanzados, se halla a una profundidad de 30 metros la llamada Arca de Madryn, un cofre hundido en 1999 por la comunidad de esa ciudad, que se abrirá en 2100. En el cofre se encuentran diversos objetos que se verán dentro de 100 años y un libro de plástico para dejar la firma de los visitantes. El balneario chubutense cuenta además con la Fiesta Nacional del Buceo, un Vía Crucis Submarino y el llamado Operativo Fondos Limpios, que reúne cada tanto a una enorme cantidad de buceadores voluntarios para realizar una limpieza del lecho marino.
Siempre hablando de aguas abiertas, la Península Valdés (210 kilómetros de Madryn) es otro gran santuario de la actividad. Disfruta de aguas de muy buena visibilidad, al igual que servicios de apoyo para realizar excursiones en Puerto Pirámides y Punta Cormoranes.
A pocos kilómetros de la aldea turística de Pirámides, se encuentra a unos diez minutos de navegación una gran formación rocosa conocida como El Barco. A más de 20 metros de profundidad, la voluminosa laja está rodeada -a su vez- por grandes rocas que posibilitan más de una inmersión. Arcos de piedra, corredores y pequeños túneles forman -junto a la fauna- el mayor de los atractivos.
En Punta Cormoranes, las restingas marinas a distintas profundidades son un regalo para la vista y la fotografía submarina, gracias a sus magníficas grietas y aleros, además de una intensa vida faunística. Algas gigantes, cholgas, sargos plateados y frecuentes cardúmenes de meros se arriman mansamente al visitante, como si éste no estuviera allí.
Por Carlos Manuel Couto
Para LA NACION

En los lagos del sur se ve mucho más allá

Desde hace algunos años, los lagos andinos se sumaron al deporte del buceo gracias a la creación de servicios de asistencia técnica para hacer inmersiones con la seguridad de un guía y el equipo adecuado para enfrentar aguas frías. La gran visibilidad de los espejos acuáticos, que en algunos casos puede superar los 30 metros, invita a bucear recorriendo extensos paredones y bosques sumergidos. Si a eso se suma el paisaje de la región, viajar a Bariloche, Villa La Angostura o San Martín de los Andes resultará una experiencia para repetir. Esta actividad lacustre no conoce -aún- de naufragios, y su fauna ictícola se limita a las variedades de truchas, salmones, percas y al llamado pejerrey patagónico. Entre los lagos posibles se encuentran el Nahuel Huapi, Isla de Las Gallinas, el Traful y el Lácar. La agrupación Subacuática Andino Patagónica es uno de los operadores que organizan diversas salidas en la región.
Más hacia el Sur, en Ushuaia, también se realizan inmersiones en la zona del canal de Beagle y las islas Bridges, aunque son recomendadas para buzos avanzados.

Otros rincones del país para inmersiones

La rica extensión geográfica de nuestro país y su diversidad en materia de recursos naturales permiten a los buzos deportivos la posibilidad de explorar otras alternativas pocos conocidas.
Uno de los sitios más frecuentados del interior se encuentra en la provincia de San Luis. Se trata del dique La Florida, que cuenta también con una interesante reserva faunística. A 47 kilómetros de la capital puntana, el espejo de agua tiene unos cuatro mil metros de ancho y una profundidad promedio de 12, con sectores que llegan hasta los 45 metros.
Allí la práctica se realiza en el pozo del paredón y en una antigua estructura de hormigón que emerge de las aguas del dique.
En la provincia de Córdoba, uno de los lugares más frecuentados es Cerro Pelado, en Río Tercero; en Mendoza, más precisamente en San Rafael, son aptos para buzos El Nihuil y el Valle Grande, en el Cañón del Atuel, y Los Reyunos, en el río Diamante.
Pocos conocen las posibilidades de buceo en los Esteros del Iberá, aunque es dificultoso si no se tiene contactos con guías locales, que brindan apoyo con embarcación.

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por Redacción OHLALÁ!

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