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Buenos Aires, ciudad spa

Los cinco estrellas porteños perfeccionan su oferta de salud y bienestar para agasajar a huéspedes y al segmento ejecutivo local




Hubo un tiempo en que bastaba con que un hotel tuviera pileta y sauna para ganar la ansiada estrellita y ubicarse un paso adelante de sus competidores. Hoy, eso solo no hace gran diferencia. Los grandes jugadores han invertido cientos de miles de dólares para distinguirse y buena parte de ese presupuesto lo han destinado a un ambiente en particular: el spa, ya no sólo dirigido al huésped, sino como un anzuelo también para el público local.
Dime cómo es tu spa y te diré qué tipo de hotel eres , se podría apuntar. Así, cada establecimiento ha diseñado una oferta innumerable de tratamientos faciales y corporales, desde masajes varios hasta salones de belleza, camas solares con luz pulsada, blanqueamientos dentales, máscaras faciales de caviar, aromaterapia, cápsulas de ozono, y las exclusivas y novedosas terapias vibracionales, de las que son fanáticos confesos Madonna y Marcelo Tinelli, que hacen que uno se ejercite sin esfuerzo. Sin embargo, pese a todos estos chiches que ya existen en el mercado, las fuentes consultadas del sector coinciden en que la cultura spa todavía está muy verde en América latina.
El core business de los hoteles son las habitaciones. Pero en los últimos años, para ganar competitividad, se empezaron a ofrecer servicios que funcionan como unidades de negocio en sí mismas, desde el restaurante hasta el spa. Incluso muchas de las cadenas globales cuentan con su propia línea de spa de colección , con estándares de calidad predefinidos para cada uno de sus hoteles. El Hyatt tiene a Hyatt Pure y el Marriott a Quan Spa, con mucha presencia en Oriente, dos submarcas muy difundidas en todo el mundo.
"En cierto nivel de hotelería, el spa marca la diferencia -asegura Paula Rey, consultora en el tema, que participó en el diseño y capacitación de los spa del Sheraton, el Hilton, Design Suites, y Posada del Quenti, en San Isidro, entre otros-. Los que acceden a estos cinco estrellas son personas muy viajadas, que quieren probar cosas nuevas para el cuidado corporal, más allá de la piscina, el sauna o la ducha escocesa."
En la Argentina, la mayoría de los grandes hoteles se jacta de tener su propio spa o health club (club de salud), como si no contar con uno fuese, a esta altura, una grave omisión en el servicio al pasajero. Estos circuitos de agua, que serpentean entre mármoles carísimos y cristalinos estanques de agua ozonificada encuentran su máxima expresión en el Park Hyatt Palacio Duhau; el Hotel Alvear, que inauguró su nuevo spa en marzo último; el Faena Universe, y el Four Seasons, por ejemplo. No se quedan atrás los Sheraton (especialmente el de Pilar), el Hilton y el Panamericano, con su lujoso Nivel 23 Club & Spa. Y en el caso del Hotel InterContinental, están destinando 200.000 dólares para remodelar el spa, que hoy funciona en el primer piso del complejo y que estará listo en octubre a más tardar, mientras que, en 2009, se construirá un circuito de agua. "Estamos renovándonos para alinearnos con las tendencias mundiales tanto en lo que concierne a instalaciones como a terapias orientales", dice Beatriz Hambeck, gerente del Vilas Health Club del Hotel InterContinental.
Hay que admitir que algunos invirtieron más que otros en este tema y levantaron auténticos palacetes de relax. Uno de los espacios más fastuosos es el que ideó el Hyatt con Ahín Wellness & Spa, donde no existe la idea de "gabinete de masajes", sino de suites privadas con camillas dobles, ducha propia y la música suave que uno prefiera; amantes del heavy metal, abstenerse. "En algunos Hyatt del mundo existen incluso habitaciones de spa para quedarse a dormir", cuenta Liana Vinacur, gerente de Marketing y Comunicaciones de la cadena en el país.

¿Quiénes lo usan?

Muchos de los coordinadores y gerentes de spa de grandes hoteles consultados coinciden en que el público argentino todavía no tiene demasiada "cultura spa". Esto significa que aquí no se conoce del todo la oferta de estos espacios de cuidado del cuerpo y, como nadie está tan acostumbrado a pasarse una tarde entera entre piletones ozonificados y olor a incienso de almendras, lo más común es hacerse un masaje de una horita y listo. En cambio, los extranjeros sí saben como es esto de mimarse con circuitos de agua e incluso muchos definen el destino al que viajan por la calidad del spa del hotel en el que se alojan.
"El 60% del público del Ahín Spa son huéspedes y el 40% restante, ejecutivos locales", precisa Vinacur, una proporción similar a la que se da en los spa del Hilton, el Sheraton Pilar y el Panamericano. En el caso del Alvear, la gerente de Relaciones Públicas y Prensa, Cecilia Nigro, explica: "La prioridad la tienen los huéspedes, que desde hace años conocen el concepto de spa y lo ponen a prueba en los distintos destinos que conocen. Aunque también apuntamos a un segmento local muy aficionado al training y los masajes, pero que por ahora no está tan familiarizado con tratamientos más complejos".
Los precios de estos spa parten de US$ 100 y pueden superar los US$ 1000 si se trata de jornadas prolongadas de cuidados corporales.
Según Paola Gareri, la Health Club Manager del Hilton, una de las modalidades que más ha crecido en los últimos años es la del gift certificate , esto es regalar un masaje en el hotel, ya sea entre familiares, amigos, parejas o en nivel corporativo.
"La mayoría de la gente que viene a nuestro spa llega a través de estos regalos individuales, aunque también tenemos 200 socios en la parte de gimnasia de nuestro Health Club, por el que diariamente pasan unas 150 personas", destaca Gareri.
La modalidad del gift certificate también funciona en el Faena Hotel, donde existe un producto llamado Spa day de amigas, para honrar la amistad a partir de sauna y masajes, aroma terapéuticos y de pies, que cuestan 600 pesos por cinco horas.
El Four Seasons ideó una oferta similar para los meses de invierno. Se llama Winter Scape y consiste en un día de spa con masajes, sauna y ducha escocesa, por un costo de 295 pesos.
Otra alternativa para el relax es salir de la ciudad y manejar 50 minutos hasta el Sheraton Pilar, donde los fines de semana el spa trabaja a tiempo completo con parejas y familias. "De lunes a viernes tenemos un público corporativo de gente alojada en el hotel, que viene a las convenciones, y a la tardecita toma un masaje y utiliza el sauna", diferencia Gabriela Benítez, coordinadora del Health & Spa del Sheraton Pilar. También en este caso el Sheraton Pilar tiene socios que viven en los countries de la zona y que cada vez más se animan a hacer tratamientos de estética, además de los masajes.

Cápsulas y plataformas

Según Paula Rey, en 2007 funcionaban en la Argentina cerca de 800 spa, incluidos los spa urbanos, de cadena, resorts, médicos y centros de estética, y para fines de este año serán unos 1400, principalmente en Capital Federal, costa atlántica, Patagonia, Rosario y Córdoba. "Ya no es una moda, sino una tendencia adoptada", opina Rey.
Existen tratamientos para todos los gustos y cada spa de los grandes hoteles se enorgullece de tener su "producto estrella". Por ejemplo, el Four Seasons, que armó su spa de 700 metros cuadrados a partir del concepto de la Pachamama, cuenta con el novedoso Power Plate, un aparato de terapia vibratoria que en 15 minutos reemplaza una hora de gimnasia: sólo hay que pararse en un plato que vibra y dejar que la tecnología haga el resto. Y también ofrece el llamado "masaje porteño", en el que se aplica vino tinto Malbec a la piel, al compás de música de tango, según contaron fuentes de Marketing del establecimiento de la calle Posadas.
El Alvear, por su parte, aplica una técnica denominada Kinesis, que según los entrenadores de ese hotel "es lo último en training". Además tiene una piscina tratada con ozono, pues el cloro es mala palabra.
En el Hyatt, el spa se ancla fuertemente en la medicina oriental y también hace honor a la cultura mapuche, con tratamientos que arrancan de 400 pesos la hora. En el Hilton se utilizan máscaras de caviar, seda y nácar. En el Faena son un éxito las terapias y armonizaciones con cristales de cuarzo, que cuestan cerca de 400 pesos la hora y media.
Pero esto no es todo. El último grito en la materia son las camas solares con luz pulsada y radiofrecuencia; los tratamientos con fangos que traen microesferas con aceites de almendras; el Smile White, terapia para blanquear los dientes sin tener que ir al dentista, y una cápsula llamada Ozonity, que no es una nueva versión del Matterhorn del Italpark, sino una especie de huevo gigante en el que uno se mete para perder peso, y tratar el reuma y la celulitis. Esta cápsula se encuentra en el flamante Spa Rouge, un magnífico espacio de 800 metros cuadrados en la planta alta de las Galerías Pacífico.
Cada nudo de la espalda, cada contractura, cada milímetro de celulitis y cada arruga tienen un tratamiento a medida. Y ahora no sólo los extranjeros que se alojan en los grandes hoteles pueden acceder a estos armoniosos sitios de relax y cuidado corporal. De a poco, el público local empieza a interiorizarse en esto de la "cultura spa", a precios que por ahora son un poco altos, pero, quién sabe, tal vez en unos años meterse un rato en un huevo gigante o pararse arriba de un plato vibrador sea cosa de todos los días.
Por José Totah
Para LA NACION

Datos útiles

  • Park Hyatt Palacio Duhau:

    http://buenosaires.park.hyatt.com
Hotel Panamericano:

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