
Caribe y Polinesia, como anillo al dedo
En una muestra que se realiza en Locarno se rinde homenaje a Marino Marini, uno de los más destacados escultores italianos del siglo
13 de agosto de 1999

Si alguna vez soñó con una ceremonia matrimonial en una pequeña playa del Caribe, descalzo sobre la arena blanca, bajo la luz de luna, si pensó en ser protagonista de un casamiento según el ritual polinésico en canoas y con collares de flores, o imaginó una unión en un lugar poco convencional, es tiempo de despertar y convertir las ilusiones en realidad.
Cumplir el sueño de la boda exótica no es una idea descabellada. Sólo se necesitan unos cuantos pesos y un novio que acepte pronunciar el esperado sí, quiero .
En la mayoría de los casos no son uniones oficiales reconocidas por nuestras leyes. Simplemente se trata de vivir una experiencia diferente con el ser amado.
Puede ser una buena opción para matrimonios que festejan aniversarios de bodas y quieran vivir una segunda luna de miel, para aquellos que por razones legales no pueden casarse en nuestro país o para una confirmación de amor de una manera muy romántica.
Los destinos con playa son los que más propuestas brindan, aunque también se puede contraer enlace en lujosos cruceros o en algún hotel de Las Vegas.
Aunque en la Argentina todavía no están muy difundidos y son pocas las parejas que los realizaron, los operadores locales ofrecen paquetes previamente organizados para nupcias, con todos los detalles cuidadosamente pensados.
Al fin y al cabo, formalizar una relación o reafirmarla siempre será una experiencia inolvidable.
Rituales del Pacífico
Los casamientos en las islas de la Polinesia se realizan siguiendo las costumbres de los nativos. El vestido blanco y el smoking no cuentan. El momento establecido para las ceremonias es el atardecer, en una playa decorada con flores, palmeras y rodeada del fuego de antorchas.
Antes de que el sol se oculte, la pareja se separa para ser vestida con pareos blancos y coronas de flores. Tampoco aquí el novio puede ver a la novia vestida antes de llegar al altar. Música y un grupo de bailarinas acompañan a la novia al lugar de la ceremonia, mientras esperan la llegada, en una canoa desde el mar, del novio.
Todo esta listo para comenzar. El cura le da un ramo de tiare (la flor tradicional de Tahití) a cada uno, para que la pareja los intercambie como promesa de fidelidad y lealtad. Son bautizados con nombres tahitianos y luego se los cubre con una manta nupcial. Para finalizar se ofrece un show de baile y canto en homenaje a la flamante pareja.
Cruceros nocturnos
Pero la fiesta continúa. Los novios se embarcan en una canoa para un minicrucero nocturno, mientras brindan con un trago a base de jugo de coco. Después de media hora se los deja en la habitación de la noche de bodas, previamente adornada con flores. Una botella de champagne y una torta esperan por ellos en uno de los exclusivos bungalows sobre el mar.
El casamiento, ofrecido en los programas de Juliá Tours y celebrado en los resorts de la cadena Parkroyal en las islas de Moorea o Bora Bora, cuesta alrededor de 1500 dólares.
Hay propuestas más económicas (casi la mitad) con menos lujos en el Sofitel Marara de Bora Bora. Además, hay que incluir el aéreo y el alojamiento en los resorts que, por nueve días de estada, asciende a 2000 dólares por persona.
Escenarios caribeños
Una tranquila y solitaria playa de arenas blancas frente al Caribe, la brisa del mar soplando tenue en una noche estrellada y una buena música de fondo puede ser el escenario elegido para dar el sí frente a un improvisado altar. Después espera el brindis y una cena a la luz de la vela.
Las costas del Caribe son otra opción tentadora. Aquí, en general se usan los tradicionales vestidos de novia y la ceremonia es más convencional, aunque la esencia caribeña, con música y mucho ritmo, estará presente.
El operador Donde comercializa los establecimientos Superclubs en Jamaica, Cuba y Bahamas, que responden a la modalidad del todo incluido.
Con una estada mínima de dos días en cualquiera de los ocho resorts de la cadena, la boda es gratis.
El casamiento incluye la licencia de matrimonio, el ministro, bouquets, champagne, torta y música. Por si los novios están solos, los padrinos y los testigos -otros pasajeros o los empleados del hotel- también están contemplados.
El aéreo y una semana de estada en Jamaica cuestan entre 2300 y 3100 dólares, dependiendo del mes y de la categoría del hotel.
Si se prefiere que el matrimonio se realice en Cuba habrá que pensar en desembolsar entre 1600 y 1900 dólares. Los sueños y la realidad muchas veces se confunden. Estas ceremonias románticas están en el límite entre los dos estados. Son tan especiales que, con toda seguridad, nadie dudará ante la inevitable pregunta: ¿Acepta?
Matrimonios con todas las de la ley
Las leyes de nuestro país no reconocen estos casamientos como legales, aunque en ellos se entreguen certificados oficiales y licencias matrimoniales.
Para las ceremonias en el Caribe se necesitan cumplir determinados requisitos: la documentación de los novios debe ser traducida al inglés y ser avalada por un traductor oficial.
Hay que enviarla con 30 días de anticipación y la pareja debe estar en el destino elegido 48 horas antes de la boda.
Se recibe una copia autenticada de la licencia de matrimonio.
Los casamientos a bordo de un crucero no son oficiales y los realizados en la Polinesia tampoco. Aquí se requiere ser residente o nativo para una certificación legal.
La gran mayoría de las ceremonias, a excepción de las cubanas, se realizan en inglés. En la Polinesia también pueden ser en francés.
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