-¿Cuál es el viaje más largo que hayas realizado en tu vida?
-En 2010 viajé en gira con El desarrollo de la civilización venidera, de Daniel Veronesse (versión de Casa de muñecas, de Ibsen). Duró dos meses, con funciones en Barcelona, París, Lyon, Toulouse, Amsterdam, Bruselas, Viena y Madrid, además de otras varias ciudades de España y Francia.
-¿Qué es lo que más te atrae de la situación de estar de viaje?
-El placer de trasladarme haciendo lo que más me gusta en la vida, teatro, en contacto con la arquitectura de cada nueva ciudad que conozco.
-¿Tenés alguna estrategia para armar las valijas?
-Pantalones abajo, luego remeras, camisas, suéteres y a los costados, medias y ropa interior, coronando todo con el abrigo más grande (campera) para tenerlo más a mano. ¡Fundamental!
-Si pudieras visitar a algún actor de todos los tiempos: ¿a quién irías a ver y en dónde? ¿Qué le dirías?
-Visitaría a Gérard Depardieu en París o Bruselas, o donde quiera que esté. Le daría un abrazo por su Cyrano de Bergerac, una caricia en la joroba inolvidable de su Jean de Florete y lo invitaría con una copa de vino.
-¿Un viaje soñado que te gustaría concretar alguna vez?
-Grecia. Por su historia, por su cultura.
-¿Qué condiciones debe reunir un buen compañero de viaje?
-Estar dispuesto a caminar y a perderse por las callecitas más antiguas.
-¿Subiste alguna vez algún cerro o montaña? ¿Cómo fue la experiencia?
-En Jujuy, de niño, subí un cerro pegadito a Ciudad de Nieva con dos primos, pero no llegué porque se nos hacía tarde para la vuelta y estábamos cansados. Inolvidable.
-¿Qué es lo que más extrañás de Buenos Aires cuando estás afuera?
-A mi hijo, Julián.
-¿Qué es lo primero que te gusta visitar de un lugar apenas salís a recorrerlo?
-Las catedrales.
-¿Un día de vacaciones perfecto?
-Primero, un buen desayuno, en París. Después saldría a recorrer la ciudad con una mochila y agua mineral; pasaría por la catedral de Notre Dame, visitaría la librería Shakespeare ahí nomás y caminaría por la ribera del Sena. Al mediodía: una soupe à l'oignon. Luego tomaría el metro dirección a Montmartre, visitaría el Sacre Coeur y vería un rato la ciudad desde arriba. Ya a la tarde noche bajaría de nuevo al metro rumbo al Centro Pompidou y tomaría un buen vino en el bar de la terraza, para volver agotado y feliz a descansar.
-¿Alguna rara coincidencia en el camino?
-En una gira de teatro tuve la posibilidad de visitar el Museo Van Gogh, en Amsterdam, y admirar la belleza de su obra. Cinco días más tarde me encontraba en Arlés (Francia) y en un momento empiezo a ver paisajes conocidos, bares, plazas, y de pronto me doy cuenta de que estoy parado en el mismo lugar en el que Van Gogh plantó su atril para inmortalizar esos paisajes con sus trazos furiosos. ¡Piel de gallina!
Minibio
Por estos días, Carlos Portaluppi presenta Emilia, de Claudio Tolcachir. Los viernes, a las 20.30; sábado, a las 20.30 y 22.45, y domingo, a las 19. En Timbre 4, México 3554