CasaCalma

A metros de hoteles clásicos porteños y también de cabarets, el frente del edificio pasa desapercido en la calle Suipacha. Su acceso angosto (el lote es de 5,6 m de ancho), sin grandes carteles, sólo llama la atención por una recepción bien iluminada que se descubre detrás de los ventanales, en un ambiente donde prevalece el blanco y el verde. Al ingresar, uno entiende por qué se llama CasaCalma: se pasa sin escalas del ruido del centro a una tranquilidad contundente.

Es una propuesta de alta gama que apuesta por un servicio de calidad y al mismo tiempo desacartonado. Los recepcionistas son jóvenes que bien podrían estar en un hostel si no fuera por la ropa uniformada, también blanca y verde-manzana. Para el check-in ofrecen tomar asiento en el living y completar los datos. Explican con entusiasmo las opciones para conocer la ciudad, aunque muchos clientes (brasileños, la mayoría) sólo quieran llegar a las Galerías Pacífico. Para pasear se pueden usar las dos bicicletas de caña de bambú estacionadas en el hall. Hicimos el intento, pero ya estaban reservadas.

Amplia, confortable y muy luminosa, la habitación (categoría superior king) tiene buena disposición del cuarto y el baño. Además de la cama king size, DVD (hay películas en la recepción) y televisión LCD, ofrece detalles como el iPod-port, una pequeña cafetera Nespresso y secador de toallas. Las ventanas, enormes, tienen black-out y doble vidrio. Hay hidromasajes doble, una opción para aprovechar, ya que el hotel no cuenta con spa ni piscina. El agua Evian cuesta $ 35 (podría haber aguas de gentileza por el precio de la estada) y una lata de gaseosa del minibar, 17.

Frente a cada ventana hay plantas que parecen flotar, dándole un marco verde muy atractivo a las habitaciones. El hotel abrió en 2008 y se presenta como eco-friendly. "Las maderas y papeles utilizadas fueron compradas con certificación FSC y todas las maderas son de pino Carolina que asegura la sustentabilidad de bosques productivos", informan.

El punto flojo en el hotel es el desayuno. Si bien es variado (dos tipos de quesos, uno de jamón, medialunas, jugo de naranja, café de filtro, yogures, huevos en distintas formas...) se sirve en un salón demasiado pequeño. Son sólo seis mesas, pero en poco espacio para comer y servirse. La opción: pedir el desayuno en la suite, que está incluida en todas las tarifas.

Desde 775 pesos más IVA la habitación doble por noche. El check-in es desde las 15 y el check-out hasta las 11. Las habitaciones permiten una cama extra y la cuna es sin cargo (menores de 2 años). En Suipacha 1015; teléfono, 5199-2800.