Catamarca, entre roscas, turrones y aceitunas

En cualquiera de las sencillas fábricas, el visitante será siempre bien recibido y hasta compartirá un infaltable amargo con la degustación de las deliciosas roscas rellenas. "Mucha paciencia y un buen fuego de leña de árbol", simplificará cualquiera de las pasteleras al pedirles la receta de la preciada fórmula. La sutil combinación de arrope de uva, clara de huevo y azúcar es sólo una de las ofertas artesanales que ofrece Santa María, al norte de Catamarca, como un anticipo de la gran variedad de productos que brinda toda la provincia.

La encantadora población, en pleno Valle Calchaquí, tiene mucho para sorprender al gourmet aficionado o simplemente al viajero curioso. En el barrio La Loma están sus famosos telares y, con sólo golpear las manos en la puerta de cualquier casa, serán invitados a pasar y sumergirse en una escenografía que el paso de los años no ha logrado modificar.

Cerca de allí comienza la zona de viñedos, que se pierden en la lejanía sobre los faldeos de los cerros. En la bodega Prelatura de Cafayate, de los padres agustinos, el padre Gerardo seguramente oficiará de guía y mostrará la serie de varietales que ya ofrece al mercado y los famosos licores y vinos de misa.

El molino de los Albarracín hace harina cocida --el antiguo gofio, tan relacionado con la tradición futbolera de hace años--, y también pimentón. No muy lejos están los Rahnenberg, productores de reconocidos quesos de cabra.

Pero para disfrutar de estas delicias artesanales como complemento de un viaje y llevarse a casa una buena provisión, no hace falta ir tan lejos. La capital tiene una importante producción de dulces y quesos, presente en varios locales cercanos a la plaza 25 de Mayo. Estos, con estanterías colmadas de una gran selección de dulces, aceitunas de todo tipo, pasas, aguardientes, y las deliciosas nueces confitadas, son una tentación al paso. En un corto recorrido por la RP 1, en el km 18, se puede visitar La Aurora del Sur, impecable y moderna fábrica, que produce quesos de cabra tipo feta y chevrotín; y a sólo dos kilómetros, la finca

El Desmonte, en la que es posible probar interesantes quesos duros, como el cheddar y el sbrinz.

Los viajeros que visiten la provincia en auto podrán internarse en el fascinante mundo del olivo y la vid, ingrediente fundamental del bello paisaje de Catamarca. Recorrer los valles Grande y de Pomán, Andalgalá y Belén, donde se produce el preciado aceite de oliva, o llegarse hasta Tinogasta y Fiambalá, y conocer las bodegas de vinos de altura que ya recorren el mundo, en un marco de históricos testimonios de adobe.

Para llegar en auto, desde San Fernando del Valle de Catamarca, hay que tomar la RN 38, con dirección a Tafí del Valle, hasta empalmar con la RN 40. El Centro Cultural Yokavil alberga el Museo Eric Borman, con una interesante muestra de artesanías.

Para llegar a Tinogasta y Fiambalá desde S. F. del V.de Catamarca hay que tomar la RN 38, para luego tomar la R 60. Desde Tinogasta, y en el recorrido de 50 km hasta Fiambalá, se encuentra la Ruta del Adobe, con numerosos atractivos.

Marta Salinas