

1. Salinas del Gualicho. Bajo la Vía Láctea.

Al norte de Las Grutas, un paisaje único
El Gualicho es una de las mayores depresiones de Sudamérica. Este gran salar se encuentra a 72 metros bajo el nivel del mar, al norte de Las Grutas, no muy lejos de la costa rionegrina. Es un paisaje único: una gran planicie uniformemente blanca, marcada por las estrías que forma la costra de sal. Tan grande como la ciudad de Buenos Aires, se la considera la mayor salina del país. Por donde se mire, el horizonte está enteramente limitado por el borde de la depresión, que da la ilusión de una meseta circular que domina el salar. Las excursiones para visitar El Gualicho salen a las seis de la tarde en verano y llegan con tiempo para un brindis mientras se pone el sol. Cuando el cielo ya está totalmente oscuro se sirve una cena bajo las estrellas mientras los guías instalan un telescopio. Durante un par de horas más, la experiencia se convierte en una charla sobre astros y leyendas, con observaciones de la Vía Láctea que se dibuja de una manera increíble, ya que no hay contaminación lumínica cercana ni nubes gracias a la aridez de la región.
2. San Juan. Una noche especial.

En el Parque Nacional El Leoncito
La provincia cuyana es uno de los lugares de cielo más impoluto del país. Con excepción de esporádicas (y a veces violentas) tormentas de verano, el firmamento luce diáfano e ideal para observarlo. En el sur de la provincia, en el Parque Nacional El Leoncito, hay dos observatorios: el Casleo y la Estación Carlos Cesco. El primero es el más grande construido en el país y su nombre viene de la sigla de Complejo Astronómico El Leoncito. Funciona bajo un acuerdo entre varias universidades y el gobierno nacional, y tiene varios descubrimientos en su haber. La segunda tiene el Observatorio Félix Aguilar, quien fuera -como Cesco- un destacado astrónomo. Ambos observatorios se visitan para conocer su funcionamiento y es posible también anotarse para participar de los pernoctes con observaciones nocturnas. Fuera de los límites del parque, la Pampa del Leoncito es uno de los mayores atractivos sanjuaninos, una llanura totalmente plana ideal para practicar carrovelismo.
3. Catamarca. Aconquija y el cielo.

El Observatorio Janaxpacha Wasi
Los cielos del norte argentino tienen otro hito en la pequeña localidad catamarqueña de Aconquija, también conocida como Las Estancias. Allí se construyó en 2011 el observatorio Janaxpacha Wasi, a casi 2000 metros sobre la Sierra de Narváez. Esta "casa del cielo" -tal el significado de su nombre en quechua- permite observar proyecciones del cielo en pantalla gigante; además en la planta alta hay cuatro telescopios para ver ese mismo cielo pero "de primera mano". Los guías locales brindan una charla para ubicarse en las constelaciones y luego invitan a poner el ojo para descubrir las siluetas de planetas como Saturno o Júpiter. En temporada alta hay visitas todos los días a partir de las seis y media de la tarde; el plus es el hermoso camino para llegar hasta el observatorio en medio de las montañas catamarqueñas.
4. Provincia de Buenos Aires. Safaris nocturnos.
Las salidas fotográficas tienen muchos adeptos desde hace muchos años. Algunas se especializan en cumplir con la demanda de fotógrafos, profesionales y aficionados, que suelen organizarse vía redes sociales o bajo la convocatoria de un experto para salir a lugares de poca contaminación lumínica en busca de registrar astros y estrellas. Algunos destinos elegidos con frecuencia por el dramatismo de sus paisajes, o por la claridad de sus cielos, van desde el fantasmal castillo de Egaña (cerca de Rauch) a las ruinas de Epecuén (en Carhué) o las costas de Punta Indio, sobre el Río de la Plata (muy cerca pero lo suficientemente lejos del polo urbano GBA-La Plata). En general ya desde una primera salida se puede volver con un "barrido" de estrellas o imágenes increíbles de la Vía Láctea.
5. El Delta. Cata y catalejo.

Más de cinco estrellas, en el Delta
Entre las propuestas temáticas que permiten disfrutar el Delta del Paraná de manera diferente, la más nueva invita a maridar vinos y estrellas. Se sale del puerto de lanchas colectivas un rato antes del anochecer hacia un recreo sobre una isla cercana (que varía en cada fecha) y mientras el cielo se va oscureciendo, la sommelier Silvia Barton invita con copas de distintos vinos seleccionados para acompañar una charla que se remonta hacia los orígenes de la viticultura en el Antiguo Egipto. Al mismo tiempo, el especialista en turismo astronómico Claudio Martínez ajusta su telescopio apuntando hacia la luna e invita a mirar sus cráteres. También él da una charla durante la velada, que se completa con más observaciones del cielo mientras la noche avanza. La actividad dura hasta la medianoche. Incluye los traslados en lancha y la cata de vinos. Las próximas fechas se prevén para las noches del 7 de diciembre, 12 de enero y 9 de febrero.
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
