
La gastronomía de las islas Bahamas forma parte del encanto de este paraíso, junto con los mares de un azul imposible y las mujeres que, con su cadencia de caderas morenas -el 85% de la población es de ese color-, se acercan como danzando a ofrecer tragos clásicos del lugar, como el Bahama Mama, a base del ron de las islas, o la cerveza Kalik.
El territorio comprende una cadena de islas, arrecifes, islotes y hasta rocas que se extienden desde la costa de Florida, en los Estados Unidos, hasta la República Dominicana. De sus 750 islas, sólo 30 están habitadas y las más importantes son Nueva Providencia -donde se encuentra la capital, Nassau-, Gran Bahama, Eleutera, Abaco y Andros, Long Island, Exuma y Bimini.
Cómo no disfrutar de las incomparables langostas y de los frutos de mar que se ofrecen a los turistas que se acercan a las famosas playas de arenas rosadas de Harbour Island. Allí es posible comer unos ricos mariscos y también la famosa seafood salad.
Durante 300 años los habitantes locales comieron todo lo que el mar pudo y podrá dar. Y continuarán haciéndolo siempre que no sigamos depredándolo. Como el bon fish, que se pesca sobre todo en Spanish Wels, ideal a la hora de probar un pescado fresco.
Pollo para el desayuno
Pero si el viajero no se contenta con probar algún plato típico y quiere sumergirse de lleno en la gastronomía local, tendrá que empezar el día con una suerte de guiso llamado chicken souse, con zanahoria, pollo, morrón y cebolla. También con el corned beef, reflejo de la época del dominio del Reino Unido, y las sardinas o el atún, tan naturales para los bahameños como las tostadas para los argentinos. Igual que el estofado de pescado, que lleva aceite, harina, cebolla, tomate, sal y pimienta.
El más famoso de los moluscos de Bahamas se come en ensalada, pero también en sopa y de otras formas: lo llaman conch, y se sirve tanto a la mañana como a la noche.
Pero un desayuno, que parece más un banquete, en las Bahamas no puede llamarse tal sin la famosísima torta de Johnny, una mezcla entre el pan blanco de los ingleses y el pan de maíz del sur de los Estados Unidos. Hoy algunas recetas son dulces, y prácticamente todos los restaurantes la ofrecen como reemplazo de las tostadas.
Las comidas poseen una sazón intensa, la sabrosura del Caribe: chiles rojos, amarillos y verdes son usados tanto frescos como secos para perfumar los platos. Laurel, tomillo, curry de jengibre, coriandro, cardamomo, pimienta negra y comino, así como cúrcuma -entre otros curries o mezclas de especias, aunque éste es el clásico-, son perfectos para aportar sabor y color a pescados, arroz, porotos o vegetales.
De postre, no se pierda otra torta, en este caso de chocolate y ron, que tiene versiones en lata para poder llevarla. Y los helados de frutas tropicales, como el mango, el ananá, el coco y la papaya. Las guavas y las guanábanas son otras dos frutas muy populares en la región.
Y después de comer, a disfrutar del mar, y de las increíbles playas de arenas rosadas, que para eso estamos en el Caribe.
Silvina Beccar Varela
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