

Cada vez son más los que se atreven a viajar por regiones desconocidas y de acceso restringido. Los desiertos, paradigmas de dificultad, figuran entre los destinos de aventura más elegidos. Claro que con tantos adelantos técnicos, un viaje por el más duro de los desiertos es difícil, pero no imposible, si uno usa el equipo adecuado.
Uno de los más atractivos es el Sahara. Protagonista de las más extremas aventuras y muchas veces símbolo de lo irrealizable, el Sahara es una de las mayores extensiones áridas del planeta. Con millones de kilómetros cuadrados, no es sólo una extensión interminable de arena, presenta distintos paisajes: hay macizos volcánicos, zonas rocosas, cordones de dunas y grandes llanuras de arena.
Para los que gozan con los desafíos, una de las formas más recomendables para conocer el desierto es en vehículos 4x4, con todo lo necesario para vivir por semanas. Los que se animen al desafío deberán estar preparados para el esfuerzo físico, ya que estas travesías demandan kilómetros de caminata por día, brazos fuertes para cavar seguido y estar listos para empujar.
Por su fácil acceso y la simplicidad para obtener visas y permisos, dos son las puertas del Sahara: Marruecos y Túnez, que además son ideales para principiantes. El primero tiene zonas áridas y pedregosas e imponentes oasis, pero carece de grandes superficies de arena. Una excepción son las dunas de Erg Chebbi, altísimas, pero de escasa superficie. Túnez, en cambio, ofrece en el Sur mares de arena, lagos de sal, dunas chicas y el gran cordón del Erg Oriental.
Dormir en el auto
Un buen vehículo doble tracción -Toyotas Landcruisers y Land Rovers son los preferidos-, grandes depósitos de agua y combustible, y ciertas comodidades para vivir son indispensables en un viaje por estas latitudes.
Lo ideal es tener la facilidad de dormir en el auto, ya que pocos querrán experimentar una tormenta de arena... mucho menos en una carpa.
Ciertos conocimientos de mecánica, herramientas y repuestos nunca estarán de más. También hay reglas de sentido común que es conveniente seguir. Por ejemplo, nunca ir solo por zonas complicadas. Siempre, dos vehículos es mejor que uno, y tres mejor que dos.
Entre el material indispensable para llevar hay que contar mapas y guías de viaje, que en el caso del Sahara están hechas para los overlanders, es decir para los que viajan con su propio auto. Lamentablemente, casi no existe material en español. Hay muy buenas guías en alemán y en inglés . Entre ellas, es recomendable Sahara Overland , de Chris Scott.
Cada vez es más imprescindible el GPS, un aparatito del tamaño de un teléfono celular que -orientándose por satélite- indica exactamente la posición -en coordenadas- de uno en el mundo. Además, si se le ingresan otras coordenadas indica la dirección por seguir, la cantidad de kilómetros hasta ese punto y el tiempo estimado de llegada. En la actualidad sus precios bajaron notablemente; es posible encontrarlos por poco más de 100 pesos.
Muchos viajeros llevan radios VHF en sus autos, sobre todo para comunicarse entre sí -ya que la mayoría anda en grupos de 2 o 3 vehículos.
Con las gomas bajas
Para circular por la arena, el mejor método es desinflar las gomas, incluso hasta 0,7 kilobar. Esto no las perjudica mayormente, salvo que se abandone la arena. Por eso es recomendable llevar un compresor eléctrico a 12 voltios para inflarlas nuevamente.
Aun así, es normal atascarse varias veces al día, por lo que el elemento más utilizado es la pala. Si la situación es compleja se recurre a las planchas, unas placas metálicas que se colocan debajo de las gomas para garantizar la tracción. Las mejores son de una aleación de acero y aluminio que las hace livianas y a la vez lo suficientemente fuertes como para no doblarse.
Otro método es utilizar un cricket de al menos 1,20 metro de alto para levantar íntegramente el tren delantero o el trasero, y rellenar los pozos dejados por las ruedas para poder salir, o incluso colocar las planchas.
Los malacates no han probado ser muy útiles en el desierto, ya que en caso de necesitarlos es difícil encontrar un punto donde afirmarlos.
Consejos para no quedar atrapados
La práctica hace a la experiencia, pero aquí van algunas claves
Existen diversos tipos de superficies y distintos tipos de arena. Desde luego, las arenas más blandas son más difíciles de transitar.
Un referente simple suelen ser las marcas de los zapatos. Si la huella es clara, la superficie es dura y no presentará inconvenientes. Si la huella se diluye enseguida, la zona es más bien evitable.
Jacques, un francés radicado cerca de Niza, cuenta que lo más importante es la experiencia en ciertas técnicas de manejo. "En nuestro primer viaje por las dunas frenábamos en áreas planas y desde luego quedábamos totalmente enterrados."
Y si bien la tendencia general es acelerar para obtener el máximo de potencia del auto, saber cuándo hay que bajar las revoluciones porque las gomas empiezan a enterrarse es cuestión de feeling .
Pero a no desesperar, nada es imposible. Después de un par de días paleando arena, todo se aprende...
En cualquier caso siempre es conveniente seguir ciertos consejos:
- Si no se sabe por dónde sigue el camino y no se ve claramente una salida -como en las dunas chicas-, recorrer la zona a pie y marcar una huella con la pala del recorrido por seguir.
- Utilizar en general la segunda velocidad, en alta o en baja, según la potencia del motor.
- En el caso de tener elección, conducir hacia los puntos más elevados, ya que descender es más fácil que ascender.
- Siempre parar en una superficie inclinada, ya que el declive hará la tarea de ganar velocidad mucho más fácil al motor.
- Al bajar dunas, siempre hacerlo en forma perpendicular a la pendiente, directamente hacia abajo. Una orientación paralela implica riesgo de volcar.
- Nunca frenar al descender dunas, sino mantener una velocidad constante o incluso acelerar. Una frenada también puede implicar un vuelco.
María Victoria Repetto
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