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 • HISTORICO

Como un lugareño más, entre cabras, maíz y telares

Alojarse en casas de familias que viven en la Quebrada, las yungas o la Puna, nueva propuesta de la Red de Turismo Rural de Base Comunitaria de Jujuy. Se combinan las actividades cotidianas con cabalgatas y paseos




SAN SALVADOR DE JUJUY.- Clara Lamas pastaba sus cien cabras cerca de la ruta 9, en la Quebrada de Humahuaca, cuando se encontró con un grupo de turistas porteños que aguardaba un micro para ir a Tilcara. Hacía frío y tenían por delante una larga espera. La pastora colla sintió pena y los invitó a tomar una taza de mate cocido en su casa.
Los tres fotógrafos, la actriz y la guionista de televisión fueron gustosos. Se sentaron en las piedras que conforman la mesa de su cocina y probaron el pan casero. Clarita, como le dicen desde entonces, les ofreció pasar la noche en el cuero que era su cama, y los cinco durmieron ahí, como nunca.
Antes de partir, la alentaron a recibir gente como ellos en su casa de adobe, donde nunca se apaga el fuego.
Así empezó el turismo rural comunitario en Jujuy, que hoy ya suma ocho casas de familia abiertas al visitante. No son estancias ni mucho menos. Casas comunes de la Puna, la Quebrada o las yungas, donde los turistas se suman a un estilo de vida diferente: ordeñan cabras, desentierran papas, y aprenden a hacer queso, tejer en telar y distinguir plantas aromáticas y medicinales. Los anfitriones guían en caminatas por lugares que sólo ellos conocen, recorren huellas a caballo o llevan a visitar a comunidades aborígenes. Como un viaje en el tiempo, o en profundidad, a la vida más simple.
La Red de Turismo Rural de Base Comunitaria de la Provincia de Jujuy fue creada a mediados del año último por la Secretaría de Turismo de Jujuy con la finalidad de apoyar y posicionar estos emprendimientos, con capacitación en turismo, créditos y apoyo de varias ONG. "Es una alternativa didáctica, participativa y familiar, para sumarse al estilo de vida de la comunidad. Y a la gente del lugar le permite mejorar su calidad de vida", indica Sandra Olmos, coordinadora de esta área.
Desde aquel encuentro de 2002, Clarita consiguió el visto bueno de su comunidad y algunos créditos de la Secretaría de Turismo y ahora tiene camas, heladera y un baño. "Mi hija mayor empezó la secundaria, gracias a esto de compartir la vida con otras familias para enriquecernos mutuamente e ir queriéndonos de a poco", dice Clarita y deja ver cómo ella entiende el turismo.
A los visitantes de Hornaditas, como se llama el paraje a 17 kilómetros de Humahuaca, yendo hacia La Quiaca, les enseña a pelar maíz para hacer guiso de mote en su olla de barro, cocinar con quinoa, hacer paneras con chala, a tejer, les revela los secretos de las plantas saludables y los lleva a ver petroglifos. Por la casa de Clarita, Héctor y sus hijos, Marina, Franco, Gabriela y Carolina, pasaron 1800 personas, muchos extranjeros, algunos chef y estudiosos, y los cinco porteños de la primera vez ya son como sus hijos. El año último la invitaron a celebrar en Buenos Aires la fiesta de la Pachamama, a la que asistieron 800 personas. Y Clarita durmió en la casa de sus huéspedes, que se peleaban por alojarla. "Recordamos mucho tu sabiduría y la dulzura con que nos trataste", se lee en una foto que le enviaron otros de sus huéspedes.

Gauchos de las yungas

Del otro lado del cordón serrano, y con un paisaje de colores muy diferentes se extienden las yungas, o selva de altura, donde varios paisanos tienen ensillados los caballos. Dentro de la Red de Turismo Comunitario se conforma la Asociación de Productores La Huella Gaucha, creada en 2004 por productores rurales que agregaron a sus tareas de campo las del turismo, y ofrecen como atractivos dormir escuchando el silencio de la yunga, respirar el aire cargado de aromas, pastar las cabras y andar a caballo por los caminos del Ejército del Norte, además de narrar historias de los gauchos jujeños en torno del fogón. A estos lugares conviene ir de abril a noviembre, cuando los caminos sinuosos de montaña se encuentran en mejor estado, menos embarrados. Y siempre hay que acordar antes con los anfitriones por teléfono o mail.
Se recomienda llevar pantalla solar, anteojos para el sol, calzado cómodo, equipo para lluvia, mochila pequeña para las excursiones, ropa liviana y fresca para el día, y abrigo para la noche. En la finca Tata Balta, miembro de la Huella Gaucha, no se puede pescar ni cazar.
Santos Suruguay y Florinda Méndez sienten hondo respeto por la naturaleza, que se enmarca en la finca Quirusillal, de 1300 hectáreas, que hace cinco generaciones pertenece a su familia, donde viven zorros, osos, gatos, pumas, jaguares y águilas, además de los animales de su granja. "Una vez una turista española quiso dormir al aire libre. A las 5 de la mañana la despertó el canto del gallo. Me preocupé mucho. Pero ella en vez de quejarse me felicitó, porque así le contaba su abuelo que eran todas sus mañanas", recuerda Santos, sentado a la mesa que el mismo construyó, donde se exponen debajo de un vidrio los restos fósiles y vestigios de antiguos pobladores que encontró en el monte y el arroyo que pasa por la puerta de su casa.
Santos aspira a formar un pequeño museo doméstico, mientras sus visitantes tratan de hacer sus propios hallazgos. También pueden aprender el uso de 72 plantas medicinales identificadas por Santos, seguir la huella de los animales de hábitos nocturnos, como el tapir o el puma, bañarse en el río o ir de a caballo a visitar a la comunidad aborigen de Ocloya.
"Se hacen cabalgatas por los caminos históricos de entre 1810 y 1825, y observación de 122 especies de aves. Tenemos una huerta ecológica, apicultura, tambo caprino y realizamos artesanías de cuero", enumera Santos. Ahí se puede acampar, o bien ocupar la pequeña cabaña para seis personas hecha para huéspedes.

Subiendo la montaña

Cerca de Tata Balta está el establecimiento Barro Blanco, a 16 km de San Salvador de Jujuy, subiendo 35 minutos por un camino de montaña, a 1466 metros del altura. A los atractivos de la vida rural se suman asadores, mesas y bancos, para disfrutar del aire libre, y una pequeña cancha de fútbol.
Ecoturs tiene nombre más turístico y atractivos para deportistas. Queda a unos 55 minutos de la capital provincial, y se llega a través de un camino vecinal que corta a la ruta provincial Nº 35. Ahí, se suman a las cabalgatas y caminatas una tirolesa de 40 metros de largo por más de 30 metros de alto.
También se puede hacer rappel en paredes de diferente dificultad. El pequeño hostal Ocloyas se encuentra en el pueblo de Ocloyas, centro poblado más importante de la región, con 100 habitantes, a 47 km de la ciudad, en el final de la ruta provincial Nº 35.
La atracción del lugar es un antiguo molino, al que se llega tras tres horas de caminata, del que los lugareños revelan historias. Para el relax están los piletones de aguas naturales del río Ocloya. Los platos que prepara Yolanda Suruguay son otro motivo para llegar hasta allá. Diez kilómetros más arriba está Cañada San Basilio, establecimiento al que en verano sólo se llega a caballo, donde está la cascada San Basilio, de aproximadamente 90 metros de altura. Suculentos asados y guisos tradicionales suelen ser los platos del día. El mate se acompaña con tortilla y queso de cabra. En estos parajes, la simplicidad es la principal característica. Y los menos aventureros pueden ir a pasar el día. La naturaleza, la gente y su sabiduría compensan las cero estrellas de los alojamientos. De noche se ven por miles en el cielo. Y parecen estar más cerca.

María Paula Zacharías

Datos útiles

Cómo llegar

Aerolíneas tiene un vuelo diario a San Salvador, por $ 840. Se puede ir en ómnibus (23 horas de viaje, aproximadamente), por las líneas Balut, Flecha Bus, Almirante Brown, El Rápido Internacional, Mercobus, TAC y La Veloz del Norte, desde $ 163.

LA red comunitaria

  • Hornaditas , de la familia Lamasç.

    Alojamiento: $ 12 la simple, $ 18 la doble. Gastronomía: $ 7 el almuerzo, $ 4 la cena, y $ 2,50 desayuno y merienda. Recreación: caminatas de dos horas, $ 8. La excursión para ver petroglifos dura entre 3 y 4 horas, y vale $ 12. Contacto: clara_hornaditas_04@hotmail.com , o 0388-15630537.
  • Establecimientos de la Huella Gaucha.

    Alojamiento por noche: cama single US$ 10; Cama doble US$ 16; cabaña o casa completa para seis personas de US$ 50 a US$ 80, según el lugar. Para acampar, el precio es de US$ 2 por persona. Gastronomía: desayuno o merienda US$ 2,50; almuerzo o cena US$ 10. Las bebidas varían entre US$ 1 y US$ 7, según el caso (agua mineral, gaseosas o vinos regionales) Recreación: el servicio que se ofrece siempre va acompañado de un guía local. Las caminatas, ½ día US$ 15 por grupo de hasta 5 pasajeros. Día completo. US$ 35 por grupo de hasta 5. Las cabalgatas se cobran por hora y su valor es de US$ 7. Contacto: Barro Blanco, de la familia Verrastro, 0388-4238292; Ecoturs, de Rolando y Sara Soruco, 0388-4262529/4261300; María Marcela, de Guillermo Pérez y M. Marcela de los Ríos, 0388-4230628/154-148849; Tata Balta, de la familia Suruguay, 0388-4262127; Hostal Ocloyas, de Yolanda Suruguay; San Basilio, de Basilio Peñalva, 0388-4260094. Todos comparten la casilla de correo lahuellagauchaturismo@yahoo.com.ar.

Más información

La Secretaría de Turismo y Cultura de Jujuy tiene una línea gratuita para informes, 0800-555-9955. Sandra Olmos, coordinadora de Turismo Rural Comunitario, 0388-4221343 y turismocomunitario@jujuy.gov.ar

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