Con la imaginación al... hotel

En el Marais está el Murano Urban Resort, cuya inauguración fue muy comentada: se presenta como el primer resort urbano de la capital francesa, y es un perfecto ejemplo de las nuevas tendencias, donde se combina un matiz moderno y tecnológico de alta gama con otro décalé y clásico. Muy cerca, el hotel du Petit Moulin también se impone por impacto visual.

Instalado en dos edificios que parecen independientes, le sirve de entrada una histórica panadería, donde se dice que era cliente nada menos que Victor Hugo. Hasta su reconversión hace pocos meses fue una de las más antiguas panaderías parisienses, y actualmente la fachada es monumento histórico. Detrás de ella se esconde un moderno hotel diseñado por el couturier Christian Lacroix, cuyo estilo es garantía de exuberancia y sofisticación.

A pasos del Museo del Louvre, el hotel Lumen es otra opción. Es el más reciente de los design hotels de París.

Abrió sus puertas en septiembre, y sus interiores lucen una mezcla de barroco y líneas modernas cuyo objetivo es aprovechar al máximo las luces naturales y las vistas sobre la cúpula de una iglesia vecina. El diseño es obra del italiano Claudio Colucci, otro de de los diseñadores que hoy están en el candelero. El Lumen está destinado a convertirse en uno de los hoteles más exclusivos de la ciudad, tanto por sus tarifas como por sus servicios.

Hay que irse un poco más al norte de la ciudad para combinar diseño con exotismo: de eso se encarga el Kube Hotel, cerca de Montmartre, que esconde innovaciones tecnológicas y un diseño de vanguardia detrás de una fachada clásica. Sin embargo, es más famoso aún por su bar de hielo, instalado en una habitación cuya temperatura es de -5ºC. La casa provee guantes y camperas para disfrutar tragos y bebidas fuertes…, con el fin de entrar en calor, por supuesto.

Finalmente, y para combinar el diseño con una experiencia casi histórica, se puede pasar una noche en el hotel Everland, sobre los techos del Palais de Tokyo.

Entre arte, diseño y happening, fue instalado en una estructura desmontable durante un año, y propone por una sola noche por persona la experiencia única de dormir encima de un centro de exposiciones (también dedicado al diseño). Un vigilante está al servicio de los huéspedes durante toda la noche. Este hotel de una sola habitación será desmontado dentro de unos meses.

Mientras tanto, desde el techo del Palais de Tokyo se tiene una de las vistas más hermosas que puedan soñarse de la Torre Eiffel. ¿Hace falta aclarar que la noche de Año Nuevo está reservada hace tiempo? Y desde los techos de este lugar, con París a sus pies, no se puede sino pensar que algunos diseños nunca pasan de moda: como el de cierta torre de hierro, muy discutida en su tiempo, cuyo triángulo hoy destella como si la iluminaran cada noche millones de varitas mágicas. Con clasicismo y vanguardia, claro, París será siempre París...