

JAIPUR.- Viajar por la India es una experiencia única, sobre todo como mochilero. Esta modalidad no se debió a una excentricidad, sino que atendió al deseo de reunirme en Nueva Delhi con mi hija Magalí y su marido Leandro, que hacía 4 meses que estaban en ese país y habían preparado un itinerario acomodado a mis circunstancias.
Los que elijan este estilo de viaje podrán manejarse con un presupuesto inferior a otros. Por ejemplo, dos personas pueden gastar entre 6 y 10 dólares por día. Resultó una ventaja encontrarse con quien ya pagó el derecho de piso de las raras costumbres indias, que conocen los horarios de trenes y manejan al dedillo una guía turística.
Fueron grandes experiencias desde el primer día que llegué a la India: vivir en los barrios antiguos, en hoteles budget , pero al estilo indio, así como circular en bicicleta o en rickshaw (motocicletas carrozadas) por las calles serpenteantes de los mercados callejeros. Asombra el paso de las vacas sagradas, los camellos tirando los carros y los elefantes con conductor incorporado.
Cabe agregar el peculiar aroma proveniente de los puestos callejeros, que venden comidas hechas en el momento, y en las ciudades, el permanente sonido de las bocinas de los rickshaws, motocicletas y automóviles que parecerían obedecer a la consigna de que está prohibido dejar de tocarla. Todo es vivido con la profundidad del que siente los poros abiertos para conocer a una cultura de las más antiguas del mundo (3000 años a.C.).
Con otros ojos
Las tradiciones religiosas mantienen hasta nuestros días modalidades de vida poco comunes para los occidentales. El sistema de castas, el concepto de karma y la creencia en la reencarnación influyen en las costumbres sociales: matrimonios, condición de la mujer, actitud respecto de la muerte y rituales.
Hacer cursos de yoga y meditación, así como aprender de la tradicional medicina ayurvédica y los sistemas de respiración en el lugar donde nacieron hace miles de años es una oportunidad única para el que viaja a la India que, dicho sea de paso, tiene más de mil millones de habitantes. Y quizás el contacto con los lamas budistas y otros maestros de la India sea la manera más intensa de entender el concepto de desapego, tan caro a nuestra vida dedicada al shopping.
La inmensidad de la India me permitió conocer la parte central y oeste, de la que merece un comentario especial el Estado desértico de Rajasthan, al sudoeste de Nueva Delhi, en la frontera con Paquistán. Aquí estuvieron los asentamientos más antiguos del mundo de la cultura harappan, entre 3000 a 2000 a.C.
Jaipur es la capital del Estado de Rajasthan, con 1.800.000 habitantes. La llaman la Ciudad Rosa pues en 1876 el maharajá Ram Singh la pintó toda de ese color, que significa hospitalidad, ante la visita del príncipe de Gales (más tarde Rey Eduardo VII). Es famosa por los palacios, fuertes, bazares, negocios de platería, tapices, almohadones y encantadores de serpientes. No se puede dejar de ver el Palacio de la Ciudad, el Hawa Mahal (Palacio de los Vientos, construido en 1799), denominado así pues su fachada está compuesta por ventanas con rejas, desde donde las mujeres podían mirar hacia fuera sin ser vistas y recibir la brisa fresca.
Quizás el impacto más grande de la Ciudad Rosa se produce en las calles del Gran Bazar, llenas de comercios pequeños que ofrecen artesanías típicas, joyas de oro y plata con piedras semipreciosas, telas de algodón bordadas con coloridos increíbles, marionetas y los famosos jutis, zapatos bordados con un rulo en la punta.
Al lado del desierto
Jodhpur es la segunda ciudad del Estado de Rajasthan. Está en el límite del Gran Desierto del Thar. Junto con Jailsalmer (a 230 km por tren desde Jodhpur) es el punto de partida de los famosos tours en camello por el desierto.
En Jodhpur es imperdible el Fuerte Mehrangarh, de 1459, que corona la ciudad y desde sus murallas se aprecia el color azulado de las casas. En la ciudad antigua, el punto de mayor atracción es el Sardar Market Girdikot. Es el mercado más auténtico que encontré en mi recorrido por la India, muy pocos turistas y mucha gente del lugar comprando mercaderías de uso cotidiano, que sólo encontraríamos en museos o casas de antigüedades porteñas.
Aquí se ven los famosos turbantes, enrollados de acuerdo con el pueblo del portador, los bigotes a lo Dalí y los zapatos en punta hacia arriba, como los de Aladino. Las vacas, búfalos de agua, cabras y ovejas son las privilegiadas de las calles, pues sólo hay que pedirles permiso para pasar, y comen dónde se les ocurre. La tranquilidad del atardecer, sentado en la puerta del mercado, invitan a la reflexión, acerca de la vida sencilla de los habitantes de Jodhpur, de la precariedad de sus utensilios, de las carencias y la gran riqueza en el colorido de su ropa.
Una semana después de dejar la India, de visita en un templo budista en el Grand Palace de Bangkok, Tailandia, me dijo un maestro: "Nunca hay que olvidarse que vinimos a este mundo para ser felices, que el apego a las cosas materiales es la causa de nuestros sufrimientos y que podemos salir de ese sufrimiento viviendo de otra manera. ¿Queremos tener cosas o ser felices? No es lo mismo". Estas palabras me llegaron muy profundo y es el souvenir más preciado que quiero compartir.
Jorge Miguel Brusca
Confort en la arena
Jodhpur es una ciudad ideal para contratar un safari al desierto y compite con Jailsarmer en su organización. Partiendo de esta ciudad, a 65 kilómetros está Osian, donde en jeeps se traslada a los turistas hasta un campamento en forma de fuerte, alrededor del cual están ya instaladas unas espléndidas carpas, con interiores color amarillo, camas con acolchados (de noche hace frío) y ¡baño privado!
Las comidas se realizan dentro del fuerte, que tiene salones de lectura, lugares para comer al aire libre y hasta pileta de natación. Todo con atención muy british, con camareros de grandes bigotes y turbantes de colores.
La comida es típica de Rajasthan (no hay que olvidarse de aclarar no spicy, please , si es que no nos gustan los sabores muy picantes) y en la comida de la noche amenizan con un conjunto de músicos de la zona. Es recomendable contratar desde el hotel, a The Safari Club, High Court Colony, Jodhpur.
Datos útiles
Cómo llegar
En avión desde US$ 1200
El recorrido más económico es víaSudáfrica-Kuala Lumpur-Delhi. También se puede ir vía Europa.
En avión desde US$ 1200
El recorrido más económico es víaSudáfrica-Kuala Lumpur-Delhi. También se puede ir vía Europa.
Cambio
La moneda es la rupia. Un dólar equivale a 47 rupias.
La moneda es la rupia. Un dólar equivale a 47 rupias.
Alojamiento
Hoteles desde US$ 7 Aunque los hay desde 3 dólares en la categoría económica, con baño privado, aire acondicionado y TV. Los cinco estrellas tienen precios más elevados y variados.
Hoteles desde US$ 7 Aunque los hay desde 3 dólares en la categoría económica, con baño privado, aire acondicionado y TV. Los cinco estrellas tienen precios más elevados y variados.
Gastronomía
Los platos indios cuestan US$ 2. No pida bebidas con alcohol, es difícil que tengan.
Los platos indios cuestan US$ 2. No pida bebidas con alcohol, es difícil que tengan.
Movilidad El medio habitual para distancias cortas es el richshaw, con el que deberá negociar tarifa antes de subir, con rebajas importantes, según el regateador. Hay también taxis, bicicletas con carrito detrás, ómnibus de línea y trenes.
Visa El trámite se realiza de 9.30 a 12 en la Embajada de la India, Córdoba 950 (4393-4001) con dos fotos y pasaporte válido por 6 meses. Es gratis.
En Internet www.rajasthantravelguide.com
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