

Uy, por dónde empezar? La noche anterior no dormí. Mejor dicho, cada veinte minutos algo me despertaba. El miedo a seguir de largo, el calor, no sé. Los nervios serían, esos que no llegaron hasta el final. Me desperté a las 8, me fui a comprar algunas flores para la cabeza y me fui a lo de mi hermana a producirme. Me maquillaron, me peinaron, me vestí y seguía sin creerlo del todo. Me mandaba unos suspiros largos mientras me terminaban de tunear. A las 12 estaba lista y empecé a sentirme dura, tensa… Llegó el radio taxi, subí con mi hermana y el taxista dice: ¿Adónde vamos? Córdoba y Bonpland, al registro civil, usted me esta llevando a casar!
Ya pasó. No puedo creerlo. Ya me casé! Es raro porque yo pensaba que en el civil uno no se emocionaba, que era un trámite y todas esas cosas. Pero todo lo contrario. Fue todo muy emotivo, la jueza que nos tocó llevó la ceremonia con una dulzura increíble. Ver a toda la gente que vos querés, de diferentes grupos, de diferentes épocas de tu vida, todos juntos ahí para celebrar, es hermoso.
En una semana empiezo mis vacaciones y ahí nos vamos a casar por iglesia. Está bueno esto de separarlo porque disfrutamos todo a pleno, sin corridas, sin aviones que se van y noches de bodas que son horas en un hotel.
Soy toda una señora. Soy feliz.
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