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Conciencia 360: desarrollá al máximo tus capacidades

Descubrí la fuerza de la mindfulness y el empowerment, dos herramientas que te ayudan a vivir el presente y potenciar a los que nos rodean; sin recetas mágicas y con mucha práctica





Para quienes estamos viviendo en este preciso momento histórico, se abren puertas increíbles hacia el camino de la conciencia. Hace cincuenta o sesenta años, las tradiciones milenarias se encontraban muy alejadas de Occidente. Mucha gente viajaba a Asia buscando respuestas a sus cuestionamientos filosóficos y, aunque encontraran ciertos "maestros", lograr trasladar esos conocimientos a la vida moderna era muy complejo. La globalización y las comunicaciones permitieron acercar culturas y búsquedas espirituales como el budismo, el sufismo y el hinduismo a tan sólo un clic de distancia en Google.
Por otra parte, la psicología occidental empezó a necesitar incorporar nuevas herramientas. Para el Dr. Vicente Simón, especialista en Neurobiología, "la peculiaridad de la situación actual es que se da este diálogo entre disciplinas, algunas modernas y otras milenarias, y los conocimientos se potencian mutuamente, siendo posible llegar a niveles de la comprensión mucho más profundos".
Los conceptos de mindfulness (atención plena) y empowerment (poder interior) tienden a unificar conocimientos que, en sí, son inherentes al ser humano y, a la vez, permiten desarrollar al máximo nuestras capacidades. Además, ambos representan, sin dudas, una tendencia que se está incorporando en las prácticas terapéuticas, empresariales y hasta políticas.

Mindfulness

Muchas veces, tenemos la idea de que nuestra vida empieza cuando terminamos de trabajar, de viajar en subte, de ver a nuestra madre y de lavar los platos. Llega la noche y recién cuando una se tira en el sillón con la "joggineta" puesta, dice: "Ahhh, ahora sí, esto es vida". En realidad, sucede que la mayoría de los seres humanos hacemos todo alienados, apurados; somos como autómatas . La mindfulness es algo muy simple y conocido, porque todos lo hemos experimentado. Se trata de ese momento en que somos conscientes de lo que estamos haciendo. Lo que sucede es que la mente es, como dice el dicho, "como un mono que salta de rama en rama". Nuestro día pasa con la mente ocupada en miles de pensamientos, muchas veces inconexos, y son pocos los momentos en que realmente ponemos atención plena a lo que estamos haciendo.
Siguiendo las palabras del monje Thich Nhat Hanh, "mindfulness es mantener viva la conciencia en el momento presente". Desde ya, no es algo tan fácil. Por eso muchas personas meditan, porque es una gran manera de "traer la mente a casa". Pero ésa no es la única manera, también se pueden aplicar ejercicios prácticos para poner atención en cada acto de la vida (ver recuadro aparte) y ampliar de este modo la conciencia. Una de las técnicas más utilizadas es prestar atención a la respiración. ¿Cuándo? Siempre, mientras escribo en la computadora, mientras como una mandarina, mientras escucho a mi jefe, mientras me baño; en cada momento, puedo prestar atención a la inspiración y la exhalación.
Es como un tanque con las aguas revueltas y turbias; cuando se aquietan y decanta el barro, uno puede ver el fondo del tanque, los peces y hasta el reflejo de la propia cara. Cuando recuperamos esta conciencia sobre el momento, la vida se amplía, se vuelve más rica, más transparente e ilimitada. Es la misma sensación que se tiene cuando se va de vacaciones: todo parece nuevo, todo sorprende, cada minuto se disfruta como si fuera la primera vez. Ésa es la propuesta de la mindfulness: recuperar en cada instante la vivencia de algo único.

Empowerment

Quienes siguen esta corriente señalan que el empowerment es un poder interior que todos tenemos. Que podemos tomar conciencia de que somos dueños y arquitectos de nosotros mismos. En un ámbito empresarial, que es donde más se usa este concepto, tiene que ver con potenciar, dar poder, habilitar a los otros (en este caso, los empleados) a desarrollar sus propias ideas y facultades. Es una herramienta clave que, bien utilizada, permite facultar a los subordinados para que puedan tomar decisiones por sí mismos, en favor de la organización. Sin embargo, en la Argentina, el empowerment es algo que pocas empresas usan.
Según los especialistas, esto se debe a que aún prevalece la jerarquía piramidal, basada, sobre todo, en el miedo de los jefes a que sus empleados sean mejores que ellos como líderes, o que logren más poder dentro de la organización.
En el ámbito personal, se trata de adueñarse del poder que cada uno tiene y de emponderar a los otros. Puede ser a un empleado, pero también a un socio, una amiga, una pareja, los hijos; se aplica a todas las relaciones personales. Tiene que ver con creer que uno puede hacer algo dentro de determinadas circunstancias. Adueñarse de ese poder, sentirse eficaz y acompañar a los otros en la misma dirección. Por ejemplo: tenemos una amiga que siempre nos pide socorro y a la cual solemos consolar y ayudar bajándole línea de qué debe hacer con su pareja.
Para practicar el empowerment con ella, lo aconsejable sería invitarla, por ejemplo, a tomar mate y ver el atardecer en nuestra terraza, escuchando lo que le pasa, pero sin intervenir ni opinar. Simplemente viendo de qué manera ella va llegando a su propia solución, potenciándola por medio de nuestro apoyo y amor incondicional a que resuelva sola su situación de pareja. Haciendo que se sienta capaz. Autosuficiente. ¿No es fácil? No, claro, porque solemos sentirnos inseguras, no queremos que los otros nos fagociten y, además, estamos acostumbradas a defender con capa y espada lo que creemos. Nos cuesta desapegarnos de nuestras ideas y conceptos. Hacerlo significa renunciar, soportar que el otro crezca y se haga fuerte sin nosotras.


Juntos son dinamita

¿Cómo se pueden relacionar dos ideas, dos prácticas, dos modos de vida tan fuertes? Bueno, si uno lo piensa un poco, van de la mano, danzan los mismos compases. Por ejemplo: yo puedo estar presente (mindfulness) en la terraza con mi amiga. Mientras ella habla de sus problemas y llora a moco tendido, yo observo cómo reacciona mi corazón a lo que me cuenta, al amor que le tengo, a la rabia que me despiertan los maltratos del "malo"; estoy observando cómo mi respiración expande mi estómago, cómo el aire me recorre libremente, cómo el atardecer dibuja colores en el cielo...
Si estoy en ese momento a momento, es difícil que pueda, al mismo tiempo, montarme a las ideas de mi ego y decirle a ella "lo que tiene que hacer y cómo lo tiene que hacer". Es más probable que desde ese lugar, más humilde y abierto y, por lo tanto, poderosamente sostenedor, pueda escucharla realmente y darme cuenta de cómo ayudarla a potenciar su fuerza interior y lograr que resuelva sola sus propios problemas (empowerment). Así, no intervengo directamente, pero sí de una manera más profunda. Tiene que ver con borrarse uno para que el otro florezca; borrarse del protagonismo pero, al mismo tiempo, ser testigo, inspiración y sostén.
Ambos conceptos deben desarrollarse con práctica; para la mindfulness, existen infinidades de escuelas que la enseñan bajo ese nombre o como meditación, sinónimo de esta práctica. Los budistas dicen que, justamente, meditan para después, durante el día, estar "despiertos", conscientes, a cada instante.
O sea que la práctica meditativa no se queda en la postura del loto media hora a la mañana, sino que es sólo el comienzo, el esbozo de un trabajo que debe intentarse momento a momento.

Minitaller de mindfulness

En su libro El milagro del mindfulness, Thich Nhat Hanh sugiere varios ejercicios para vivir conscientemente. Acá van algunos de ellos.
- Al despertar, respirar y esbozar una sonrisa : utilizar los primeros minutos de remoloneo, en la cama, para ser consciente de la respiración. Inhalar y exhalar mientras se esboza una ligera sonrisa. Hacerlo al menos por cinco minutos.
- Ser conscientes mientras preparamos una taza de té: la propuesta es hacer cada movimiento lentamente . Puede ayudar decirnos mentalmente: "Ahora estoy mojando el saquito, ahora estoy sacando el saquito", etc. Seguir cada paso con la conciencia despierta sin dejar que la mente se distraiga.
- Meditar al lavar los platos : sí, aunque suene extraño, lavar los platos puede ser una forma de meditar. Una forma es hacerlo más lento de lo habitual, considerar cada plato y cada utensilio como algo sagrado. Según Thich Nhat Hanh, "si no puedes lavar los platos siendo consciente de ello, tampoco podrás meditar mientras estás sentado en silencio".
- Bañarse en cámara lenta : para esto, hay que dedicar 30 o 40 minutos al ritual del baño sin apresurarse ni un segundo; desde el momento en que una se desviste hasta sentir el agua cayendo en la cara o el momento de ponerse crema, observando siempre cada movimiento y sensación.


Minitaller de empowerment

Potenciar a los otros tiene más que ver con darles espacio y no intervenir que con tratar de imponer nuestras propias formas. Algunas maneras de practicar esto son:
Con un empleado/a : armar una reunión respecto de algún proyecto y, en lugar de bajar línea, proponer a la persona o al equipo de trabajo que preparen sugerencias, que piensen realmente con libertad y que sugieran lo que crean conveniente. Y, en lo posible, implementar alguno de los cambios sugeridos.
Con un hijo : independientemente de la edad que tenga el niño, a la hora de jugar, en lugar de tratar de proponerle un juego, hacer al revés; dejarse guiar por lo que el niño quiera hacer . Y ayudarlo a desarrollar su idea al máximo.
Con nuestra pareja : aunque seamos mujeres independientes y creamos que nos las sabemos todas, la idea es incentivar que desarrolle su masculinidad (y esto incluye su forma de cocinar y de cuidar o jugar con nuestros hijos), su forma de ser con sus pros y sus contras, no vivir "castrándolo". No sólo él va a crecer, nosotras vamos a tener una relación más sana y más inteligente.

El foco correcto
En su libro The Open-Focus Brain, Les Fehmi explica que uno de los grandes problemas del ser humano es la estrechez de su foco de atención. Estamos programados para prestar atención a las cosas de una manera que nos deja pegados, que nos crea distancia, que resta objetividad. Nos criamos toda la vida experimentando una atención siempre alerta y muy estresante: "Prestale atención a la maestra", "Prestá atención a la película", "Prestá atención a tu jefe". Desarrollamos un tipo de atención que tiene que ver con concentrarnos en un objeto, una cosa o una persona, pero con orejeras como las que usan los caballos de carrera. Esa atención nos permite tener una atención automática de alerta cuando estamos en peligro o creemos que lo estamos.
Reaccionamos instantáneamente a ciertos estímulos. Y esto está bien para ciertos momentos de la vida, es práctico y nos sirve y salva en muchas situaciones. Pero, para desarrollar nuestro ser interior, para sentir que nuestra vida nos pertenece y que la vivimos plenamente, debemos cambiar la percepción de las cosas. El Dr. Fehmi sugiere ejercicios como: mientras estás leyendo esta nota, empezá a sentir el espacio que hay entre la revista y vos, el espacio a la derecha de tu cuerpo, a la izquierda, atrás de vos, arriba, en tus pies, el espacio entre las palabras que estás leyendo, el espacio entre cada letra, entre cada línea.
Esta introducción de la noción de espacio, como el hecho de sentir la respiración, aporta aire a nuestra existencia. La atención se entrena como cualquier otro músculo. Por eso, sin recetas mágicas, pero sí con práctica y con ansias de, por fin, expandir nuestra conciencia sin límite, podemos dejar de ser caballos de carrera y convertirnos en animales salvajes, menos domesticados y más conectados con otros aspectos del vivir. Como sugiere Jon Kabat-Zinn, autor de Mindfulness en la vida cotidiana: "La mindfulness pretende que la persona se centre en el momento presente de un modo activo, procurando no interferir ni valorar lo que se siente o se percibe en cada momento. Si transformamos nuestra mente, transformamos la realidad en que vivimos.
¿Cuán conciente sos de cada acto que hacés, cada palabra que decís? ¿Meditás? Votá y compartí tu experiencia.
Experta consultada: lic. Inés Dates, psicóloga
Por Nuria Docampo Feijóo
Fotos de Braulio Pérez Martí
Ilustraciones de Ana Sanfelippo
Producción de Lulu Biaus

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