

ITATI, Corrientes.- Como sucede con los santuarios de Luján o San Nicolás, la Virgen de Itatí -patrona de la provincia de Corrientes- convoca en su monumental basílica a miles de peregrinos que llegan a venerarla año tras año durante este mes.
Tierra calurosa, comarca de gran porte -entre los que reina el dorado y el surubí- y con balnearios soleados situados a la vera del correntoso Paraná, la ciudad de Itatí -distante 75 kilómetros de la capital de la provincia- ve sus calles, hoteles y campings atestados con el gentío que llega no sólo desde el interior sino también desde Paraguay, Brasil y Uruguay.
En su día, que se celebrará mañana, la iglesia -con capacidad para 10.000 personas y poseedora de la segunda cúpula religiosa más alta del mundo (86 metros), tiene en su vértice una imagen de la Virgen de 8 metros de altura vaciada en cobre, no alcanza para cobijar en su interior esa multitud de feligreses que termina escuchando la santa misa desde las calles laterales y la plaza principal del pueblo.
El santuario de Itatí se terminó de construir hace poco más de medio siglo, pero los orígenes de esta población se remontan a 1650, cuando el fraile caminador Luis de Bolaños fundó lo que entonces era una reducción indígena. Antes de llamarse Itatí se la conoció como las Casas de Yaguarón, luego Santa Ana de Gaboto, más tarde Taba Cué y, finalmente, Pueblos de Indios de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí.
En los alrededores del templo, visitado los 365 días, se extienden una gran cantidad de negocios, la mayoría santerías que venden todo tipo de objetos religiosos.
Pero fundamentalmente durante la gran peregrinación de este mes renace el colorido y pintoresco mercadito paraguayo, cuyos puesteros de Itá Corá cruzan el Paraná los lunes, miércoles y viernes.
Atiborrados de productos, los puestos ofrecen desde artículos importados hasta el clásico chipá y la llamada sopa paraguaya.
Tallada hace más de 300 años en madera de timbó y nogal, muchos dicen que la imagen de la Virgen María de Itatí tiene la cara más bonita de todas las Marías existentes en nuestro país.
Y la fe, que crece día tras día, se ha tornado en esta cita religiosa del actual, en un atractivo adicional para quienes gustan de la pesca deportiva y la vida al aire libre. Tampoco faltan el sol y el melódico chamamé para dar la bienvenida a los peregrinos de Itatí.
Entre dorados y surubíes
Para llegar a este pequeño pueblo portuario, el más antiguo de la provincia, se puede tomar la ruta nacional Nº 12, que corre a orillas del Paraná y une las capitales de Misiones, Chaco y Corrientes.
Para los que prefieran llegar en ómnibus, hay un servicio muy frecuente que enlaza la capital correntina con la ciudad de Itatí, palabra que traducida del guaraní significa roca blanca.
La infraestructura de hospedaje comprende desde hoteles y departamentos hasta el alojamiento en casas de familia, por eso las tarifas son de lo más variadas.
Muchos feligreses se alojan en Paso de la Patria, Itabaté o Ituzaingó. En el mercadito paraguayo se venden artesanías y, además de las comidas típicas, las parrillas ofrecen generosas porciones de asado o pescado (dorados y surubíes) cuyo costo por kilo nunca supera los 2,80 pesos.
Los que quieran pescar deberán tener en cuenta que el dorado es un pez muy agresivo y que puede pesar hasta 35 kilos; por su parte, el surubí es una de las piezas más preciadas y se han registrado ejemplares de hasta 60 kilos. El peso pesado de estas costas es el manguruyú, una especie muy buscada por los pescadores porque puede superar los 100 kilos.
Carlos Manuel Couto
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