

-¿Relacionás de algún modo los viajes con la filosofía?
-La filosofía en sí misma es un viaje ya que propone romper con las formas instituidas con las que convivimos en la cotidianidad y hurgar en todas las otras perspectivas posibles, históricamente soterradas. Es un viaje donde lo que se mueve son los lugares comunes de los que partimos para perdernos en el ejercicio de la pregunta. Ahora, es un viaje sin destino final, casi un paseo sin rumbo: vertiginoso, intenso, vivo.
- ¿Algún prejuicio que hayas derribado viajando?
-En mis primeros viajes era muy tímido, perseguido por extranjero. Ahora sé que la clave de todo viaje es la impunidad de la pregunta. Preguntar por todo.
-¿Cuál es el mayor pecado de un turista?
-No ser hospitalario con la hospitalidad.
-Si tuvieras que elegir un solo libro de filosofía para permanecer por un año en una isla desierta, ¿cuál te llevarías?
-El ser y el tiempo, de Heidegger, ya que subvirtió la forma de pensar de nuestra cultura encontrando la novedad en lo originario.
- ¿Qué es lo primero que ponés en tu valija antes de salir de viaje?
- Libros.
- ¿Tu mayor hazaña en el turismo aventura?
-Dos. Por un lado, bajé desde una montaña hacia Matagalpa, en Nicaragua, a oscuras, tanteando con los pies los bordes del precipicio. Por el otro, en los años ochenta, fui en bicicleta desde Buenos Aires hasta Mar del Plata con un amigo, zigzagueando por la provincia de Buenos Aires para no tomar la ruta 2: tardamos ocho días.
- ¿Un buen pasatiempo para un día de playa?
- Ir a la playa en los extremos: de 8 a 10 y desde las 17 en adelante. Tomar mate mirando la nada, que es la mejor manera de buscar lo previo a la mirada, las raíces de los ojos.
- ¿Cómo serían tus vacaciones perfectas?
-Punta del Diablo, en Rocha, Uruguay. Alquilar una casa con la familia y quedarme tres meses haciendo todo lo que no hago en mi cotidianidad laboral diaria: dormir sin poner el despertador; evitar la rutina; no tener obligaciones. Así, todo lo que se hace se lo hace desde otro lugar y muchas de nuestras prácticas, que se burocratizan durante el año, recuperan algo de su placer.
- ¿Si pudieras visitar a un filósofo de todos los tiempos ¿a quién verías?
-A los griegos, claramente. Viajaría al viejo mundo mediterráneo de las islas griegas, Atenas, pero también Mileto, el origen de la filosofía. Cuanto más originario, más atractivo. No preguntaría nada. Solamente contemplaría el origen y luego seguiría el camino para comprender dónde se degradó todo.
-¿Qué descubriste gracias a la filosofía?
-Que todo ya ha sido creado, inventado, descubierto y enunciado por otros, y que lo que nos queda es recortar y pegar, que en sí mismo es todo un arte.
Para más datos:Filósofo, desde el 19 de abril dictará un curso de filosofía en el Centro Cultural Konex durante 13 martes. Además continúa presentando Desencajados, filosofía y música (7 de mayo, en el ND Teatro, y 14 de mayo, en el Teatro Bar La Plata).
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