
De avión del futuro a futuro incierto
17 de febrero de 2013 • 23:52

Ya pasó un mes y los 50 aviones Boeing 787, más conocidos como Dreamliner, siguen parados en tierra por recomendación de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos por problemas en las baterías de iones de litio. La incertidumbre sobre el futuro del avión que hace apenas un par de años revolucionó el mercado aerocomercial como una máquina más eficiente, con menos gasto de combustible y con sensación más placentera para los pasajeros, crece en el mundo. Y también las pérdidas millonarias de las aerolíneas que tuvieron que suspender por tiempo indeterminado buena parte de su flota, como las japonesas All Nipon Airlines y Japan Airlines, que cuentan con 24 Dreamliners, casi la mitad de los que estaban en servicio en el mundo. Incluso algunas aerolíneas recurrieron a aviones de más de 30 años para reemplazar momentáneamente al Dreamliner y cumplir con sus redes de vuelos.
Muchos argentinos seguramente lo conocerán o hasta habrán viajado en uno a Santiago, Chile, porque LAN es una de las pocas aerolíneas americanas que cuenta con Dreamliners en su flota. Los tres flamantes aviones están en tierra y según informaron en LAN siguen en permanente contacto con Boeing a la espera, aunque todavía no saben cuándo volverán a volar. Por ahora reemplazaron los 787 con naves Boeing 767 que integraban la flota.
Las últimas noticias son que Boeing realizó la semana última dos vuelos de prueba en su campo de evaluación en Seattle, pero todavía los técnicos no pudieron descubrir las causas de los incidentes que obligaron a suspender hasta nuevo aviso el uso de estos aviones.
Una de las alternativas que propuso Boeing es modificar el diseño de las baterías, con celdas más separadas que eviten recalentamientos, hasta que se encuentre otra solución.
El detonante para suspender los vuelos del 787 hasta que solucionen los problemas fue el aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Haneda, en Tokio, por humo en uno de los compartimentos eléctricos a mediados de enero. Un incidente similar sucedió en otro avión de JAL en Estados Unidos.
Aunque otros aviones 787 habían experimentado escapes de combustible, problemas en los frenos y una ventana agrietada en la cabina, nada fue tan grave como estas fallas.
Las dificultades en seguridad casi vienen desde el vamos: la entrega de los aviones de la planta de fabricación se atrasó por diferentes inconvenientes más de tres años.
Boeing tiene pedidos más de 800 Dreamliners de diferentes compañías del mundo para los próximos 10 años. Ya es un hecho que las entregas se demorarán, según lo anunció la propia empresa a las aerolíneas que tienen aviones encargados. Por ahora las entregas están suspendidas hasta nuevo aviso, pero la producción sigue.
Sólo el tiempo dirá si el Dreamliner sigue siendo el soñado avión del futuro que los amantes de la aviación anhelan probar o si se convierte en una pesadilla para Boeing.
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