De buena cepa

Lo cierto es que QuVe (refiriéndose al cuveé, primer prensado de la uva para la elaboración de vino espumante) es un lugar especial. Tiene un estilo sobrio y elegante con un rincón expresamente diseñado para la cena con amigos o en pareja, donde se puede degustar alguno de los exquisitos platos que preparan los chefs Diego Corradini y Glenda Freire. ¿Los predilectos? Cordero patagónico con una musaka de berenjenas, salsa con fondo de cordero y patatas chips; y trucha con papas hervidas y brócoli salteado con manteca. Entre las entradas, es muy requerido el carpaccio de ciervo, envuelto en mostaza de Dijón con una reducción de aceto balsámico y tomates cherrys confitados. Pero Diego, el chef, también pastelero, no deja escapar una sugerencia para los postres: el budín caliente de chocolate, con salsa de frutos rojos y tuile de vainilla y frambuesa.

Si la consigna es disfrutar un buen vino, nada mejor que aposentarse en los sillones inmaculadamente blancos del living de QuVe, que tiene una carta interesante y diversa.Una copa de vino, después de las 18, es una de las mejores propuestas cuando se baja del cerro, o como aperitivo para la cena. Los martes, jueves, viernes y sábados hay degustación y presentación de vinos.

Pero el otro rincón –el pub–, ese sitio de butacas altas y largas mesas para compartir, se llena de música electrónica y cambia el clima del lugar después de la una de la mañana. Para los más jóvenes, turistas y locales, se abre la barra con un importante abanico de bebidas. "Es la hora en que QuVe se vuelve informal. Es cuando explota", resume Fernando.