
ISLA DEL SOL, Bolivia.- Son las seis, un sol enorme y naranjísimo emerge de las aguas del lago Titicaca. Todo es silencio, luz y serenidad en la isla del Sol y nada irrumpe el rito majestuoso con el que el dios de los incas se abre su camino y da inicio al día.
Con 11 kilómetros de largo y 2 de ancho es la isla más grande del lago navegable más alto del mundo. Está a 3800 metros sobre el nivel del mar, en plena cordillera de los Andes. A primera vista cautiva con su extraña geografía; hileras de terrazas de cultivo preincaicas rodean la isla y su vegetación agreste le da la impronta de lugar remoto y virgen.
"Es un lugar paradisíaco, pero con postales bolivianas -dice Angeles Mariño, una argentina de 25 años-, porque a cada paso uno se encuentra con cholitas y demás detalles que nos recuerdan que estamos en Bolivia". Al igual que ella, muchos jóvenes argentinos aguardan las vacaciones para colgarse la mochila y unir este destino con las ruinas de Machu Picchu, en Perú, en una sola travesía.
Lo que termina por atrapar a los viajeros es su mítico pasado. Es la cuna de la civilización inca. Según cuenta la leyenda, el dios Sol envió del cielo a sus hijos Manco Cápac y Mama Ocllo, que emergieron de las aguas del Titicaca, para que civilizaran a los hombres. El padre Sol les dio una varilla de oro y les dijo que allí donde se hundiera en la tierra deberían construir su imperio. La pareja de hermanos partió de la isla del Sol y cuando llegaron al cerro de Huanacauri, el pico más alto en el valle de Cuzco, en Perú, hundieron la vara y la tierra la succionó. Allí mismo decidieron erigir Machu Picchu.
En los tiempos del imperio inca se acudía aquí para purificar el alma. En la isla del Sol los incas se sometían a un rito en el que debían prometer que no iban ni a robar ni a mentir y que no serían perezosos.
Cuesta arriba
Para llegar a la isla del Sol se puede tomar un aliscafo o una lancha colectivo en la península de Copacabana. El trayecto es breve, entre una hora y dos, respectivamente. Según Ivar Cuba, guía que nos acompañó, el lago es la reserva de agua dulce más grande de América del Sur, ocupando unos 8562 kilómetros cuadrados.
Las embarcaciones llegan al puerto de Yumani, en la parte sur de la isla. Ni bien uno pisa tierra firme ya enfrenta un desafío; subir los 500 escalones de la escalinata inca. Desde abajo se ve encantadora, rodeada de flores salvajes y con una pequeña cascada de agua que corre a su lado. Sin embargo, a 3800 metros el ejercicio es arduo y, aunque cueste creerlo, al décimo escalón es necesario frenar y tomar aire, porque el corazón parecería que fuera a estallar.
Hay que tomarlo con calma y ni siquiera intentarlo si se lleva mucho equipaje. Por unos pocos bolivianos las cholitas pueden cargarlo en sus burros hasta el hospedaje que se les indique, ya que la única manera de llegar a cualquier alojamiento es caminando.
Al final de la escalinata hay una recompensa que podría justificar el esfuerzo; la eterna juventud está garantizada, siempre y cuando se beba de la fuente que allí se encuentra. Mientras que los más escépticos pueden conformarse con una vista panorámica del lago y de las islas más cercanas, y si se continúa el ascenso se vuelve cada vez más imponente.
Las calles de la isla son angostas y sinuosas, y hay que hacerse a un lado para dejar pasar a las cholitas que arrean burros y ovejas. Otras, en cambio, se acercan para vender sus artesanías, tejidos y simpáticas llamas de peluche. Y cuidado con tomarles una foto, porque creen que les van a robar el alma, aunque algunas están muy dispuestas a empeñarla por unos bolivianos, dólares o soles peruanos. "No, señora... Tiene que pagar", suelen decir, mientras ocultan su cara de la cámara.
El sur de la isla está preparado para recibir al turismo. En el poblado de Yumani -se llama igual que el puerto- se encuentra la mayoría de los hospedajes. "Gracias al turismo, Yumani hoy tiene 3000 habitantes", dice Cuba. Casi todas las viviendas son muy austeras y están construidas con ladrillo y paja.
La mayoría de las hosterías y hoteles trata de generar el menor impacto ecológico posible. Es común que obtengan la energía de paneles solares y que reutilicen el agua, por ejemplo, para el riego. Con esa misma mirada ecológica son producidos los alimentos, que son simples, pero muy sabrosos. Una vianda típica para ir de picnic por la isla, conocida también como aptapi, puede ser deliciosa: pollo, papa morada, papa arenosa, oca (otro tipo de papa, pero dulce), chuño (papa deshidratada), queso andino, huevos, habas, ispi (pequeños pescados fritos) y chicharrón de trucha son varios de los alimentos que se pueden incluir, además de los aderezos que se usan para sazonar. El janewaika es uno de ellos y está hecho con cebolla, ajo, zapallo y ají amarillo. Luego, todo se envuelve en los taris, mantelitos cuadrados con motivos típicos de la zona.
Cuba explica que en Bolivia hay más de 200 variedades de papas disponibles en los mercados. También es algo muy común encontrar trucha fresca, barata y preparada de varias formas.
Balsas de totora
Se puede navegar en el lago en balsas de totora, como lo hacían los pobladores precolombinos y como aún lo hacen sus descendientes. Están construidas con varas de totora unidas entre sí y amarradas fuertemente.
Los hermanos Limachi, originarios de la zona, son conocidos en el mundo por la perfección con la que emplean su técnica. El explorador noruego Thor Heyerdahl los eligió, en 1970, para que lo ayudaran a construir una de esas embarcaciones, que se llamó Ra II. La expedición zarpó del puerto de Safi, en Marruecos, y dos meses más tarde llegó a las islas Barbados. Así probó que las civilizaciones precolombinas podrían haber cruzado el Atlántico.
La isla de Coati, también conocida como la isla de la Luna, se encuentra muy cerca de la del Sol. Según Cuba, allí se encuentran las ruinas incaicas más importantes del lago Titicaca, del lado boliviano, aunque admite que en parte están reconstruidas. Se trata del Templo de las Vírgenes del Sol; durante el imperio inca vivían allí las vírgenes de la alta sociedad, donde se las preparaba para casarse con jóvenes incas de la misma clase. Una vez que estaban listas se las llevaba a la isla del Sol para presentarlas en sociedad. Se hacía una fiesta, junto antes del equinoccio de primavera, en la que tenían que interactuar con los solteros que estaban en la reunión. "Para el equinoccio de primavera ya estaban unidos y los casaban. Por eso, el 21 de septiembre es el Día del Amor", explica Cuba.
Por Julia Raggio
Enviada especial
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DATOS UTILES
Cómo llegar
Aerosur vuela de Buenos Aires a La Paz diariamente, con escala en Santa Cruz de la Sierra, y se consiguen pasajes aéreos desde US$ 500. La tasa de aeropuerto es de US$ 24 y no la incluye ninguna aerolínea.
Otras visitas
-Para viajar desde La Paz hasta el lago Titicaca las opciones más seguras son dos. La primera es tomar un colectivo, que el boleto cuesta alrededor de US$ 2. Sale de la zona del cementerio de La Paz, con una frecuencia de uno por hora, desde las 6 hasta las 17. La segunda son los buses turísticos que salen de la calle Illampu, donde también están las agencias en las que se compra el pasaje, que puede costar de 4 a 10 dólares.
En ambos casos toma dos horas llegar hasta el estrecho de Tiquina, la parte más angosta del lago Titicaca, desde donde el traslado continúa en lancha por unos veinte minutos. Luego, el viaje sigue por tierra, durante 45 minutos, hasta Copacabana.
Dónde dormir
En Copacabana. Hotel Gloria, entre 40 y 77 dólares; www.hotelgloria.com.bo . Hotel Rosario del Lago, entre 50 y 110 dólares; www.hotelrosario.com/lago
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