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De la perestroika al welcome

En San Petersburgo se muestran los cambios revolucionarios de Rusia




SAN PETERSBURGO.- Todavía la conoce el mundo más como la ciudad de Lenin que por la advocación de su fundador, Pedro I. Tal vez porque es el más importante de los innumerables sitios históricos que la revolución bolchevique bautizó con nombres políticos contemporáneos: Stalingrado, Voroshilovgrad, Kuibyshev, Gorki, Kaliningrad, Pushkin...
Petrogrado, San Petersburgo o Leningrado, esta espléndida metrópoli, sucesivamente emblema de los zares rusos y de los proletarios, ostenta con legítimo orgullo una especie de nacionalismo eslavo, ventana a Occidente, al que podría atribuirse una buena parte de la filosofía de la perestroika.
Esta poderosa Venecia del Norte es diez veces más grande y tan atractiva como la reina del Adriático. Desde hace tres siglos, es la salida del imperio zarista (después soviético) al Báltico y Europa.

Con el encanto de Viena

San Petersburgo tiene el encanto de Viena o Estocolmo por sus palacios y jardines acuáticos, estatuas ecuestres de Pedro el Grande y Alejandro I, y sus puentes sobre cien canales por los que fluyen las aguas del Neva en busca del golfo de Finlandia. También nos recuerda al sitio real de Versalles.
Pero supera a estos tres escenarios. Es un santuario de la historia política y militar del Imperio Romano, sino de la Rusia cosmopolita, culta y asombrosamente tolerante. Fue cuna de pensadores y escritores como Pushkin, Gogol, Dostoievski, Gorki, Pavlov..., también Tolstoi, el anarquista cristiano, y otros que compusieron mágicas sinfonías como Glinka, Tchaikovski, Rimski-Korsakov, Mussorgski.
Allí, Grigori Rasputín degradó el zarismo y Vladimir Ilich Ulianov Lenin instauró la Nueva Política Económica a la izquierda de Karl Marx Por su parte, los comunistas pusieron todas las reliquias de arte en el interior de los fabulosos palacios de invierno de Catalina II de Tsarskoie-Selo (hoy Museo del Ermitage), que visitan anualmente cinco millones de turistas.
Los ciudadanos de la Comunidad de Naciones Independientes brindan al viajero el welcome casi capitalista con caviar, vodka, el ballet y la música, los cruceros por el Neva hasta la fortaleza de Pedro y Pablo, pasando junto al crucero Aurora, que dio con un cañonazo la señal de Lenin para la insurrección del 17 de octubre de 1917; las exhibiciones de destreza ecuestre, como en la Escuela Española de Viena; los conciertos junto al estanque de los cisnes negros; la bibliografía internacional de las ediciones Mir (de todas las ramas del conocimiento y en todos los idiomas); la ruleta de los hoteles de cinco estrellas, las sedas y joyas de las tiendas en la monumental Perspectiva Nevski; los torneos municipales de ajedrez en la Plaza de los Héroes, y los meeting políticos de la perestroika, tan satíricos como los de Hyde Park, aunque algo más enfáticos.
El ruso de Leningrado es amable y cordial: el extranjero lo siente aun cuando no entienda mucho de esa singular lengua eslava (simplificada en el siglo XVIII por el eminente filólogo Mijail Lomonosov, fundador de la Universidad de Moscú y rector en la de San Petersburgo), que tiene, sin embargo, gran número de voces de origen griego y alemán además de neologismos del francés y tecnicismos del inglés, claro.
El ferrocarril metropolitano "M", o subte, es -como el de Moscú- una obra maestra de ingeniería por sus condiciones de pulcritud, ventilación, comodidad y rapidez, de estupendo diseño arquitectónico interior; y el cospel es, también, el más barato del mundo. Como si se hubiera hecho realidad la utopía moderna de ir a la fábrica o a la oficina en Rolls-Royce. Recorriendo los bellos bulevares de esta hermosa ciudad, sus palacios de estilo renacentista italiano (Bartolomeo Francesco Rastrelli) o francés, museos, teatros e iglesias, entre las cuales la imponente catedral de San Isaac, con su valioso iconostasio bizantino y las impresionantes columnas de lapislázuli, cabe reflexionar con estupefacción cómo pudieron los hijos de Leningrado restaurar todo ese esplendor de historia del arte y de la cultura en tan poco tiempo relativamente y con tanta fidelidad.
Porque se sabe que toda la ciudad quedó literalmente reducida a escombros por la artillería alemana durante el asedio nazi de 900 días, sin interrupción, entre 1941-1943. Los tesoros de arte del Ermitage, las estatuas de Pedro el Grande, de San Alejandro Nevski y de Alejandro I; los frisos, las cúpulas de oro y los vitrales de los templos bizantinos, las puertas de San Isaac, las piezas históricas del Museo del Almirantazgo..., todo fue religiosamente embalado y depositado en bóvedas subterráneas por debajo de los canales del Neva, mientras los defensores de la ciudad cerraban el paso a las divisiones de Hitler, economizando balas y provisiones y hasta el agua en los canales contaminados, abastecidos por un precario cordón umbilical de logística a través del Ladoga helado, en el nordeste de San Petersburgo.

El hechizo de la tradición

En Palmira o Pompeya, en Itálica o Cartago, uno puede ver sólo mudos testigos monolíticos. Porque dejaron muy poco en pie Aureliano, el Vesubio, los vándalos o Escipión el Africano. Pero Leningrado no sólo resistió el diluvio de fuego cerca de tres años, sino que reconstruyó, restauró y restituyó los detalles y el conjunto de una obra titánica, alarde de los ingenieros, arquitectos y orfebres rusos.
Y San Petersburgo se muestra a propios y extraños con el hechizo tradicional que fascinaba a los monarcas de Europa en la corte de Catalina II y su bel ami, Grigori Potemkin.
Las excursiones hasta Pushkin, el antiguo sitio real de Tsarskoie-Selo, a Petrodvoretz (Peterhof) y Pavlov, o en barcos de recreo hasta la base de la Flota del Báltico en la isla de Kronstad, equidistante de Finlandia y Estonia, constituyen una ocasión inolvidable para el sightseer por todo el noroeste de Rusia, incluso la histórica Novgorod: testigo medieval de las aventuras colonizadoras de Rurik y sus legendarios vikingos, hace más de diez siglos.
Jorge Ortiz Barili

Datos útiles

Cómo llegar

  • El pasaje aéreo desde Buenos Aires hasta San Petersburgo, por Alitalia ida y vuelta, cuesta aproximadamente 1200 dólares, con tasas e impuestos incluidos.

Alojamiento

  • Una habitación doble en un hotel 3 estrellas ronda los 120 dólares, en uno de mayor categoría de 330 a 380.
  • En los albergues para la juventud, una habitación cuesta de 12 a 18 dólares.

Visa

  • El trámite se realiza en el consulado ruso, Guido 1677; 4812-1794.
  • Es necesario llevar pasaporte y una invitación en caso de tenerla.
Más información: http://www.spb.com.ru

Pequeño diccionario

  • menú = miniá

  • pollo= tsipliónak

  • pan = jliep

  • queso = cyr

  • manteca = masla

  • carne (vacuna) = gaviadina

  • café = kofie

  • leche = moloko

  • té = chai

  • vino = vino

  • cerveza = piva

  • agua mineral = miniralnaya vodá

  • azúcar = sájar

  • vaso = stakún

  • cuchara = stalóvaya loshka

  • cuchillo = nosh

  • tenedor = vilka

  • ciudad (gorod) - Calle (ulitsa) -

  • hospital (balnitsa)

  • médico = vrach

  • Muchas gracias = balshoe spasibo

  • corazón = sertse

  • aeropuerto =airaport

  • aduana = tamochnia

  • pasaporte = pasport

  • Estación ferroviaria = vagzal

  • Oficina de Correos = Pochta

  • Buenos días! = Dóbraye utra

  • Buenas tardes! = Dobrii dien

  • Buenas noches! = Dobrii viécher

  • hablar = goborit

  • español = ispanski

  • escribir = pisat

  • libros = knigui

  • juguete = igrushka

  • souvenirs = suviniri

  • Quiero cambiar dólares =ia jachá abminiat dolari

    La transcripción fonética es aproximada

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