Los All Blacks, embajadores
Los maoríes cobraron popularidad en el mundo de la mano de los All Blacks, equipo de rugby de Nueva Zelanda que antes de cada partido representan el haka, danza tradicional guerrera de los primitivos habitantes del archipiélago. Tras años de opresión y segregación, la cultura maorí ha cobrado un auge inusitado en los últimos años, y se han hecho grandes esfuerzos por conservar su idioma y tradiciones. Hoy, el maorí es la segunda lengua oficial de Nueva Zelanda y es obligatorio enseñarlo en las escuelas primarias. Eso sí: se requiere cierta práctica para pronunciar sus resonantes nombres, como por ejemplo Te Awamutu, Whangamomona o Paekakariki.
Los maoríes, que representan el 15% de la población, se han convertido también en una gran atracción turística de Nueva Zelanda. Muchas ciudades ofrecen espectáculos nativos todos los días, que incluyen cenas tradicionales y pequeñas aldeas montadas para los visitantes. Todo muy artificial, hay que decir. Lo mejor es hablar con algún maorí que seguramente encontrará en algún momento del viaje: un taxista, un ejecutivo, un parapentista... Ellos podrán contarle con orgullo acerca de su historia, sus costumbres y la profunda relación espiritual que conservan con su tierra. ¡Ah!, y no se asuste si alguno le da la bienvenida frotando su nariz con la suya: es el hongi , tradicional saludo maorí.
www.maoritourism.co.nz
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Santuario salvaje
No, en Nueva Zelanda no hay canguros. Ni koalas. De hecho, en estas remotas islas del Pacífico Sur no había mamíferos nativos -con excepción del murciélago- hasta que llegaron los polinesios, hace 800 años, y más tarde los europeos. Entonces se introdujeron desde ratas y comadrejas hasta gatos y perros, y muchas de las especies endémicas fueron arrasadas por sus nuevos vecinos.
Hoy, en el llamado santuario de Karori, en Wellington, se intentó restaurar la fauna y flora autóctonas de las islas. Son nada menos que 250 hectáreas de bosque (una superficie incluso mayor que la de Mónaco) protegidas por un cerco a prueba de depredadores (se necesitaron tres años para diseñar lo que a simple vista parece un alambrado común y corriente). Todas las especies que se encuentran en Karori son nativas, y la gran mayoría estaba al borde de la extinción. Como la prehistórica tuatara, también llamada fósil vivo, ya que es el reptil más viejo que se conoce: después de la desaparición de los dinosaurios, la tuatara (que se parece mucho a un lagarto, pero parece que no tiene nada que ver) sobrevivió sólo en Nueva Zelanda.
Y, por supuesto, también está el kiwi, aunque divisar uno es una misión prácticamente imposible. No se trata de la fruta, sino del emblema nacional de Nueva Zelanda, un extraño pájaro que no vuela, hace su nido bajo tierra, vive de noche y pone los huevos más grandes del mundo en relación con su cuerpo. Pero es muy querido por los neozelandeses, que se hacen llamar kiwis, y con mucho orgullo.
www.sanctuary.org.nz
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Como en el Polo Sur
Además de ciudad jardín (un tercio de su superficie está cubierta por parques y jaradines), a Christchurch, en la isla Sur, también se la conoce como portal de la Antártida (denominación que comparte con Ushuaia), por ser el último centro de abastecimiento de las primeras exploraciones al Polo Sur, y donde hoy se planean la mayoría de las expediciones al Continente Blanco.
La ciudad supo explotar esta condición y, pegado a su aeropuerto, creó el Centro Internacional Antártico, que hoy es la atracción más visitada de Christchurch (pasan 260.000 personas por año). Aquí se puede montar vehículos anfibios como los que se usan en la Antártida (e incluso sumergirse bajo agua en ellos), ver cómo se alimentan pingüinos o tomar un audiotour narrado por Edmund Hillary, primer hombre en llegar a la cima del Everest y un héroe nacional en Nueva Zelanda, porque era neozelandés, claro. Aunque la exhibición más popular es la habitación polar , que recrea el hábitat natural del Polo Sur con hielo y nieve reales, todo a -5°C. Cuidado: si sopla una tormenta (con vientos de 40km/h), las temperaturas bajan a -18°C y no le quedará otra opción que refugiarse en un igloo .
Los guías del Centro Antártico no se cansan de repetir que ésta es la primera atracción de Nueva Zelanda en ser totalmente ecológica o carbono neutral : todos los materiales son reciclables y biodegradables, los empleados van a trabajar en bicicleta, los vehículos antárticos usan biocomustible y, en breve, habrá un molino de viento para generar energía propia.
www.iceberg.co.nz
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El nuevo Hollywood
Una indiscutida riqueza visual, bajos costos de grabación y un Estado que otorga facilidades a la industria cinematográfica han hecho que, en los últimos años, Nueva Zelanda se convierta en un enorme set de filmación. Así, a la taquillera El señor de los anillos -que puso en el mapa a la isla- le siguieron otras megaproducciones como El último samurái , King Kong , Las crónicas de Narnia o El monstruo del Lago Ness .
De todos modos, la fiebre desatada por la triolgía de Tolkien todavía perdura, y hasta el día de hoy se venden infinidad de tours para conocer las locaciones de la película y algunos lugares míticos como la colina de Amon Hen o el bosque de Ithilien.
Encuestas recientes, de hecho, indican que el 10% de los visitantes internacionales mencionó El señor de los anillos como una de las motivaciones principales para conocer Nueva Zelanda.