De Pamplona al Tour de France, selfies peligrosas
20 de julio de 2014
Como si correr con el resoplido de un toro en la nuca no fuera suficientemente peligroso, un participante decidió sumar más adrenalina a los encierros de San Fermín de este año: se sacó una selfie en plena estampida, con el animal embravecido pisándole los talones. Y al parecer no le bastó con una sola foto de recuerdo. Necesitó dos: una tomada de frente y otra en plano picado, con el smartphone en alto.
Fue lo más visto de las famosas fiestas que culminaron esta semana en Pamplona, junto con el video -aterrador, como no podía ser de otra manera- de un turista australiano que es embestido por las astas de Olivito, un toro de 595 kilos (el joven logró escapar con la piel del muslo literalmente colgando).
Las cámaras de la televisión española captaron el momento en que el corredor británico, vestido de rojo, saca su celular y lo levanta para hacer la selfie de su vida. Las imágenes recorrieron el mundo y ayudaron a las autoridades locales a apresar al infractor. La multa fue escarmentadora: 3000 euros por poner en riesgo su vida (de más) y también la de sus compañeros de tropel.
Sin ánimos de avivar la eterna polémica que rodea estas corridas -en líneas generales, puristas de la tradición vs. defensores de animales-, lo cierto es que no se trata de una carrera sin ley alguna. Las sanciones son muchas y alcanzan a quienes intentan correr en patines o bicicletas, a los que se lanzan borrachos a las estrechas calles del centro histórico, a quienes tocan a los toros o a aquellos que simplemente se paran en medio del recorrido.
Es decir, las normas de siempre para los chistosos de siempre. "Pero la masificación, los turoperadores y las nuevas tecnologías han hecho estragos en la fiesta", se queja El País en una nota de opinión, antes de sentenciar: "El último virus que ha aparecido en el encierro es la autofoto. Gracias a los jugueteos de Obama y a los enredos de Ellen De Generes en la última ceremonia de los Oscar, el selfie se ha convertido en la fruslería imprescindible del momento".
Hay que aclarar que el síndrome selfie trasciende las fronteras de Pamplona. En el último Tour de France, la mayor competencia internacional de ciclismo, algunos espectadores se metieron en medio del camino y de espaldas al pelotón que avanzaba sobre ruedas, sólo para poder retratarse a sí mismos. Sin ahorrar palabras, el corredor Geraint Thomas calificó la tendencia como "el nuevo dolor de huevos para los ciclistas", además de "una peligrosa mezcla de vanidad y estupidez".
Como toda moda, habrá que esperar a que la de la selfie también alcance su fecha de vencimiento. En el ínterin, tal vez haya que presenciar otros autorretratos ridículamente peligrosos. Se me ocurren algunos: en medio de la pista de la Fórmula Uno, colgado de algún precipicio o en pleno océano, junto a un tiburón blanco. Mejor no seguir. No vaya a ser que algunos se sientan inspirados.
ENTRETENIMIENTO DE A BORDO
Crucero de altura. The Sun Cruise Resort and Yacht, en la costa este de Corea del Sur, es un crucero convertido en hotel que se ha instalado en lo alto de un acantilado, con vista al mar, sin mareos.
The Highlander. Lo usaron de Liz Taylor a Mick Jagger. The Highlander, el lujoso yate de Malcolm Forbes, ahora se alquila para navegar por el Mediterráneo por 160.000 euros la semana.
Puro vértigo. Es la montaña rusa más alta del mundo y acaba de ser inaugurada en el parque Six Flags, en Nueva Jersey. Zumanjaro (así se llama) tiene 140 metros y alcanza una velocidad de más de 150 km/h.