
Degustan los almuerzos con los compañeros del laburo, esas charlas que tenemos en un bar para cortar el día, pasar el verano.
Pedro me discute que es 100 veces más fácil para una mina romper con la abstinencia que para un tipo. Le digo que no, que por la misma estructura mental de las minas o su educación o lo que sea que se conjugue, la mayoría (y no digo todas y ya sé que es una generalización) no irían a un bar con el exclusivo propósito de levantarse un tipo para tener sexo lo antes posible. Se ríe. Me dice que soy una naive. Le digo que las minas somos distintas, que yo no me caliento de mirar un stripper vestido de policía.
-Pero hay un montón de minas que sí, nena. No existirían lugares como el Golden o taxi boys para minas...
-Ay, Pedro, please. Son las menos.
-Pero están y son negocio.
-Igual, por favor... ¿de que estamos hablando? Tampoco es voy a salir a levantarme un tipo. Estábamos debatiendo nomás que para mí es más fácil para los tipos. Yo no sé si me siento en un happy hour en un bar a tomar unos tragos y me voy seguro con un tipo del brazo.
-100% que sí.
-¿Y por qué estoy sola entonces?
-Sexo dijimos, Sofía. Si ahora me estás hablando de una relación estamos discutiendo cualquier cosa.
-Bueno, sexo. Es más fácil para los pibes. En ese mismo bar el tipo para mí tiene más chances de tener sexo esa noche que yo, que cualquier mina.
-¿Y con quién te creés que tuvo sexo entonces...?
-Con una mina.
-Fin de la discusión.
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