¿Dejo la empresa y laburo free lance?

Si los veintipico eran un territorio de ensayo y error, de experimentación y de absolución fácil (podías equivocarte, porque total eras tan joven y tenías toda la vida por delante), los treinta y pico son otro tema. Ahora dejás de ser una "promesa" y te transformás en una mujer adulta que tiene que remar con las consecuencias (buenas o malas) de sus elecciones profesionales.
Es probable que te encuentres frente a una pregunta impiadosa: "¿Qué hago yo haciendo esto?", porque con el cambio de década llegan los replanteos. Quizá sientas que elegiste mal tu carrera, o tal vez necesites darle una "vuelta de tuerca" al caudal de experiencia y conocimientos que adquiriste, y replantearte tus metas profesionales. Dicho de otro modo: quizás estés harta de trabajar para otros.
Es legítimo que quieras asumir nuevos riesgos, y de buscar una vía de subsistencia más relacionada con tu vocación. Planteate metas viables, planificá los resultados a corto, encará los objetivos de a uno (y en los momentos adecuados) y tené en cuenta el trabajo grupal (es bueno arrancar proyectos nuevos entre varias personas). Por último, tratá de ser tolerante con la frustración: quizá no todo salga perfecto desde el principio, pero sin duda vale la pena el intento.