Publicado por Silvia.
El sábado se fue Silvio, por dos semanas y por trabajo. Hasta ese día no había caído mucho, ni lo pensaba como algo dramático, pero la escena de Ezeiza con ella despidiendo a él conmueve a cualquiera.
El viernes planificamos una despedida muy tranquila pero romántica. Ir a cenar a un restaurante peruano hermoso al que le teníamos ganas hacía tiempo y volver a nuestra casa.
La comida estuvo buenísima y la velada, finalmente, terminó siendo romántica, a pesar de ciertos obstáculos, a saber:
- Llegamos media hora tarde porque Silvio llegó tarde del trabajo (ni siquiera pudo terminar la valija antes de salir a comer). Al llegar nos dijeron que habíamos perdido la reserva y tuvimos que esperar media hora más. Igual nos dieron una copita de champagne que vino muy bien.
- Silvio tenía un estrés absoluto. Se notaba a dos cuadras que mientras quería tener una digna despedida con su novia, el teléfono le estallaba. Su jefe y una compañera se alternaron durante toda la cena. Evidentemente, lo que Silvio declaró como "un par de cositas que me quedan por cerrar" eran más que "cositas" para su jefe.
- Esa situación, comprensible desde ya, motivó que yo consumiera más alcohol que Silvio. Casi sin darme cuenta, me bajé más de la mitad del vino al mismo tiempo en que Silvio se terminaba una copita (cosa que no pasa jamás, por varios motivos que ya comenté). Cuando me quise parar para pasar al baño me di cuenta de no podía caminar sola, así que me contuve y me volví a sentar. Silvio hablaba por teléfono, me miraba, me ponía una mano en la cara, y seguía hablando de presentaciones y cifras.
- Cuando llegamos a nuestro nidito de amor, tuvimos que hacer malabares para no tropezarnos con las zapatillas, la valija abierta, la computadora y todo lo que Silvio había dejado en el piso, preparando su viaje.
En fin. Mi borrachera se volvió algo más presentable con el trascurso de la noche, y afortunadamente –porque conociéndome podría no haber sido así- devino en una actitud positiva. Silvio por suerte fue relajando la actitud, y ya para cuando pasamos al cuarto, estábamos en nuestro mejor momento.
Ayer a la tardecita hablamos por teléfono muy brevemente. Llegó bien y le gusta el hotel. Está muy contento. Yo todavía no lo extraño, pero recién me puse a escuchar los temas que les compartí el viernes, y me dio cosita.
PD: Yo sé que algunas me critican mi recurrencia a hablar de telenovelas y cosas por el estilo. Pero justo ayer, mientras atravesaba el primer día del viaje de Silvio, en el zapping me apareció un especial de la telenovela argentina que me tuvo hipnotizada durante como media hora. Me pareció muy simbólico.