

- 1.
Con una mínima experiencia sobre los esquíes, a la distancia el snowboard puede parecer un deporte aún más simple. En principio hay menos variables para controlar: sólo una tabla, contra dos y un par de bastones.
- 2.
Ajustás la tabla a las botas por primera vez y, antes siquiera de pararte, ya entendés que el punto 1 era una fantasía infantil.
- 3.
Ya de pie, sobre una superficie plana, notás una gran diferencia con el esquí. La falta de bastones, más que una comodidad, es una complicación a la hora de impulsarte cuando no hay pendiente.
- 4.
Te pueden contar todo acerca del snowboard, pero absolutamente nadie te prepara para uno de los primeros ejercicios de principiante: pararse sobre la tabla exactamente de espaldas a la base de la pendiente para luego deslizarse derrapando hacia abajo y sin mirar atrás. Sí, pueden volver a leerlo. No, no existe manera de ensayar esto por primera ni por segunda vez sin caerse.
- 5.
Las caídas te recuerdan que ya no sos un niño ni un adolescente ni un... Mejor dejarlo ahí. Sin embargo, como al principio tu velocidad es mínima, curiosamente lo que puede llegar a doler más no es el golpe en sí, sino el esfuerzo muscular al levantarse con la tabla una y otra vez.
- 6.
Le preguntás al instructor por la mejor técnica para ponerte de pie con la tabla en las botas y te responde, irónico: Tener abdominales.
- 7.
Bajás tu primera pista sin caerte..., más de una vez. Y te hinchás de orgullo, aunque la pista en cuestión está señalizada con cartelitos de Dumbo y Winnie Pooh.
- 8.
Te largás por una segunda y más desafiante pista. Y te inflás aún más de orgullo, aunque te pinchás en el instante en que te supera en velocidad un trencito de cinco nenes esquiadores de 3 a 5 años con cascos y pecheras del Kid's Camp.
- 9.
No obstante, los movimientos, las maniobras y posiciones que hace un rato parecían simplemente impracticables, inhumanos, comienzan a aparecer. Rústicamente, pero aparecen. No hay forma convincente de explicar por qué, pero esto ocurre, en algún momento, tarde o temprano.
- 10.
Fin de la primera jornada. Ducha, cena y a la cama. Acostado y dolorido, te pasa algo muy raro: sentís que los pies todavía se mueven, como si estuvieran sobre la tabla pista abajo. Y comenzás a soñar despierto que descendés por la ladera más alta que se aprecia desde la ventana del hotel. Y querés dormirte rápido, borrar el agotamiento y despertarte pronto para volver a la nieve. Bienvenido al mundo del snowboard.
Amnistía hotelera
El Waldorf-Astoria de Nueva York lanzó un programa para recuperar objetos que los huéspedes se llevaron como suvenires, a cambio de no hacer preguntas.
50 años de 007
El Centro Barbican de Londres inauguró la muestra Diseñando 007, que recorre la filmografía de James Bond desde Dr. No (1962) hasta Skyfall (2012).
Biblias digitales
El hotel Indigo de Newcastle, Inglaterra, reemplazó las Biblias impresas de sus 148 habitaciones por versiones digitales instaladas en lectores de e-books Kindle.
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
