
La comida de anoche sucedió en paz. El candidato en cuestión no fue, así que todo de lo más relajado. Menos mal, la verdad, detesto las citas a ciegas. Y más las que son arregladas por un señor grande que me quiere ubicar como sea con quien sea.
Hay gente que no soporta ver a los otros en problemas. Necesita plantear soluciones.
Mi padre es así. Si le cuento algún inconveniente ya se empieza a fijar cómo lo puede solucionar.
Muchas veces me encontré diciéndole "sólo te lo estoy contando, no quiero que lo arregles".
Y otras veces, para no preocuparse demasiado, minimiza las cosas que le cuento sólo porque no puede lidiar con mi sufrimiento.
Anoche, la mujer de mi jefe me decía, mientras la ayudaba en la cocina: "menos mal que no vino, Cata, no sabés lo aburrido que es ese muchacho".
Porque claro, estos amorosos que quieren solucionarnos las cuestiones a veces se apuran y nos complican aún más.
Quizá sea una cuestión de confianza (o de falta de), no? Como que no me crean capaz de resolver y sortear los obstáculos con los que me voy topando en la vida.
En el caso de mi padre, el tipo se siente el Padrino y le gusta proveer. Así que en realidad es una dinámica.
A él no le sirve que yo sea autosuficiente, lo dejo sin rol, entonces me ayuda, pero hasta ahí. Se asegura de que yo lo necesite.
Así sucedió por muchos años.
Me alegro tanto de que las cosas estén empezando a cambiar.
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