
Ayer comimos con un grupo de amigas del colegio con las que no me veía hace tiempo y alguien me preguntó así de la nada: ¿Quién fue el amor de tu vida? Peor hubiesen sido esas preguntas del tipo "¿por qué no te casaste?" así que no me quejé y me quedé pensando un rato (no tan largo como para dejar un silencio incómodo en la mesa) y terminé contestando cualquier cosa para salir del paso.
En el camino de vuelta a casa seguía pensando. Las chicas iban proponiendo nombres y a cada uno terminaba respondiendo que no. Sola, me hice la misma pregunta. ¿Quién fue el amor de tu vida? ¿Tuviste UNO?
Hice un recuento de las veces que creí haberme enamorado, de las veces que sí lo estuve, y no llegué a ningún nombre definitivo, a nadie al que pudiera darle ese título. No sé si es un concepto que me cierre mucho tampoco. Me huele a algo definitivo, onda, ya lo tuviste, nunca más se repite y realmente no creo que sea así. Me enamoré locamente dos veces, ¿locamente?, sí, pero eso pasó y no miro hacia atrás sintiendo que algo o alguien haya quedado anclado ahí. Es el pasado. Cada tanto me vuelven oleadas de recuerdos pero no tanto de esas dos personas sino de lo que estaba sintiendo yo en ese momento, cómo era yo en esas situaciones. Esa sensación que tenés cuando estás enamoradísima y del otro lado sabés que sienten igual. Esa plenitud total.
Puede que idealice esa sensación pero no a esas dos personas con las que la sentí. Es raro, son hombres por los que siempre voy a sentir algo especial (seguramente por muchos años más) pero a ninguno de los dos podría darles ese título.
Entonces, llego solita a la conclusión de que no tuve UN amor de mi vida o que en todo caso, mejor aún, será el próximo.
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