Newsletter
Newsletter

El Big Bend da la hora en el desierto

Diversidad de paisajes y relieves conforman este parque nacional que le da vida al oeste de Estados Unidos




AUSTIN, Texas (World´s Fare).- Al llegar a la pequeña localidad rural de Marathon, donde nos detuvimos con Mary Ellen a cargar combustible, no pude evitar hacerme a la idea de que Dwight Eisenhower aún podría ser el presidente de los norteamericanos. Una franja del desierto de Chihuahua se había instalado allí y detenido el paso del tiempo.
En la estación de servicio compramos una lata de aceite y unos refrescos. Nos atendió una señora mayor, mexicana, que estaba sentada detrás del mostrador mirando televisión. Marathon es la última escala donde se pueden comprar provisiones antes de llegar al límite norte del parque.
Los exploradores españoles llamaban a esta región El Despoblado, y con justa razón. Yendo hacia el Sur desde Marathon, por la ruta 385, atravesamos 110 kilómetros áridos de arbustos y pastizales hasta llegar a la sede del parque en Panther Junction.
La ruta al parque sigue una antigua huella de guerra comanche que conduce a México, del otro lado del río Grande. Cuando nos acercamos a la entrada norte en Persimmon Gap, los picos lavados de los montes resplandecían bajo la luz tenue del atardecer.
La silueta de las formaciones rocosas adquirían proporciones monstruosas, y los brazos espinosos del ocotillo se extendían hacia nosotros como dándonos la bienvenida. Habíamos pasado gran parte del día viajando. Fueron 600 km desde San Antonio y, después de remontar la cuesta empinada de 15 kilómetros de Green Gulch en los montes Chisos, estábamos exhaustos, deseosos de zambullirnos en las bolsas de dormir.
Pronto el camino comenzó a descender en una serie de curvas que nos llevaron a la cuenca del Chisos, una de las tres zonas de camping del parque.
No muy lejos de allí se encuentra el Chisos Mountains Lodge, el único alojamiento cubierto que comenzó como vivienda para los guardaparques en las décadas del 30 y 40, y que ahora incluye un motel, una pensión y varias cabañas de piedra.
Pero nosotros habíamos programado acampar todo el tiempo. Encontramos un lugar libre a unos metros hacia delante y con las luces del auto armamos la carpa en un santiamén. Era principios de abril y la temperatura allí era agradable, hacía entre 21º y 26º C durante el día y a la noche, 15º C.

Un comité de bienvenida

Mary Ellen tomó una linterna y se dirigió al baño, pero pronto oí su voz de desesperación que me llamaba desde la otra punta del campamento. Salí a ver lo que ocurría y la encontré inmovilizada, sin poder salir, en el baño de damas, ante un comité especial de bienvenida: dos pecaríes hembras juguetonas que buscaban algún bocadillo de regalo.
Con su pelaje gris,patas rechonchas y hocico en punta, el pecarí de collar se asemeja al jabalí, pero es un curioso mamífero miope emparentado con el tapir y los caballos que con los cerdos salvajes. El olor almizcleño del pecarí es peor que su mordedura. Pero, afortunadamente, estas dos renegadas del campamento desaparecieron en cuanto me vieron entrar.
Durante la noche, desde la carpa, oíamos el silbido del viento en este anfiteatro natural creado por los montes Chisos y la cuenca donde acampábamos. Nos inquietamos un poco por los pecaríes que olfateaban nuestra carpa desde afuera y el aullido de los coyotes que hacía eco en nuestros sueños desde el otro lado del desierto.
El Big Bend está compuesto por tres regiones: los montes Chisos, el desierto de Chihuahua y el río Grande. Los paisajes, la flora y la fauna del parque son tan diversos que éste fue designado reserva biosfera internacional, lo que le da una categoría importante entre el resto de parques nacionales.
Para tener una noción más clara del lugar, al día siguiente tomamos la ruta panorámica Ross Maxwell (de 50 km) que baja por la ladera occidental de los Chisos hacia el cañón de Santa Elena y el río Grande.
El río marca el límite sur del parque por 170 kilómetros. Nos detuvimos para dirigirnos a pie hasta Homer Wilson Ranch, y de ahí fuimos hasta Sotol Vista, desde donde se ve la gran cuenca del río Grande como una cinta verde que atraviesa el desierto de Chihuahua.
Pasamos el resto de la tarde recorriendo a pie un sendero de casi tres kilómetros que bordea los bañados de Terlingua Creek antes de ingresar en el cañón. Las paredes del cañón estaban adornadas con capullos de cholla y chumberas en tonos rosa y amarillo, enormes trozos de canto rodado y vegetación rala antes de caer abruptamente en las aguas del río Grande.
La primavera, cuando el desierto desborda de flores silvestres es la mejor época para avistar las 425 especies de aves que hay en el parque , que está en la ruta migratoria entre México y Canadá).
A la mañana siguiente nos levantamos temprano para hacer la excursión a pie por la Lost Mine Trail (la huella hacia la mina perdida) antes de que nos sorprenda el sol del mediodía.
Son menos de 8 km, de ida y vuelta, es una caminata menos exigente que el caracol de 22 km por la ladera sur de los montes Chisos y menos agotador que escalar durante todo el día Emory Peak, la elevación más alta del parque (2388 metros). Pero este sendero ofrece sus recompensas a medida que serpenteaba cuesta arriba a la sombra del monte Casa Grande.
En las salientes rocosas, al final del sendero, se divisa, del otro lado del espectacular Pine Canyon, Lost Mine Peak (2300 m), donde cuenta la leyenda que los españoles explotaban una mina de cobre.

Ubicación secreta

Según el relato, cada español que conocía la ubicación de la mina era asesinado por los apaches chisos que habían sido sometidos a la esclavitud en la mina. Para evitar que siga su explotación, los indios sellaron la entrada.
Sin embargo, se dice que si nos colocamos en la puerta de la capilla en ruinas en el pueblo mexicano de San Vicente, del otro lado del río Grande, la mañana de Pascua, vemos los primeros rayos de sol contra la entrada de la Lost Mine (Mina Perdida).
Después de almorzar, y pese al cansancio, fuimos en vehículo hasta Río Grande Village, una especie de centro cívico, en el rincón sudeste del parque, para tomar un helado y buscar sombra.
El parque tiene 100 lugares para acampar, agua corriente, mesas y parrillas, almacén, estación de servicio y duchas. Después de ver la puesta de sol comimos en el restaurante del hospedaje y más tarde volvimos a la carpa.
En medio de esta noche sin luna que descendía sobre el sendero, de pronto me sentí solo. Podía escuchar el sonido de mi respiración. No había ni una sola nube; pude contar los planetas y las estrellas que aparecían, uno por uno, de Este a Oeste. Y me di cuenta de que el cielo, allá en lo alto, era sólo la versión celestial del vasto desierto que se abría a mis pies.
David S. Davis
(Traducción de Andrea Arko)

Datos útiles

Cómo llegar: el pasaje de ida y vuelta hasta Austin, Texas, cuesta alrededor de 1600 dólares, con tasas e impuestos incluidos.
Alojamiento: el parque tiene tres complejos para acampar: la cuenca de los montes Chisos, Río Grande Village y Castolon. No se manejan con reservas, el primero que llega, elige. El precio es de 7 dólares la noche.
  • Para las reservas en el Chisos Mountains Lodge (que cuesta entre 74 y 79 dólares la doble), llamar por el (001 915) 477-2291. Entre los moteles y pensiones fuera del parque se encuentran: el Gage Hotel restaurado de 1927, tel: (800) 884-GAGE, el precio de la habitación doble oscila entre 65 y 149 dólares, en Marathon.
Recomendaciones: está permitido acampar. Se prohíbe encender fogatas usando leña. No se requiere licencia para pescar en el parque.
Más información: Parque Nacional Big Bend, Texas 79834. (001 915) 477-2251. Big Bend Area Travel Assn., P.O. Box 401, Alpine, Texas 79831.

¡Compartilo!

SEGUIR LEYENDO

¿Cuáles son los mejores lugares para probar este clásico postre italiano?

¿Cuáles son los mejores lugares para probar este clásico postre italiano?


por Redacción OHLALÁ!


 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2025 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP