

Conforman una buena opción para disfrutar la nieve durante el invierno, más allá del esquí. No sólo ofrecen protección a caminantes y esquiadores, sino que se han convertido en protagonistas de la montaña a partir de sus propuestas gastronómicas y recreativas.
A sólo un kilómetro del centro de San Carlos de Bariloche –exactamente en el Km 1 de Avenida Pioneros– está el ingreso al Berghof, el refugio del cerro Otto. Desde allí, a pie o en vehículo, hay que recorrer un camino de ripio de 5 kilómetros que conduce a una antigua escuela de esquí, donde actualmente funciona el refugio. Abierto todo el año y ubicado a 1200 metros sobre el nivel del mar, es uno de los rincones de Bariloche donde se respira historia.
Desde Berghof se pueden realizar distintas actividades, como caminatas con raquetas, paseos en moto de nieve o cuatriciclos, y también degustar la clásica gastronomía patagónica y el tradicional té de montaña.
El refugio Neumeyer, en el Valle del Chall Huaco, es otra de las propuestas recomendadas. Se puede llegar en auto y está un poco más alejado de la ciudad, a unos 20 kilómetros. Es una opción ideal para disfrutar en familia, con una oferta de actividades que no deja afuera ni a novatos ni a expertos. Fue concebido como un centro recreativo de montaña; desde allí se pueden realizar circuitos de trekking liviano por el bosque –recorriendo senderos perfectamente señalizados–, esquí nórdico –propuesta ideal para quienes se inician en la materia–, caminatas con raquetas de nieve e incluso esquí fuera de pista, la alternativa elegida por esquiadores pro. La actividad imperdible de este invierno 2005 es la caminata a Laguna Verde, que en esta época del año está congelada.
Otro clásico del Neumeyer son las cenas de montaña que los visitantes suelen compartir a la luz de las velas después de un día de intensa actividad. Generalmente se sirve lomo al disco y, de postre, crêpe de manzanas flambeadas al ron. La propuesta gastronómica diurna del refugio también incluye desayunos con productos regionales, sopa humeante del refugiero, especialidades locales –como trucha arco iris grillé o lomo todo terreno– y pastas andinas (entre ellas, sorrentinos de cordero). El precio promedio es de $15 por persona.
En la ruta barilochense de refugios también hay otros exponentes. López, en el cerro homónimo, está abierto todo el año y muchos lo eligen para su caminata de bautismo en la montaña. En invierno, tomando los recaudos correspondientes, se puede llegar hasta el refugio con raquetas de nieve. Frey, en el cerro Catedral, está considerado como la meca local del trekking y la escalada. Llegar hasta él exige más de entrenamiento y conocimiento de montaña, y los circuitos que conducen al refugio tienen dificultad mediana, que aumenta durante el invierno. Lo mismo ocurre con los refugios Italia Manfredo Segré (también conocido como Laguna Negra, ubicada entre los cerros Negro, Bailey Willys, Manolo y Marino); San Martín, ubicado a orillas de Laguna Jakob (por eso también se lo conoce como Refugio Jakob) y Otto Meiling, en el cerro Tronador. Este último ofrece una de las vistas más impactantes de la región.
Con raquetas, con esquís o con borcegos; en moto, auto o 4x4; estos paseos pueden ser una alternativa a las tradicionales pistas de esquí.
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
