

Estambul tiene partes de Occidente que se pueden apreciar en la avenida Istiklal Caddesi: restaurantes, cines y clubes nocturnos que se iluminan con las luces de neón. Lo oriental está en la plaza Beyazit Meydam, el mejor lugar para tomar el pulso a la ciudad, con el Gran Bazar, laberinto de arcadas cubiertas y pasajes casi iguales.
Es una ciudad comercial dentro de la ciudad. El gran bazar tiene patios antiguos (Hans), caravasares que antiguamente albergaban a mercaderes. Caminar lentamente por sus calles para poder observar ruinas de cementerios romanos, murallas de defensa y el gran depósito subterráneo de agua con pasarelas semiiluminadas; hacer un alto para tomar un buen café y recordar que el emperador Constantino hizo de Estambul la capital del Imperio Romano, Constantinopla, junto al Bósforo, estrecho que une el Mar Negro con el Mediterráneo, en el siglo IV d.C.
Estambul es fascinante. Uno recorre sus calles, mezquitas y jardines con cierta inquietud, pues aún no son totalmente europeos, el islam impregna todo, dicta el ritmo de la vida diaria.
A la entrada de las mezquitas nos hacen respetar sus costumbres, descalzarnos, y cubrimos piernas y cabeza con telas azules. Pero poder admirar la Sultanahmet Camit (Mezquita Azul) nos hace pequeños ante tanta belleza y olvidamos todo ante las cúpulas y semicúpulas que descienden en cascada en una secuencia que parece no tener fin.
¿Descubrimientos para compartir? ¿Un viaje memorable? Esperamos su foto (en 300 dpi) y relato (alrededor de 2000 caracteres con espacios).
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