NASSAU.- Lleva unos minutos acostumbrarse al tránsito. Los autos circulan por la izquierda, todo un emblema de casi tres siglos de colonialismo británico, hasta 1973. Pero también tienen a la izquierda el volante, porque se importan los vehículos de Estados Unidos, a menos de cien kilómetros. Ante posibles confusiones hay que bajarse con cuidado de la vereda y adaptarse rápidamente cuando uno alquila un coche, porque los bahamenses son muy relajados, pero manejan como el anticristo.
Cuando uno logra entender el movimiento vehicular llega hasta el hotel, pisa la arena y se olvida de ese detalle del tránsito hasta el fin de su estada. Sólo es un poco caótico el centro, entre las 9 y las 17, horario en que los cruceristas caminan de un lado a otro en busca de algo para comprar, perseguidos por lugareños que tienen algo para vender: sombreros de paja, trencitas, cigarros, excursiones.
Nassau está en la isla de Nueva Providencia y es la capital de las Bahamas. Quienes llegan hasta aquí en crucero, con el fin de pasar el día, recorren el mercado de paja en algún momento y, sobre todo, buscan una playa donde disfrutar del Atlántico. Aunque las Bahamas se vendan como Caribe, sus islas están sobre el océano. Pero eso no les quita el color turquesa a las vacaciones, ya que el agua y la arena están en el podio mundial de playas increíbles.
Las mismas son públicas, aunque con una trampita: muchos hoteles ocupan todo el acceso al mar, de manera que sólo pueden disfrutarse arribando en lancha. Desde el puerto, por ejemplo, salen taxis marítimos hasta Paradise Island, la isla más buscada, a unos diez minutos. El paseo muestra una linda vista de la costa y llega hasta playas compartidas con hoteles. Los pasajes de ida y vuelta cuestan US$ 6 por persona y se pueden comprar en el Woods Rogers Wharf (muelle), junto al Festival Place. También se pueden contratar viajes privados hasta Rose Island, Peral Island y Black Beard Cay.
Entre las playas populares de Nassau está la Explanada Occidental (Western Explanade), muy cerca del puerto, donde se juntan los bahamenses, hacen asado y escuchan goombay. Un poco más al Oeste -mirando al mar, hacia la izquierda- está el Fish Fry, espacio colorido con restaurantes a buen precio, sobre Arawak Cay. Por el mismo camino aparecen luego Goodman´s Bay, otra de las playas importantes para la gente local, y Saunders Beach (junto al área del resorts de Cable Beach), con árboles y buena vista del atardecer.
Las dos playas siguientes, aún más tranquilas, son Orange Hill, con 800 metros de la costa, y Delaporte.
Uno de los paseos más buscados es Paradise Island, también por sus espacios de arena blanca, pero sobre todo por Atlantis. Desde el puente que une Nassau con esta isla, a unos quince minutos, se aprecian los edificios inmensos de este complejo hotelero, que convoca a los visitantes como un destino en sí mismo, por su parque de agua, el acuario, sus piscinas y también la playa.
No se trata de un hotel, sino de siete propuestas de hotelería, que cuentan con una especie de pueblo creado en su interior, con restaurantes (hay más de 20 en total) y una marina, donde los yates pueden medir 50 metros de eslora.
Los turistas llegan solos o en visitas guiadas a conocer Royal Towers, que es el edificio principal y cuenta con casino, discoteca y una perla única: el hábitat marino, uno de los acuarios de agua salada más grandes del mundo. Tiene unos 50.000 animales, de más de 250 especies, entre ellos tiburones y mantarrayas, que se pasean por las vidrieras de un lugar ambientado como una ciudad antigua bajo el agua.
La propuesta de todo el complejo es temática, justamente basada en el mito de la isla legendaria perdida en el océano: la Atlántida. El acuario está por debajo del edificio, se extiende hacia otras áreas y tiene cuevas que permiten disfrutar en soledad de cada pecera, porque hay lugar para todos. Dentro de uno de los estanques se puede también hacer snorkel o iniciación al buceo; el nado es entre animales peligrosos, que están por suerte muy bien alimentados.
Además del acuario hay un sector con 31 delfines, que ofrecen un show exclusivo para los turistas que se meten en la piscina junto con ellos. El mismo se encuentra aparte, y por supuesto se cobra aparte.
El parque de agua resulta otro de los atractivos que se pueden disfrutar sin necesidad de estar alojados. Es una buena alternativa para pasar un día completo, sobre todo cuando se viaja con niños. La idea temática tiene aquí una libre interpretación, ya que, por ejemplo, hay una gran pirámide de estilo azteca que se presenta como el tobogán principal. Desde allí se lanzan chicos y adultos, en pendientes casi absolutas o por tubos que atraviesan los estanques con animales marinos.
Justamente, una de las propuestas más originales es tirarse en un pequeño gomón por el Serpent Slide, un recorrido zigzagueante que culmina con un tranquilo paseo a través de un túnel de acrílico en una laguna llena de tiburones. Otro tobogán curioso es el que ofrece competir con un amigo, para saber quién desciende a mayor velocidad. Es una carrera en paralelo que puede demorar hasta 4 segundos (hay cronómetros a un costado).
Pero tal vez lo mejor del Aquaventure es el Lazy River, que podría ser muy bien traducido como el río del vago. La propuesta es subirse a unos botes individuales (o para dos) y quedar panza arriba en una vuelta por este parque de ¡57 hectáreas! Es imposible recorrerlo todo, pero este río de aguas transparentes tiene casi dos kilómetros, con olas (artificiales, claro), túneles, puentes y acceso directo a las mejores piscinas... de clase turista.
Masivo y de alta gama
Entre los hoteles que forman parte de Atlantis, con 3800 habitaciones, hay dos edificios superexclusivos: The Cove y The Reef. Con diseños diferentes, ambos ofrecen una experiencia de alta gama, con las mejores vistas y accesos ilimitados.
Es un tema especialmente llamativo el del ingreso a los diferentes sectores, ya que Atlantis es tan grande y con tantos espacios que decenas de empleados se distribuyen por los senderos y pasillos con la única función de pedir la llave de la habitación o la pulserita del color adecuado. Sólo con estos elementos se logra llegar a pie, por ejemplo, hasta una pequeña península con sus playas de postal. Hay una única palmera que luce perfecta en las fotos, sobre todo porque el lugar se mantiene bastante vacío: la mayoría se queda en las piscinas.
En Atlantis hay habitaciones de hasta 25.000 dólares la noche, aunque, explican, nadie las paga. Porque el hotel tiene casino y esos cuartos son casi exclusivos para sus clientes VIP. Y ellos, claro, no pagan el alojamiento. Lo importante es que jueguen y no precisamente en el parque de agua.
Todas las noches abre el night club del hotel, Aura, donde la música es electrónica y a gusto del público norteamericano, que es mayoría entre los turistas. Para los huéspedes es de libre acceso, para los de afuera cuesta unos cien dólares. El lugar es pequeño, pero también hay espacios VIP.
Lo mejor es disfrutar de un par de locales nocturnos en el centro, donde el 99% son lugareños. Prevalece la música negra en un lugares como Charlie´s, donde uno se inhibe un poco para bailar, pero todos son lugares de encuentro.
Por Martín Wain
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LA ALEGRIA NO ES SOLO CARIBEÑA
Los bahamenses se destacan por una buena onda que sólo puede sentirse en un lugar con playas y palmeras. No está sobre el Caribe, pero qué importa. La mayoría vive del turismo, mientras que la segunda industria del país es la banca off shore.
Las islas de las Bahamas conforman un archipiélago de 26.000 kilómetros cuadrados. Hay 700 islas, cercadas por islotes o cayos, aunque son 14 las principales; ellas se toman como eje para visitar las demás, prácticamente deshabitadas.
Viven unas 300.000 personas en Bahamas, la mayoría descendientes de africanos occidentales. Los casamientos y funerales son encuentros particularmente importantes. Basta con pasar por un cementerio de Nassau para ver la dedicación floral para los que ya no están.
La base de la gastronomía son, por supuesto, los productos de mar. El conch (concha) es la principal figura, con su carne blanca y desmenuzada. Se come con jugo de limón o frito (llamada cracked conch). La langosta roja es imperdible, al igual que la sopa de almejas. Se beben muchos mojitos, pero el trago típico es el Bahama mama, con ron, granadina y jugo de naranja, limón y ananá.
DATOS UTILES
Cómo llegar
Avión: la capital de las Bahamas está a 40 minutos de vuelo de Miami. Por American Airlines, el pasaje cuesta desde US$ 1408, con impuestos incluidos.
Barco: hay cruceros desde Miami y Fort Lauderdale por unos US$ 300 por persona, de tres noches. Transporte a otras islas: www.bahamasferries.com y www.discoverycruiseline.com
Dónde dormir
- La tarifa promedio por habitación doble en los hoteles de Atlantis Paradise Resort es de US$ 270 dólares (incluye acceso a los parques y piscinas). En el Reef es de 465 y en el Cove, de 505. Hay promociones en la página Web, como la cuarta noche gratis, hasta el 22 de diciembre. www.atlantis.com
Qué hacer
- Día en el parque de agua y piscinas de Atlantis.
- Interacción con delfines en Dolphin Cay, US$ 114 por persona. Nado con ellos en aguas profundas, 167.
- Snorkel en las ruinas del Atlantis, junto con tiburones, rayas y peces tropicales, US$ 69.
- El Straw Market está sobre Bay Street, a pasos del puerto.