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El deporte de los fierros tiene sede en Torre del Sol

Cerca de Arrecifes es posible descansar en una estancia que muestra, con orgullo, su memoria tuerca




El nombre de la estancia turística Torre del Sol alude a cada mirador de su casco erigido en 1884. Está cerca de Arrecifes, tierra que dio no pocos pilotos del automovilismo deportivo. Se llamó La Victoria cuando perteneció a José Froilán González (Pepe o el Cabezón, como tiernamente aún lo llaman amigos y admiradores a este as de otros tiempos en las fórmulas Mecánica Limitada e Internacional, hoy F1).
El deporte de los fierros compone allí una jerarquizada evocación de figuras que viajaron como bólidos por los circuitos del mundo, incluido el quíntuple campeón mundial Juan Manuel Fangio y notorios de actividades menos riesgosas. En ese refugio campestre se hospedaron o participaron de asados y fiestas inolvidables. El lugar les parece delicioso a los autodenominados tuercas que, además de cabalgar o pasear en alguno de los carruajes, hoy pueden, como visitantes, dar un paseo en un impecable Ford A de 1929, de carrocería y motor originales con la virtud adicional de arrancar al primer intento.
Como si fuera poco, una de las nueve habitaciones en suite -de baños impecables- conserva, a manera de araña, un volante de carrera de fórmula que sostiene los pistones (con las iniciales de ex piloto estanciero), en los que se incrustan las lamparillas que iluminan un juego de válvulas atornilladas a la madera circular que en miles de virajes fue atenazada por las enguantadas manos del ex piloto.
En el garaje -que en otros tiempos fue capilla- y donde ahora se guarda el auto reliquia además de una volanta, una breck y un sulky, también se ven murales con fotos de la trayectoria de Pepe González y algunos bloques seccionados de motores que seguramente lo llevaron hacia sus primeras victorias.

Fútbol y juegos

Aunque el verano impone no soslayar la piscina, hay dos arcos de fútbol y un parque de juegos infantiles. También es posible compartir partidos de paddle, voley y ping-pong.
Las cuatrocientas hectáreas agrícolas y ganaderas son una mínima extensión de la estancia primitiva, aunque sigue cruzada por el arroyo Los Ingleses, denominación que marca el origen de sus primitivos propietarios y sirva para entretener a los chicos en la pesca menor.
Las habitaciones mantienen sus dimensiones de antaño con altísimos ventanales enverjados y a la vista del parque arbolado que conserva un ombú dos veces centenario y al que se atribuye sin mayor convicción haber protegido algún sueño sanmartiniano. De todas maneras, Arrecifes fue zona de estancias de personajes de la historia política autótona, como Saavedra, Pueyrredón, Lavalle, Mitre y Vélez Sarsfield.
El comedor tiene edificio aparte, con ruedas de carro tapizadas de un cristal circular como mesas. Todo en presencia de dos murales convencionales campestres y con figuras de atuendos federales.
Los asados -que suele mejorar cuando alista chivos o lechones y lo preceden empanadas y alguna picada de jamón casero- corren por cuenta de Aldo Sauquin, que más que asador es personaje con historia cocinera en la región. Para las pastas y salsas caseras, pero también para el pollo al champiñón o el lomo a la marsellesa. Además, acierta con la tortilla quemada al ron. Atiende el pergaminense Juan C. Scacheri a nombre del dueño (el escribano Ricardo Tolesano) y reservan al 02477-423290.
Se cobra 30 pesos por el día de campo con desayuno, almuerzo y merienda, bebidas y actividades incluidas. Hospedarse en iguales condiciones y con cuatro comidas cuesta 80 pesos por persona: hay rebajas para menores y tarifas promocionales para familias. Se reserva un sector a orillas del arroyo para camping, pero eso es rancho aparte.

Acceso

  • La estancia está a 195 kilómetros de Buenos Aires y se llega por la Panamericana ramal a Pilar, con peaje de 1,50 pesos y 3,10 pesos en Solís por la ruta nacional 8. Se sigue más allá de San Antonio de Areco, Capitán Sarmiento y Arrecifes.
Desde esta ciudad son 15 kilómetros más por la ruta 9 hasta detenerse en el kilómetro 190, justo en el pueblito carretero Viña donde se gira a la derecha por un camino de tierra.
A 800 metros está el cartel donde se gira nuevamente a la derecha hasta los pilares que flanquean el guardaganado de la estancia. El camino interno lleva hasta el portal del parque y casco de la estancia.
Francisco N. Juárez

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por Redacción OHLALÁ!

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