
La problemática marital durante la cena de ayer giró en torno al Enzo (nuestro gato).
Que qué vamos a hacer con el Enzo durante los primeros días (y semanas) del Benja en casa.
-Nada, qué vamos a hacer. (yo)
-Algo tenemos que hacer, le puede hacer algo al bebé. (él)
-Algo como qué? No se lo va a comer. (yo)
-Lo puede lastimar; o se le puede meter en la cuna, o provocarle alguna alergia (él)
Y así un rato largo. (yo, él, yo, él, yo, él)
En algún momento se habló de limitar espacios en la casa y de prohibir la entrada de nuestra simpática mascota a diversos ambientes. Eso supondría -dije yo- tener que tolerar tremendos llantos felinos durante las 24 hs del día (y tolerar esos maullidos es peor que aguantar los llantos de un bebé).
Yo, lo que se dice yo, no haría particularmente nada (siempre la quietud fue mi fuerte). Finalmente, pobre Enzo. Lo hemos acostumbrado a dormir con nosotros y de repente se le viene la noche.
Igual, después de tanto planteo, tampoco estoy tan segura...¿Le hará algo al indefenso Benjamino?
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