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El estilo alpino domina La Cumbrecita

A este pequeño refugio de las Sierras Grandes se lo considera uno de los más atractivos de la provincia




LA CUMBRECITA, Córdoba.- Cuesta llegar. Son más de 40 kilómetros desde Villa General Belgrano por camino de ripio (y piedras), siempre en subida, a prueba de neumáticos resistentes y conductores pacientes, pero al final se obtiene la recompensa. La Cumbrecita, en el faldeo de las Sierras Grandes, en el corazón del Valle de Calamuchita, es un pequeño refugio de montaña de estilo alpino, mucha vegetación, arroyos cristalinos y tranquilidad inquebrantable. Uno de los lugares más exclusivos, atractivos y de más altura de la provincia.
No es para menos. Apenas viven unos cientos de residentes en coquetas casas de madera escondidas entre bosques de pinos, robles y cipreses. El centro lo forman unas pocas cuadras con negocios de artesanías, chocolates y dulces caseros que son como un imán para los que pasean.
¿El resto? Senderos y más senderos para caminar bajo los árboles y sentir de cerca las subidas y bajadas de las sierras. Hay que estar preparado para poner en movimiento las piernas. O en el mejor de los casos, una buena opción es alquilar un caballo y recorrer el cerro a paso lento sobre cuatra patas.
Cuando un auto se acerca hasta la entrada del pueblo, una señorita da la bienvenida, regala un mapa e informa que La Cumbrecita es un pueblo peatonal (el único de la Argentina). No hacen falta más aclaraciones; el auto queda en una gran playa de estacionamiento y los turistas se echan a andar.
La medida tiene sus razones. Que una avalancha de vehículos invada las calles empinadas sería caótico y atentaría contra la paz natural del lugar. Además, de asfalto ni hablar; tampoco hay estaciones de servicio. Las calles de tierra son uno de los distintivos de La Cumbrecita.
Si no se quiere poner a prueba el auto, desde el centro de Villa General Belgrano hay servicios de ómnibus diarios para visitar este pueblo.
La mayoría de los visitantes va a pasar el día, aunque hay alojamientos y restaurantes de categoría para una estada placentera. Los hoteles son amplios, escondidos entre plantas, con buenos servicios, y mucho leberwurst y cerveza.
En verano todo es verde: sol, pileta y caminatas en la naturaleza; pero en invierno, un manto blanco cubre el terreno: la nieve dice presente.

Con buenas zapatillas

Después de una vuelta por la zona céntrica, y de escuchar las propuestas de los restaurantes que ofrecen a viva voz chivito y especialidades de la cocina alemana, yendo un poco más allá, las calles se transforman en senderos repletos de árboles y aire puro. Las construcciones quedan atrás y el bosque gana terreno. Los diferentes caminos, que se abren en abanico, llevan a cascadas, ollas naturales, lagunas y hasta lo alto de los cerros. Sólo es cuestión de elegir uno y empezar a recorrerlo.
Si se opta por la travesía hacia la cascada, la senda se hace más angosto, el perfume de las plantas más fuertes y un constante ruido de agua que fluye acompaña durante la caminata y se intensifica a medida que se está más cerca. La tierra poco a poco pierde protagonismo frente a las piedras que copan la zona.
Hay que ingeniárselas para saltarlas y treparlas. Cuando se le empieza a tomar el gusto a andar buscando el camino más fácil, el rugir del agua cayendo con furia se acentúa y la cascada aparece. Es una caída de 18 metros del arroyo Almbach de agua helada, que recorre el pueblo. Después de refrescarse un poco (sólo para valientes) y regresar, una buena idea es dejarse tentar por el aroma de los restaurantes y las casas de té y entregarse a la comida.
La tradición alpina se remonta a principios de la década del 30, cuando la familia Cabjolsky adquirió estas tierras para pasar las vacaciones y añorar la montañas alpinas de su Europa natal. Nunca se imaginó que con los años se convertiría en un destino turístico muy codiciado para desenchufarse de todo.

Datos útiles

Cómo llegar

En ómnibus cuesta 12 pesos desde Villa General Belgrano, de ida y vuelta. En auto, también desde Villa General Belgrano, hay que tomar la Avda. San Martín y en Los Reartes empalmar por el camino hasta La Cumbrecita. El estacionamiento en la entrada del pueblo cuesta $ 3 por toda la estada.

Alojamiento

Hay hoteles desde 40 hasta 80 pesos la habitación doble con desayuno.

Gastronomía

Una comida típica para dos personas cuesta alrededor de 20 pesos. También hay opciones rápidas muy económicas.

En Internet

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por Redacción OHLALÁ!

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