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El lugar que le prepara el mate al turista URUGUAY

A su característica pasión por la infusión hay que agregarle su amabilidad sin límites, al igual que sus playas, tan espaciosas como buscadas por los argentinos




PUNTA DEL ESTE.- La primera buena novedad para los viajeros -más allá de las artes que desplegarán las autoridades y el empresariado turístico por reconquistar a argentinos remisos- son los índices económicos más estables: el cambio -cada dólar por diez uruguayos-; no más del diez por ciento de inflación anual y tarifas similares a las del año último.
La segunda novedad es que la menor dinámica económica que acompaña a esa bonanza no impidió continuar con los planes de cierta obra pública.
Por ejemplo, la prosecución de las obras que responden al plan de la doble vía carretera, ahora una realidad sobre la que se echan a andar raudamente los ampulosos taxis y los ómnibus cargados con la agitación de los pasajeros que acaban de llegar al moderno Aeropuerto Internacional Carlos A. Curbelo, a 18 kilómetros de esta península.
Alborozados por estar sobre la autopista, a un paso de la meta deseada, cruzan la comarca humedecida por la laguna del Sauce y no se desencantan cuando descubren que la obra vial está inconclusa. Es que la aventajada duplicación se angosta nuevamente para costear la ribera a la manera del viejo y estrecho estilo.
La carretera trepa la angostura que traspone la loma de La Ballena, una protuberancia serrana generosa en paisaje de playas y con la visión lejana de esta urbana península.
Más adelante, el asfalto se echa barranca abajo hasta dar con el bulevar de la bahía de Maldonado, donde los escalonados edificios albergarán, una vez más, el estallido demográfico del nuevo veraneo.
Mientras no suceda, el balneario permanece aliviadamente despoblado, sin necesidad del encendido de los semáforos costeros, ni de la llegada estival de los refuerzos de seguridad que, con la canícula, despueblan varias dependencias policiales departamentales.
Se trabaja sin sosiego en otras partes de la carretera Interbalnearia, que quedará ampliada -aseguran- en toda su extensión y para despedir urbanamente este siglo.
De hecho, los trabajos están adelantados en el último tercio del trayecto que le llega desde Montevideo, y lo mismo sucede con la carretera Uno, tendida entre Colonia del Sacramento y la capital uruguaya, que ya ofrece un buen tramo de doble vía. A los puertos de esas dos ciudades arribarán populosas tandas de veraneantes -es lo que se espera y también se ruega- que eluden las fatigas de viajar por Gualeguaychú-Fray Bentos, el largo trayecto que sólo consigue doble vía cuando la carretera 11 deriva en Atlántida, pero que ahorra trescientos dólares o más en el presupuesto de traslado de una familia tipo.
Claro que nunca se sabe cuál es la incidencia de la adrenalina del conductor -y el probable costo ulterior- gestada en los rigores de la ruta, por ejemplo la nacional 14 en territorio entrerriano. Allí sobran los desdichados accidentes, pero es la vía ineludible para alcanzar el primer puente internacional (con 4,20 dólares de peaje).

Mejoras a toda costa

Las mejoras carreteras parecen ser la acertada obsesión gubernamental uruguaya y la ruta 9 -rumbo a Rocha y La Paloma, como al Chuy y Brasil-, tiene varios tramos de trabajos a punto de concluir: el ensanche de no menos de tres puentes sobre igual número de arroyos en la zona de Garzón; la remodelación de los accesos a Rocha y La Paloma, además de la repavimentación y ensanche total -incluidas asfaltada banquinas- de la ruta departamental 15, veintiocho kilómetros que separan a la ruta 10 de La Paloma y su península de Santa María. En esa vía, el único estrechamiento, arbolado y en S, es el que cruza el arroyo Las Conchas, donde debe disminuirse la velocidad.
De esa importante obra se pavimentaban, durante la semana última, los tramos finales de banquinas. También se terminaban detalles de los nuevos accesos que, desde la ruta 15, derivan al camino que lleva a los balnearios de La Aguada, Costa Azul y La Pedrera.
Este camino, como ruta 10, también llega a Aguas Dulces, la zona de palmares que rodea a la laguna del Castillo y desde donde ahora se marcha a Cabo Polonio, sin entrar en la barra de Valizas. En esa Macondo, ahora menos visitada, quedó enterrada la historia de El Francés, pionero en vencer los arenales, personaje discutido y ahora venerado tras su muerte, aún no tan lejana.
En esta Punta del Este, también todo está en preparativos. Pintores que se empecinan por renovar el color de los contramarcos de los hoteles, confiterías y restaurantes o jardineros, que con esa suerte de pequeños helicópteros invertidos rasuran extensiones inacabables de pasto, mientras en otras gramillas los grifos lo reverdecen todo.
Las molestias procuradas por zonas cerradas al tránsito está compensada al observarse las brigadas de trabajadores que reparan o embellecen algo. Por ejemplo, el sector peninsular de Playa Mansa, ahora de una sola mano, con una legión que apura la construcción de media docena de entarimados con barandillas de madera que dan al mar; pasarelas que servirán a los paseantes para admirar acodados la zona portuaria e imaginarle historias románticas a la isla Gorriti.
Otros grupos de obreros se ocupan de la reposición de la acera o parquizan con bloques de pasto, a plena vida, entre retaconas palmas costeras. La mano única, así remozada, también permitirá un ya señalizado estacionamiento en 45 grados.
Otras mejoras se aplican a los derivadores vehiculares de la costanera Batlle Pacheco de la Brava, a la altura de la avenida Francia, mientras dos montículos de tierra a cada orilla del arroyo Maldonado y junto al doblemente combado puente Leonel Viera demuestran que comenzaron las obras para mejorar el cruce hasta la zona de La Barra.
Desde luego, habrá que esperar. La construcción no puede ser mágica, de manera que por allí este verano todo será igual, o tal vez peor, si es que la presencia del obrador agrega molestias. Pero tamaño sacrificio en ese cuello de botella vehicular, no garantiza grandes resultados si se tiene en cuenta que el proyecto consiste en repetir en paralelo el mismo puente -en estructura y forma- para darle una mano a cada uno (viejo y por venir): la decisión estética elegida desechó la posibilidad de hacer un puente plano, rápido, menos costoso y más previsor.

El paladar y la movida

Con otro año de taponamiento en las proximidades del puente, los amantes del viejo slogan tarde en Solanas, noche en La Barra , no tienen otra solución que ponerles más kilómetros y combustible a las urgencias que se remedian con buscar desde Solanas la ruta 38 a San Carlos y bajar por el camino -ahora totalmente asfaltado- que pasa por el cerro Egusquiza y llega a la gasolinera Ancap de La Barra.
Allí, quién lo duda, seguirá la movida puntaesteña, con comida elaborada para los paladares exigentes, y la más ligera y a la vez mejor sacudida alimentación juvenil. Se sabe: nadie se olvida de los cuidados sabores que llegan a las mesas de La Posta del Cangrejo, ni de la garantía que supone comer en Citrus, sobre la ruta 10, que esta temporada cuenta un renovado y exigido plantel cocinero.
La novedad será Maharajá -muy cerca del puente subibaja-, que abrirá su ambiente marroquí para las fiestas de fin de año. Será con barman de experiencia helena y cocina de Gonzalo Viera.
El 18 de diciembre cumplirá años -el sexto- Aquabarra, que contará con música y show del grupo flamenco A Dos Velas. Aunque la mayor novedad gastronómica de la zona podría registrarse con el nuevo emprendimiento de Jean Paul Bondoux -sin dejar La Bourgogne su cotizado restaurante de las avenidas del Mar y Sierra-, de confirmarse el emprendimiento que desde hace tiempo prepara para asentar otro templo gastronómico en el casco de El Pacharral. Se trata de la chacra grande del Pacha Cantón, no lejos del camino a San Carlos, y detrás de la Barra de Maldonado, también en la mira -según se afirma- de la cadena Hyatt.
Como siempre, los síntomas que pueden marcar el éxito o no de cada verano, se revela en ciertas tendencias -alquileres, tarifarios, sponsors- y la sutileza y empuje con que se proyecta y se programa.
El arrendamiento de departamentos y casas registra lentitud, a no ser el de las grandes mansiones con piscina, cotizadas en ocho mil dólares o más por enero, de las que, por ejemplo, en La Ballena, queda sólo una disponible. La mejor hotelería ya tiene bloqueadas todas las habitaciones para la última semana del año, cuando la costumbre lugareña impone las grandes cenas y se considera semana altísima de la alta temporada.
El 31 de diciembre, las cenas con mejores vistas panorámicas -y ciertas diferencias de presupuesto- serán servidas en dos cumbres del Este. Una, en la cúspide del cerro Del Inglés o San Antonio, ofrecida por Gabriel Mosca en su restaurante homónimo de Piriápolis (al que se llega en aerosilla o por camino de automóvil y se reserva por el 00598-43-23403). Otra, en el muy sofisticado restaurante Soleado de Cumbres de la Ballena, a un paso de Portezuelo, con el menú diseñado por la experta Ivanna Holjevac ( reservar por el 00598-42-78689 o en Buenos Aires por el 331-8621) y a un costo, en este último caso, estimado entre 130 y 150 dólares el cubierto.
Para entonces, hasta en las mesas más modestas -con destinos diversos y no siempre venturosos- los rioplatenses se prometerán entre coloridos estallidos y los habituales brindis, iniciar el último año del siglo con la mejor alegría y las más firmes de las esperanzas.
Francisco N. Juárez

Pasaje a la isla

La decisión de hacer playa en los paradores de la isla Gorriti se logra con una corrida por los nuevos veredones y decks peninsulares desde La Mansa hasta el puerto.
De allí hay servicio de lanchas que cruzan los dos mil metros hasta la isla, que suele encender otras curiosidades, como el de la indagación del pasado del lugar, desde donde avistó la llamada Batalla del Río de la Plata, cuando la flota inglesa surta en Malvinas, trepó hasta el estuario para darle caza al Graf Spee, el acorazado alemán que sucumbió en los albores de la Segunda Guerra Mundial (1939).
El privilegio de asentarse en la isla es compartirla con navegantes como Solís, Magallanes, Diego García, Pedro de Mendoza y hasta el filibustero Fracis Drake.
También es posible recurrir a agencias de turismo receptivo que formulan propuestas básicas. Arrancan en el clásico city tour, en este caso a 15 dólares y de tres horas de duración, y siguen con una escapada hasta la muy diferente y serrana Piriápolis (cuatro horas y media y 22 dólares).
Se puede conocer toda la costa hasta José Ignacio, retornar por la ruta 10 y visitar una chacra marítima como La Manzanera (que amplió su galería comedor y agregó un deck a la piscina, desde donde se ve La Barra Golf Club).
Allí se toma una merienda con tortas y mermeladas caseras y hasta puede hacerse una cabalgata. Esta excursión cuesta 28 dólares.
Otro paseo de día entero lleva al paraje más insólito de la costa norteña: Cabo Polonio, con previo paso por los balnearios de La Paloma, La Aguada, Mar Azul y La Pedrera. Su tarifa, 55 dólares.
En Punta del Este se disca los teléfonos 9-0012/14 y 9-2380.

Acontecimientos para todos los gustos

PUNTA DEL ESTE.- Además de las infaltables cenas y reuniones sociales que suelen nutrir el calendario esteño que maneja Alfredo Etchegaray y de los despliegues tradicionales como la elección de la Reina de Punta del Este -en la sede de Cantegril Country Club- y el desfile que organiza el peluquero Roberto Giordano -últimamente en el hotel Conrad-, quizá despierte sorprendente atención el festival de cine Europa un cine de Punta , como se denominó el encuentro que se desarrollará entre el 18 y el 24 de enero.
La curiosidad por conocer la convocatoria que alcance está ligada con el anémico y reciente festival de cine marplatense. Los festejos veraniegos se anticipan en Piriápolis, que además de elegir en enero a la Reina de la Juventud da el primer paso gastronómico marítimo el 12 de diciembre con su cuarta edición de paella gigante , desborde gastronómico que organiza Cristóbal Cortés, en esta oportunidad para 1200 comensales y con productos locales: arroz, mariscos volcados desde grúas y vinos uruguayos Piriápolis (blanco Trebbiano y Canat), servidos, claro, más modestamente. El ticket de tenedor libre cuesta 10 dólares (bebidas aparte).
La tradicional Maratón de San Fernando, que se corre los 5 de enero con no pocos de los atletas que participan también en la anual edición brasileña de la San Silvestre, tendrá esta vez el recorrido invertido: largada en plaza Artigas (Gorlero entre 23 y 25) y llegada al Campus Municipal de Maldonado, que también será sede del Seven a Side de Rugby Internacional.
Del 7 al 9 de enero, en el tambo El Sosiego de Lapataia, no lejos de Portezuelo, se repetirá el acostumbrado Festival Internacional de Jazz.
La Reina de la Juventud se elige el 23 de enero, una semana después de consagrar a Miss Piriápolis, que participa también en el primer acontecimiento, ambos realizados en el balneario fundado por Francisco Piria. Con su mejor paisaje y hasta las panorámicas alturas, también allí se concretará la doble y trepadora maratón del cerro San Antonio.
Del programa previsto para febrero descollará la elección de la Reina Mundial de las Azafatas, en el Cantegril Country Club; el cruce a nado de la bahía de Maldonado, desfiles y muestras varias. Durante la temporada abundarán los campeonatos de polo del Club Medellín y los de golf, en el Cantegril Golf Club y en el Club del Lago.

Sobre ruedas, todos los peajes

PUNTA DEL ESTE.- Los automovilistas que hagan una escapada de anticipo a Uruguay, por simple placer o para decidir un alquiler, deben tener en cuenta que la ruta interbalnearia tiene zonas en obra por la construcción de la doble vía.
También se realizan trabajos urbanos y de accesos en la misma península y en varios puentes de la ruta 9, la que lleva a los balnearios de La Paloma y otros que se suceden hasta el Chuy.

Al pasar la barrera

Al viajar en automóvil durante la alta temporada hacia las playas uruguayas, debe tenerse en cuenta que allá habrá que pagar peajes sólo cancelables en pesos de ese país. Conviene entonces tener en cuenta la tarifa (todas a 42 pesos uruguayos) y cambiar algo de moneda anticipadamente.
El viaje carretero llamado de los puentes , que involucra a los dos del complejo ferrovial Zárate-Brazo Largo, y luego el internacional Libertador General San Martín, por el que se cruza el limítrofe río Uruguay (y se realizan los trámites migratorio y aduanero), suma hasta esa entrada en territorio uruguayo dos peajes.
El primero, en Zárate, de 4,80 pesos, se paga en las dos direcciones y habilita el cruce por sobre los ríos Paraná de las Palmas y Paraná Guazú. El viaje sigue por la ruta nacional 12 por territorio entrerriano hasta Ceibas, para continuar por la ruta 14 en dirección a Gualeguaychú, ciudad que conviene cruzar desde el primer acceso que atraviesa su parque industrial, para luego trasponer el viejo puente sobre el río Gualeguaychú, que deriva en el Parque Unzué.
El acceso carretero desde allí hasta la entrada del puente internacional insume 31 desolados kilómetros. Tras el puente se pasa al sector uruguayo, donde funcionan las oficinas conjuntas de trámites migratorios y aduaneros de los dos países.

Del otro lado

Al continuar se paga el primer peaje (equivalente a 4 dólares, tarifa también aplicable al regreso). Ya en la ruta 2 del vecino país, se deja a la derecha Fray Bentos para recorrer 27 kilómetros hasta dar con la ciudad de Mercedes.
La 2 sigue con esa nominación hacia Cardona, pero hay que continuar en dirección a San José por la ruta 12, que en Ismael Cortinas se transforma en ruta 23 y en San José empalma con la ruta 11, asfalto clave que lleva hasta Atlántida y la ruta Interbalnearia.
Por ella, en doble vía hasta el peaje Solís (4,20 dólares, sin cargo al regreso), que se abona sólo a la ida, la línea Interbalnearia continúa por un breve tramo de la ruta 9 y enseguida, por la combinación de las rutas 73 y 93 -que pasan enfrente de los accesos a Piriápolis- y desde Portezuelo, flanquea la costa hasta Punta del Este.
Quienes viajen a La Paloma por la ruta de los puentes, deben repetir el camino recién descripto, pero abandonar la ruta 11 sin llegar a Atlántida y en el cruce con la ruta 8 -con un peaje- tomarla hacia el Este hasta la intersección con la 9, que es la que debe seguirse -con otro peaje- hasta dar con el km 210, a la altura de la ciudad de Rocha.
Es la capital del norteño y muy turístico departamento, cuyo acceso se hace a la izquierda, pero los veraneantes giran a la derecha por la recientemente repavimentada ruta 15 por la que se recorren los 28 kilómetros hasta dar con La Paloma.
Poco antes de llegar a ese familiar balneario, si se desvía a la derecha por la ruta 10, ésta lleva a la entrada de otras playas: La Pedrera, Cabo Polonio, Barra de Valizas (km 271 de la ruta 10) y Aguas Dulces, en el km 277,5.
Desde el cruce de la ruta 9 con la 15, ignorando el desvío a La Paloma, se recorre hasta el km 341 (El Chuy limítrofe con Brasil), un litoral marítimo que no se avista, pero que tiene 131 kilómetros de playas y penínsulas rocosas, con modestos y sugerentes asentamientos balnearios, los más norteños de Uruguay.
Precisamente en el km 334 de la ruta 9, antes del Chuy, está el acceso al balneario de la Barra del Chuy.
En ese tramo desde Rocha hasta la frontera con Brasil, también están los accesos a varios balnearios, como Punta del Diablo, con camino de acceso de 5 kilómetros y a la altura del km 298 de la ruta 9; o el parque Santa Teresa (con la histórica fortaleza homónima), en el km 302 de la misma ruta, y La Coronilla, otro balneario a la altura del km 314 de la misma ruta 9.

Desembarco en 4 ruedas

Los automovilistas que cruzan sus rodados en transbordadores desde Buenos Aires hasta Colonia del Sacramento, utilizan luego del desembarco la ruta 1 hasta Montevideo, unos 183 kilómetros en buena parte de doble vía y con peaje previo al puente del río Santa Lucía, 22 kilómetros antes de Montevideo.
A la ida, ese peaje es el único que está liberado en esa dirección (4,20 dólares al regreso). Desde la capital uruguaya -que debe bordearse por el puerto- se sigue la Interbalnearia por las playas del Buceo, Pocitos y Carrasco, y se deriva a la ruta mayor hasta dar con el peaje de Pando (4,20 dólares a la ida; sin cargo al regreso), hasta que al pasar por Atlántida se empalma con el trayecto ya descripto para llegar a Punta del Este.
Para el caso de seguir más al Norte, ya sea a La Paloma o los balneario señalados hasta El Chuy, se toma la ruta 9, poco después de pasar el peaje Solís.
Durante la alta temporada, el servicio bisemanal con bodega para automóviles de Buquebús al puerto de Piriápolis se intensifica: pasa a ser diario. Al desembarcar se toma a la izquierda hasta la parquizada avenida de Mayo, diagonal que deriva en el camino que lleva a la ruta 93. Se la toma a la derecha, como continuidad de la línea Interbalnearia, poco después en doble vía, y que llega, en este caso sí, sin ningún peaje, a la península.

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por Redacción OHLALÁ!


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