En mi viaje a Guatemala una de las tantas cosas que descubrí fue a Maximón, esa imagen mitad santo, mitad demonio, en la localidad de Santiago Atitlán, muy cerca del lago que lleva ese nombre. Para algunos es mágico, venerado, amado, y para otros, temido, rechazado, ignorado. Nuestro guía parecía inclinarse por esto último, porque no quería que sus turistas fuésemos a visitar a Maximón.
Tuve la suerte de que el día que estuvimos ahí se realizó un acto religioso en la iglesia principal, frente a la plaza, en memoria de una importante ciudadana, muy comprometida con su pueblo y con su cultura.
Y todo el pueblo estaba ahí, en esa ceremonia llena de sincretismo, que combinaba los rituales populares, las tradiciones y la fe católica.
Cuando terminó, en medio de la plaza llena de gente entre ciudadanos y turistas curiosos, un niño llamado Julio ofreció llevarme a Maximón. Caminamos un largo rato y al llegar pude comprobar que turistas europeos esperaban en una larga fila para poder ingresar a la vivienda que hospedaba al ídolo mágico.
Mi joven guía me pidió 10 quetzales, y por una puerta detrás de un largo pasillo entramos a una habitación donde, sentado en una silla fumando y bebiendo, se encontraba Maximón.
Supe todo sobre su historia y su significado, y hasta pude tener una foto a su lado. Maximón va de casa en casa y cada familia afortunada (por su presencia, su estada, su bendición y, por qué no, por el dinero que reciben para visitarlo) lo atiende y acompaña las 24 horas. Maximón simboliza el espíritu de un pueblo lleno de esperanza y fiel a sus tradiciones y su gran respeto por ellas. Está representado en una figura de madera que luce un sombrero; cada familia cambia su ropa y le ofrece ron y cigarrillos.
Tal es la veneración, que frente a la plaza principal de Santiago y muy próximo a la iglesia existe una capilla donde cada año Maximón es llevado por su pueblo en una procesión durante la cual agradece las ayudas recibidas.
Maximón significa el Gran Abuelo, y es el que realiza todas las cosas buenas (conseguir dinero, pareja y demás). Su nombre deriva de San Simón y los sacerdotes mayas lo llamaban el Doctor, el Angel, el Extraterrestre y el Astrologista.