
El que no corre, vuela o planea
Cerca de la ciudad, todas las opciones para un memorable bautismo en el deporte aéreo, con o sin motor, con mayor o menos adrenalina, pero siempre con seguridad y en tándem con profesionales experimentados
23 de octubre de 2016

Asomarse al mundo de los deportes aéreos, al menos para la mayoría de los novatos que habitualmente se desplazan con los pies sobre la tierra, es una experiencia indeleble, en cualquiera de las múltiples variantes. El catálogo es variado: incluye algunas actividades más arriesgadas que otras, desde acrobacia aérea, paracaidismo, vuelo sin motor, parapente, paramotor, aeróstato y vuelo libre hasta aeromodelismo, vuelo de cometas y modelismo espacial, como se llama a la construcción y lanzamiento de cohetes a pequeña escala.
Incluso dentro del paracaidismo, en los últimos años surgieron nuevas modalidades como el wing suit (traje aéreo, con alas para volar) o sky surfing, en la que el paracaidista lleva una tabla en sus pies para surfear el cielo durante la caída libre.
Estas actividades son consideradas deportes porque requieren cierta capacidad física, competencia, aptitud, pericia y entrenamiento en las respectivas áreas. La buena noticia es que los vuelos y saltos que antes eran una verdadera hazaña reservada para expertos, hoy son experiencias accesibles, practicadas muy cerca de la ciudad de Buenos Aires, en localidades como Chascomús, Ranchos, La Plata, Lobos o Cañuelas.

Un buen plan: los vuelos de bautismo duran entre 15 y 40 minutos
El gran salto
Según cuenta la leyenda, el origen del paracaidismo se remonta a 1060, cuando el monje inglés Oliver de Malmesbury saltó desde una torre con un equipo precario diseñado por él mismo. Así le fue: se fracturó las dos piernas. Hacia 1495, el gran Leonardo da Vinci dibujó el primer paracaídas de forma tronco-piramidal y recién en 1617 el italiano Fausto Niceno saltó exitosamente desde una torre con otro prototipo.
Por lo pronto, en la Escuela de Paracaidismo Lobos se realizan vuelos en aviones Cessna 205 de seis plazas. El salto al vacío es a 3 mil metros de altura y comienza con una caída libre de 35 segundos a 250 kilómetros por hora, hasta que al llegar a 1500 metros se abre el paracaídas.
Según aclara Alejandro Higuero, uno de los instructores más experimentados de la escuela, aquellos que llegan a realizar un bautismo en paracaídas viajan en categoría de pasajeros, es decir, saltan en tándem enganchados con el instructor y no necesitan ninguna destreza especial. Sólo es requisito pesar hasta 95 kilos y ser mayor de 16 años. Y, por supuesto, contar con esa cuota de valentía indispensable para animarse a pegar el salto.
Después de la caída libre, una vez que se abre el paracaídas continúa un descenso tranquilo, para muchos la mejor parte del salto , según asegura Higuero -con nueve mil saltos realizados en más de 20 años-, el aterrizaje es muy suave y de pie. Vale aclarar que el equipo reglamentario cuenta con un segundo paracaídas de seguridad.

Saltos en tándem con profesionales experimentados
Paratrike para elevarse
Otra variante para incursionar en los deportes aéreos es el paratrike, un ultraligero biplaza que se parece a un triciclo motorizado de 137 kilos, con una hélice cuadripala, de 1,30 metros de diámetro y una vela de 40,5 metros cuadrados. Al igual que el resto de este tipo de bautismos, el primer vuelo se realiza en tándem, con el pasajero sentado adelante y el instructor detrás, pero no hay límite de edad, ya que no requiere hacer ninguna acción física. El peso mínimo debe ser 35 kilos y el peso máximo 105. Luego de carretear unos 15 metros por el campo, el velamen se despliega por detrás como un parapente hasta que el artefacto comienza a cobrar altura. En los vuelos de bautismo se alcanza una altura máxima 660 metros.
Según Marcelo Toledo, instructor y constructor de paratrikes -como se conoce este modelo de paramotor, que en lugar de hacer los despegues a las corridas, utiliza una estructura liviana con tres ruedas- la mayor diferencia con el vuelo en parapente consiste en que este último vuela por sí mismo, aunque para eso se vale de un desnivel como plataforma de despegue. "Por eso en los lugares de montaña no precisan volar con motor. Pero acá, en Buenos Aires, la única alternativa que nos queda es propulsarnos con una hélice", explica.
Durante el vuelo, los pasajeros mantienen una comunicación permanente con el piloto, ataviados con cascos y equipos de audio que se activan con la voz. El vuelo es muy tranquilo y se desarrolla en un radio de hasta 5 kilómetros a la redonda desde el km 61, sobre la autopista Ezeiza-Cañuelas, donde funciona la Escuela de Paramotor y Paratrike La Búsqueda. El aterrizaje es suave y muy tranquilo.
Para más datos, en Argentina hay 1700 pilotos de paramotor, de los cuales solamente 240 vuelan paratrike.
Globos de colores
Otra de las opciones, quizás la más romántica de todas, es el vuelo en globo aerostático. No es casual que muchos contraten este tipo de experiencias para festejar aniversarios o proponerle casamiento a su pareja.
Los despegues se realizan al amanecer o al atardecer, condición ideal para elevarse y volar durante 45 minutos a una altura de hasta 600 metros, según las condiciones meteorológicas. Los vuelos nunca son iguales y se realizan con un vehículo de apoyo, ya que si bien se puede controlar la altura del vuelo, es muy difícil determinar el lugar exacto del aterrizaje.
El tiempo de inflado de la envoltura varía entre 10 y 20 minutos hasta que alcanza los 26 metros de altura. Luego de ingresar a la barquilla de mimbre y ratán, el capitán ordena soltar amarras y así comienza un ascenso muy suave, hasta una altura de 200 metros con una magnífica vista aérea de 360 grados y hasta 70 kilómetros de visibilidad, un mirador privilegiado para disfrutar del paisaje. El descenso (casi siempre) es tan suave como el ascenso.
Planearlo todo
Para los que buscan más velocidad y adrenalina, los planeadores son una excelente opción. Los vuelos de bautismo duran entre 15 y 40 minutos, de acuerdo a las condiciones meteorológicas. En cualquier caso, el vuelo se adapta al gusto de cada uno: algunos prefieren disfrutar de un vuelo tranquilo mientras otros prefieren sentir la velocidad y el vértigo con loops de 360 grados.
La prueba comienza con un remolque. Un avión remonta al planeador con una cuerda hasta alcanzar los 500 metros de altura. Después la cuerda se desprende, el avión remolcador regresa a tierra, y el planeador queda librado a su suerte, regido por las fuerzas invisibles de la física y las habilidades del piloto.
Lentamente comienza el ascenso en círculos y dentro de alguna corriente térmica, esa masa de aire caliente que funciona como elevador del planeador. Construido en madera, tela y metal, el planeador mide 16,20 metros de punta a punta de las alas, pesa 294 kilogramos y puede alcanzar una velocidad de 200 kilómetros por hora. En condiciones favorables, un planeador recorre cientos de kilómetros y permanece por varias horas en el aire valiéndose únicamente de los factores naturales.
Como un aladelta
Para más opciones, el vuelo en aladelta es muy relajado y silencioso, aunque también puede aportar una buena dosis de adrenalina a quienes así lo deseen. Es remolcado por un avión ultraliviano hasta alcanzar una altura de 700 metros, para luego soltarse y empezar a volar libremente. El único requerimiento es un peso máximo permitido de 90 kilos y lo pueden practicar hasta niños de 10 años.
Por último, el ultraliviano es un pequeño avión que permite volar junto a un instructor a baja altura y a muy baja velocidad. Otra de sus características es la cabina abierta, por lo cual favorece un mayor contacto con la naturaleza, alcanzando hasta mil metros de altura máxima. El único requisito es pesar hasta 90 kilos, y no tener inconveniente en despeinarse en el intento.
Datos útiles
Paracaidismo
Escuela de Lobos. El salto de bautismo cuesta 3100 pesos, enganchado de un instructor con cámara en mano. También ofrecen la opción de que un camarógrafo filme y saque fotos desde otro paracaídas por 4650 pesos. Los fines de semana y feriados, a partir de las 9, por orden de llegada. Los días de semana, hay que reservar previamente llamando al 15 3782-3234 o por mail: paracaidismolobos@hotmail.com; paracaidismo@live.com.ar.
Skydive Buenos Aires (Aeroclub de Chascomús). Caída libre desde tres mil metros de altura durante 45 segundos y a 200 km por hora. Luego continúan cinco a siete minutos planeando con el paracaídas abierto. El salto de bautismo cuesta 3200 pesos (con grabación Handycam) y 3800 pesos, con camarógrafo. En ambas modalidades de grabación entregan un DVD editado y fotos. Informes: 15 2170-4703 o por mail: info@skydiveba.com.ar
Escuela de paramotor y paratrike
La Búsqueda. En el km 61, sobre la autopista Ezeiza-Cañuelas. Todos los días, al amanecer o al atardecer. También realizan vuelos en la laguna de Ranchos, Ruta 29, a 115 kilómetros de Buenos Aires. El valor de un bautismo es de 1200 pesos, los 15 minutos de vuelo. Por ser una actividad relacionada con el clima, es preciso hacer la reserva un día antes o bien en horas de la mañana para hacer efectivo el vuelo por la tarde. Informes: 15 6092 0495 o por mail: www.paramotorlabusqueda.com. Más información: paramotorlabusqueda@yahoo.com.ar, paramotorlabusqueda@gmail.com.ar.
Globo aerostático
Pampa Balloons. Desde Buenos Aires tomar Autopista Ricchieri hasta km 26 – empalme con Autopista Ezeiza – Cañuelas, hasta el km 60. El aeródromo se encuentra a 400 metros de allí por camino rural. Precio por pasajero: 1500 pesos. Por depender de las condiciones climáticas, los vuelos se confirman la noche anterior. También dictan cursos para piloto privado y piloto comercial de aeróstato, compuestos de 50 horas de teoría y 16 horas de vuelo, de acuerdo con las regulaciones de la ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil). El costo total del curso es de 2866 dólares.
Club de Planeadores Cañuelas
Ruta 3, km 72,5. (02226) 4-31460 o 15-5508 4288. Los vuelos de bautismo cuestan 900 pesos y se realizan los sábados, domingos y feriados. El curso de piloto tiene una matrícula de 12.000 pesos que se toma a cuenta de la inscripción al club y cada vuelo de instrucción tiene un costo de 600 pesos. Consta de 40 vuelos aproximadamente, hasta que el alumno está en condiciones de volar solo. Más información: www.planeadorescanuelas.com.ar
Aladelta en Fly Ranch
En la Ruta 2, Km 65, a 45 minutos de CABA. Informes: 15 44931233 o por mail: info@flyranch.com.ar.; www.flyranch.com.ar. El valor del bautismo en Aladelta es de 2000 pesos. El bautismo en ultralivano cuesta 1000 pesos. La duración de los vuelos es de 15 a 20 minutos.
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