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El rey Arturo dejó su corte

Castillos medievales, un dique milenario y millones de libros usados se ofrecen junto a minas de carbón y pizarra, tentaciones para el tercer tiempo




La magia galesa alcanza a todo o, al menos, abarca mucho más que una época y muchos testimonios demuestran que esto no es un cuento. El hito de Pentre Infan es sólo el comienzo de la historia. Monmouth da cuenta de otro más moderno y lujoso, además de ser la ciudad natal de Enrique V, es la cuna de Charles S. Rolls, uno de los inventores del Rolls-Royce.
Esta ciudad está en el valle del río Wye, y en esta época está poblada por canoas que se mecen al ritmo de la música tocada por orquestas a bordo y embarcaciones con buscadores de truchas. Músicos y pescadores también navegan a la altura de Chepstow, donde se levanta el primer castillo de Gran Bretaña construido con piedras.
Chepstow es buen punto de partida para recorrer Offa´s Dyke Path, un dique milenario que data del siglo VIII, cuando el rey de Mercia, cansado de las incursiones celtas ordenó construir a lo largo de la frontera un muro de tierra de dos metros de altura y 20 de ancho, rodeado de un foso y seguido, en gran parte, por un sendero que recorren mochileros y amantes del trekking.
La astucia de un publicista, la pasión de libreros y bibliófilos se conjugan para pasar de mano en mano millones de libros. Este singular canje se da en Hay-on-Wye, la capital del libro usado, donde desde finales de mayo hasta junio se realiza un importante festival literario. Tiene 25 librerías que están abiertas todo el año.
Las excursiones a pie o en pony son la mejor alternativa para recorrer los verdes paisajes de la llanura occidental y los pueblos históricos del Parque Nacional Brecon Beacons. El festival de jazz que durante este mes se realiza en el poblado de Brecon congrega a tantos turistas como las grutas que están a 30 kilómetros al Sudoeste. Dan-Yr-Ogof es el mayor conjunto de grutas de Europa occidental y fueron habitadas en la Edad de Bronce. Cuenta con un parque temático de dinosaurios, un museo, restaurante y tiendas.

Turismo minero

El valle de Rhondda se abre al abismo negro de las minas de carbón, que en las dos últimas décadas estuvieron marcadas por un progresivo cierre. Pero el patrimonio minero no desapareció, sobrevive gracias al empuje de sus habitantes que encontraron una alternativa de vida en el turismo.
Rhondda Heritage Park funciona alrededor de dos viejas minas, cuyos edificios fueron restaurados para recrear la vida de las comunidades mineras. Big Pit Mining Museum, en Blaenafon, ofrece visitas guiadas por antiguos mineros. Lo mejor de este paseo se ofrece bajo tierra: equipados con todas las piezas de un auténtico equipo de minería, casco, lámparas y elementos de seguridad, los visitantes descienden 90 metros por el pozo.

Cardiff

La fama de la época del tizne negro llega hasta la capital de Gales, otrora el mayor puerto carbonero del mundo. Como en los valles industriales, en Cardiff también se suceden los típicos cottages con sus marcos y pórticos de colores, y se combinan -entre otros- con edificios neoclásicos en jardines victorianos. El Cardiff Castle fue primero un fuerte romano transformado siete siglos después en una mansión rica en imaginería medieval y detalles románicos.
En el oeste de la ciudad está el Museum of Welsh Life, está reconstruido con edificios de distintas regiones del país: cottages , granjas, tiendas, una capilla, una vieja escuela, una mansión Tudor y hasta un pueblo celta.

Los Caballeros de la Mesa Redonda

En el interior de la península de Gower se levanta la mítica Carmarthen, en galés la fortaleza de Merlín, que entró en el imaginario popular gracias a este legendario mago de la corte del rey Arturo. Caerleon es otra de las sedes de la magia galesa. Cuenta con una de las tres principales guarniciones romanas de Gran Bretaña, un anfiteatro llamado Mesa Redonda del Rey Arturo, donde una leyenda asegura que este príncipe celta del siglo V reunía a sus caballeros. En realidad, la auténtica Great Hall data del siglo XIII y está en Winchester.
La escarpada costa de Prembroke, rodeada de balnearios y puertos, es ideal para la práctica de surf y esquí náutico, y para emprender excursiones de pesca. Esta península del extremo sudeste de Gales termina en el Parque Nacional Prembrokeshire.
El centro religioso más grande del país está en St. David, nombre del patrono de Gales. Incluye una imponente catedral románica, el palacio episcopal, y las ruinas de la capilla y el pozo Santa Non.

Tierra de águilas

El norte de Gales está presidido por Snowdon, la montaña más alta de la región (1085 metros), que da el nombre a uno de los tres parques nacionales de este país, Snowdonia. Cerca de 100 picos de más de 600 metros componen una espectacular línea sobre el horizonte. El lago Llyn Idwal, también llamado Twll Du, que significa agujero negro, es uno de ellos, y evoca una leyenda que asegura que ningún pájaro lo sobrevuela. Un desfiladero conduce a Bethesda, a cuyos pies está la mayor cantera de pizarra a cielo abierto del mundo y la última en actividad de este país.
Sus laderas y cumbres son el escenario elegido por los montañistas o aficionados al escalamiento de altura que buscan entrenarse; las excursiones de trekking en los valles y bosques y el surf de vela en los lagos son otras de las alternativas.
Los pueblos se esconden en el fondo de los valles boscosos, uno de ellos, Llandudno, asiento del Gogarth Abbey Hotel, residencia de verano de la familia Lidell, cuya hija Alicia solía entretenerse con cuentos como El conejo blanco y el Sombrero loco leídos por Charles Dodgson. Con el nombre de Lewis Carroll, Dodgson escribió los cuentos de Alicia en el país de la maravillas (1856).
Imposible de pronunciar y hasta inútil de escribir, una ciudad que lleva el nombre más largo del mundo, de 51 letras, que los lugareños resumen gentilmente con el sobrio Llanfair P.G., pero que significa la iglesia de Santa María en la depresión de los avellanos blancos cerca de un torrente rápido junto a la gruta roja cercana a la iglesia de San Tysilio. El curioso lugar está al noroeste de Gales, en la isla Anglesey.
La reconversión al turismo es un recurso al que también apelaron ciudades sedes de antiguas canteras de pizarra. Llanberis es una de ellas, puerta de entrada a la ruta más habitual al pico de Snowdon.

Con aires de monarca

Cuando los normandos dirigieron su atención a Gales, levantaron fortificaciones de tierra y madera que más tarde fueron reemplazadas por castillos de piedra, como parte de un plan de construcciones que siguieron los príncipes galeses.
La construcción de castillos tuvo su auge durante el reinado de Eduardo I, un monarca guerrero interesado en someter al pueblo galés. El último de estos es el Beaumaris Castle, en la ciudad homónima.
¿Dónde ver más castillos galeses? Además de Beaumaris, en el norte de Gales está Castell-Y-Bere, al pie de Calder Idris; Caernafon; Conwy, y Harlech. Eduardo I también mandó construir Denbigh, Flint (cerca de Chester) y Rhuddlan (próximo a Rhyll). En el sur y centro del país, están Caerphilly (cerca de Cardiff), Kidwelly (próximo a Carmarthen) y Pembroke, que se construyeron entre los siglos XI y XIII.
Resultan espectaculares Cilgerran (cerca de Cardigan), Criccieth (en las inmediaciones de Porthmadog) y Carreg Cennen. Chirk Castle, próximo a Llangollen, es un buen ejemplo de fortaleza convertida en casa solariega.

A casa

Gales seguirá siendo noticia mucho después del mundial de rugby.
La fiesta continuará hasta fin de año. Con el lema Es tiempo de volver al hogar , la Secretaría de Turismo de Gales invita a todas las comunidades galesas del mundo a participar de Homecoming 2000 , un programa especial para festejar en casa el inicio del próximo milenio.
Por más información, averiguar en la BTA.

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por Redacción OHLALÁ!


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