

La cultura japonesa está cada vez más presente en la occidental: la comida, los aparatos hi-tech, y hasta personajes de ficción (de Godzilla a los Pokémon). Sin embargo, si hay un aspecto de la cultura japonesa totalmente desconocido en Occidente es, sin duda, su música. Apenas se conoce en los círculos de musicólogos el Teatro N™ y su particular forma de canto, de acceso muy difícil para el que no está sumergido en la cultura clásica nipona.
Tampoco está difundida la música popular. El kayokyoku (estilo musical muy difundido que asimiló las influencias extranjeras con bases japonesas) está considerado por las casas de discos como incomprensible para los extranjeros, tanto que no intentan exportarla.
Muchos hacen remontar la historia de la música pop japonesa actual a los primeros éxitos de Hibari Misona, la Piaf de la canción nipona, que empezó su carrera en la posguerra. Eran tiempos en que Japón se recobraba de una estricta censura musical, en virtud de la cual los militares autorizaban a las radios a difundir nada más que folklore ¡y ... tangos en alemán! En los años 60, el grupo Spiders fue el precursor de una ola de rock nacional japonés seguido por otra ola de canción de protesta en los tiempos de la Guerra de Vietnam.
Alcalde y músico
En esa época comenzaron a grabar Hitoshi Ueki (cuyas canciones eran escritas por el actual alcalde de Tokio, Yukio Aoshima) y Haruomi Hosono, que fundó la Yellow Magic Orchestra, una formación que integró instrumentos occidentales y orientales. Su éxito desbordó las fronteras en los años 70, y uno de los integrantes de esta banda, Ruyichi Sakamoto, fue reconocido mundialmente.
Por su parte, el productor de la banda, Kubota Makoto -cuyo trabajo con YMO fue comparado muchas veces con el de Georges Martin frente a los Beatles- se convirtió en el centro de una movida de World Music oriental en sus estudios de Tokio. Fue uno de los promotores de la música de Okinawa, la isla meridional, cuya producción tiene gran repercusión en Estados Unidos y Europa, donde se destacan conjuntos como Countdown o Parscha Club.
Entre las nuevas formaciones se puede citar a Tokyo Champloo, un grupo de fusión entre reggae y ragga e inspiraciones orientales, y a Sandii, una artista cuya carrera está asociada con la de Kubota Makoto. En sus álbumes canta en japonés, en indonesio, en francés, en italiano y en inglés. Como para tratar de ver si finalmente la canción japonesa no se podría exportar... siguiendo las huellas de Cibo Matto, dos japonesas radicadas en Nueva York que empezaron a destacarse hace pocos años por su pop-kitsch (sin contar con que una de ellas es la novia de Sean, hijo de John Lennon).
Para escuchar
- Yellow Magic Orchestra, "Greatest Hits", Musidisc, 1992.
- Huaromi Hosono, "Hosono House", Bellwood, 1973; "Tropical Dandy" y "Bon Voyage Co", Panam Crown, 1975 y 1976 respectivamente.
- Sandii, "Mercy", Toshiba, 1990.
- Ruyichi Sakamoto, banda de la película "Furyo", Milan, 1994
Pierre Dumas
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