
FORTALEZA, Brasil (Zero Hora).- El Estado de Ceará se destaca por sus playas cubiertas de palmeras, como la de Cumbuco, y por los acantilados de arenas coloridas y las cascadas naturales, como la famosa Canoa Quebrada.
No faltan playas extensas con dunas blancas que esconden lagunas y bahías, como la de Jericoacoara.
El litoral cearense tiene 573 km, en los que seguramente el turista encontrará un intinerario de su preferencia.
El sol brilla prácticamente 300 días por año, y la brisa es constante. El sol y el viento mueven, a lo largo de toda la costa, las famosas jangadas cearenses, esas típicas embarcaciones de pesca de la región.
Ceará también es el lugar ideal para la práctica de deportes náuticos, que lo convierten en el escenario de competencias internacionales de windsurf y surf.
La rica fauna marina, más la habilidad natural del cearense para desenvolverse en el mar, hacen de la pesca y de la captura de la langosta una de las principales actividades económicas de exportación de ese Estado.
Además, en el mar y en la tierra el cearense encuentra la fuente de su alimento. Gracias a la combinación de condimentos y sabores, la cocina local se destaca por platos tan deliciosos como la peixada (guiso de pescado), la langosta con salsa de camarones, la caranguejada (guiso de cangrejo), la carne-do-sol , el baião-de-dois , la galhina á cabidela (guiso de gallina) y la paçoca (escalope de carne hecho con harina de mandioca), entre otros.
En cuanto a la agricultura, la estrella es el cajú. Esta castaña es el primer producto de exportación del Estado. El 85 por ciento de la producción cearense de cajú se destina a los mercados externos.
Fortaleza, capital del Estado, se caracteriza por su aire alegre y descontracturado.Siempre hay movimiento, de día o de noche.
En la zona de la Praia do Futuro, las barracas atraen diariamente a miles de personas que quieren comer pescado fresco, cangrejos y mariscos regados con cerveza o con la bebida típica local: la caipirinha . Los que prefieren las bebidas sin alcohol optan por el agua de coco bien helada.
Cangrejo y forró
Todos los jueves, en esas mismas barracas se puede bailar al son del ritmo típico del nordeste brasileño, el forró , mientras los mozos sirven el tradicional cangrejo.
En tanto, en la praia de Iracema se suceden decenas de bares, restaurantes, lanchonetes (local de comidas rápidas), cafés, boutiques y galerías. Este barrio es una clara muestra de la cultura cearense, porque la alegría y la música reinan en todos los rincones.
Los lunes, en el Pirata Bar se arman las fiestas más divertidas. El resto de las noches, la ciudad entera se anima con la música y la danza popular.
Las bandas de forró , los pagodeiros (bandas de pagode , otro ritmo tradicional), los sanfoneiros (grupos que tocan acordeón), cantores y repentistas (una suerte de payadores) se alternan toda la noche en su recorrida por los locales nocturnos, clubes y parques de vaquejadas (doma de potros).
Gracias a la generosidad del sol, que brilla 2800 horas al año, Ceará se ganó el mote de Tierra de la Luz. No es para menos. En sus dos litorales puede verse la salida y la puesta del sol siempre sobre el mar.
Para conocer las diferencias que presentan los dos litorales de Ceará, basta con tomar la BR-116 hacia el Oeste. Después de recorrer 25 kilómetros por una reserva natural -donde reina la vegetación que crece en los pantanos, allí donde se pescan los cangrejos que se sirven en los locales de moda-, se llega a Maranguape.
Dos litorales
Luego, el paisaje cambia, y aparecen las dunas, que anticipan la llegada a la playa de Cumbuco.
En la costa de Sol Poente, la secuencia de playas es interrumpida por la desembocadura de varios ríos, que se alternan con extensos palmares y dunas. El mar verde, de aguas tranquilas y templadas, más una gran cantidad de lagunas translúcidas, invitan a los visitantes a gozar de un buen chapuzón.
Si se toma la BR-116 hacia el Este, se podrá conocer Canoa Quebrada, una playa cuya fama recorre el mundo. Está a 170 kilómetros de Fortaleza, y es un verdadero centro turístico.
En la avenida principal, Broadway, hay bares y locales de baile donde se puede danzar al ritmo del forró , del pagode y de los éxitos internacionales.
El litoral se destaca por los acantilados esculpidos por la naturaleza, las dunas coloridas y los manantiales de agua dulce a lo largo de la costa. Es una inspiración constante para compositores, escritores y artesanos.
Más hacia el Este, las playas se multiplican. La primera es Porto das Dunas, en la desembocadura del río Pacoti, y la última, Icapuí. En el medio, más de 30 playas se suceden, entre las que se destacan Ponta da Caponga, Batoque, Praias das Fontes, Morro Branco, Majorlândia, Quixaba, Ponta Grossa y Redonda.
En todas, la actividad de los pescadores es intensa. Despliegan sus redes artesanales para capturar camarones y langostas.
Un paraíso terrenal
Jericoacoara está a 320 kilómetros de Fortaleza, después de pasar la curva natural que describe el perfil de Ceará hacia el Norte, en el límite con el Estado de Piauí. Gracias a este accidente geográfico, es posible observar la puesta del sol sobre el mar, una verdadera bola rojo fuego, perfectamente delineada, que se sumerge, de a poco, en las aguas cristalinas.
La playa es una aldea de apenas cuatro calles, con unos pocos pasajes transversales. Allí no existe el pavimento: el suelo es de arena.
Las casas tienen un diseño sencillo, todas de un solo piso. La energía eléctrica llegó hace un año y medio. Todos los cables corren bajo tierra, debajo de la arena, lo que garantiza la posibilidad de disfrutar siempre del cielo poblado de estrellas.
Las playas son dos. Enseada, la preferida de los pescadores, no es apta para bañarse. Se puede caminar dos kilómetros mar adentro y el agua no pasará la altura de las rodillas. En tanto, la Praia da Malhada es buena hasta para practicar surf. Sus aguas no llegan a ser translúcidas, pero son siempre cálidas.
Más alejadas, hay pequeñas playitas muy bonitas rodeando el Morro do Serrote. Pero sólo se pueden disfrutar por la mañana o la tarde, cuando la marea las libera del mar.
Un excelente paseo es ir a Tatajuba, un pequeño poblado de pescadores rodeado de dunas. Se llega tras cruzar un riacho en balsa, o atravesando el estuario en buggy.
También se puede acceder hasta la zona de las lagunas: lagoa do Paraíso, lagoa de Gijoca y lagoa Azul, todas de aguas dulces, transparentes y cálidas. Son óptimas para bañarse y practicar deportes acuáticos. La primera ofrece a su alrededor una bonita infraestructura de posadas, restaurantes, bares y barracas.
Curiosidades
- Las palmeras, el detalle más típico de las playas cearenses, no son nativas de Brasil, como más de un turista cree. Vinieron desde muy lejos. Fueron traídas de Malasia en el siglo XVII.
Así, la tripulación de las embarcaciones que se dirigían a tierra brasileña utilizaban los cocos como alimento.
Pero una vez que llegaban a la ribera, los arrojaban en la playa.
Datos útiles
Cómo llegar: la tarifa aérea hasta Fortaleza desde el 15 de diciembre hasta el 4 de febrero es de 793 dólares con tasas e impuestos.
Alojamiento: una habitación en un hotel 5 estrellas cuesta alrededor de 200 dólares; en uno de cuatro, 80 y en uno de tres, 60.
Excursiones: Valle Monumental del Sertaõ Central: (55-85) 218-1177.
- Paseos en barco: (55-85) 263-1085.
- Paseos en tren: en la Serra do Baturité: (55-85) 212-3090.
- Artesanías: Avda Beira-Mar, playa de Meirelles.
- Mercado Central: todos los días de 8 a 18, en la Av. Alberto Nepomuceno 199.
- Pirata Bar: Rua dos Tabajaras 325.
- Chico do Caranguejo: praia do Futuro.
- Centro de Turismo: rua Floriano Peixoto /n; (55-85) 252-1444.
Más información: Cerrito 1350 (4815-8737 al 40). Atención de lunes a viernes, de 9.30 a 14.40.
En Internet:
(Traducción de Gabriela Jati)
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