Ayer a la tarde llamé a Nicolás a su celular. Quería decirle que prefería que esta noche no viniera a casa. La verdad, prefiero hablar en otro lugar y con los chicos lejos.
Me atendió luego de como la cuarta vez que sonó.
Su voz retumbaba, como si estuviera encerrado.
"Estás en un baño?" le pregunté.
No sé qué fue lo tan pero tan grave que dije, pero lo cierto es que se sacó. Empezó a decirme que estaba harto de que desconfiara de él (¿?), que ni estando a 400 kilómetros de distancia puedo dejar de perseguirlo.
Yo les juro que me quedé muda. Le dije, "ok, ok, sólo quería decirte que no me parecía que vinieras mañana a casa. Pero ahora, sabés qué? Estoy segura de que no quiero. Besos, chau" y corté.
No me volvió a llamar ni nada.
Me quedé tan pero tan angustiada que no pude hacer nada más durante el día. No sé, no me conectaban las neuronas. Qué horrible que te traten mal.
Maquiné a lo loco y se me ocurrió que sí, que debía estar en un baño, escondido, porque sí, debe estar con alguna mina o algo donde quiera que esté.
Y qué horrible sentir que me sacaba a mí del medio para estar con otra. Qué imagen más perturbadora.
Cómo es que siempre caigo en sus tonos? Cómo es que me puede así?