
GOZO.- Más pequeña, más verde y con una cadencia pausada, la isla hermana de Gozo, tal como la llaman los malteses, cambia el color arcilloso de las construcciones de Malta por un paisaje rural, ondulado, de flores silvestres y el Mediterráneo siempre cerca.
Desde el puerto de Cirkewwa parten los ferries a Gozo. El cruce dura alrededor de media hora: el tiempo justo para disfrutar de un viento fresco y prestar atención a las vistas de la isla que se agiganta a medida que el barco avanza.
En el extremo occidental de la isla, la costa rocosa y blanquecina cae abruptamente al agua y en el camino forma una abertura. Aunque no fue de paso ni por casualidad, la ventana o it-Tieqe , como le dicen los nativos, se creó por la acción de las olas y el mar sobre la roca durante miles de años. El resultado es una inmensa cornisa pedregosa de alrededor de cien metros de largo por veinte de alto que se apoya sobre dos pilares también de roca que miden cerca de cuarenta metros de diámetro.
En Gozo todo queda cerca, así que literalmente en un abrir y cerrar de ojos es posible unir las distintas atracciones. Acostumbrados a las dimensiones en que viven, tanto malteses como gocitanos se refieren a poblados situados a poquísimos kilómetros uno de otro como si estuvieran en la otra punta del planeta. "¿A cuánto estamos de Victoria, la capital de la isla?", pregunta un turista desde la ventanilla de su auto a un campesino que, en perfecto italiano le responde: "Y todavía le queda un gran tramo, debe manejar como siete kilómetros".
En la orilla
Al aspecto rural y de tradición se suman las playas de arena rojiza de las bahías de Gozo. Una visita a la playa top, Ramia I Hamra, debería incluir por cierto un descenso a la Gruta de Calipso.
Cuenta la leyenda que Gozo es Ogigia, la isla que cita Homero en La Odisea y que la gruta es el lugar donde la bella ninfa Calipso convirtió a Ulises en prisionero de amor durante siete años. Calipso prometió a Ulises la inmortalidad a cambio de que se quedase con ella. Pero él huyó a los brazos de su esposa Penélope, que tejía y destejía para esperarlo. En Victoria uno se reencuentra con la ciudad, las callecitas angostas y la Ciudadela, conocida como Castello o Cittadella . Y en un paseo entre las antiguas construcciones en tonos de beige, la impronta de los Caballeros de San Juan vuelve a aparecer. Porque ellos fueron los responsables de reforzar las murallas que antaño servían para defenderse de los ataques piratas y por donde hoy caminan despreocupados los turistas de todo el mundo.
Huellas prehistóricas
La historia que cuentan las calles y los edificios de La Valletta sobre valientes hidalgos medievales es reciente, si se la compara con los templos de la Edad de Piedra tardía, que son considerados las estructuras primitivas más antiguas del mundo.
Tal como se demostró en investigaciones recientes, estos templos, construidos entre el 3800 y el 2500 a.C., son alrededor de mil años más antiguos que las pirámides Giza, en Egipto.
Diseminadas en la campiña maltesa, las sólidas estructuras que conforman el templo de Hagar Quim llenan a los turistas de preguntas sobre los primitivos habitantes de la isla que, según se cree, provenían del sudeste de Sicilia.
La concepción del espacio, el sentido de la belleza y los diseños impecables provocan más dudas que respuestas. Pero, en todo caso, es allí donde se pone a prueba la curiosidad y el ansia de conocimiento de los viajeros que llegan a la ciudad.
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