Llegamos a Dresden, donde alquilamos un auto, iniciando un recorrido hacia Berlín, Hamburgo, Hannover, Kassel y Frankfort. Todo el viaje fue magnifico, pero la gran sorpresa nos la dio Kassel, a 180 kilómetros al norte de Frankfort, con el Templo Octogono de H é r c u l e s, dominando ampliamente el valle de Kassel desde hace 300 años.
Fue construido entre 1701 y 1717 por Karl que se dedicó desde muy joven a la creación de atracciones acuáticas. En una bajada de 1500 metros de largo desde el octógono hasta el palacio de Wilhelmshohe, una cascada artifical recorre el itinerario de túneles, fuentes y lagos produciendo efectos extraordinarios que yo no pude apreciar porque no funcionaban.
El Octógono, una construcción de tres pisos, ostenta en su cúpula, una pirámide y encima la estatua de Hércules. Luego la larguísima escalinata en bajada tiene un descanso en el Café de la Cascada donde degustamos un café, para luego seguir hasta el castillo donde almorzamos y visitamos el museo de tres pisos absolutamnete modernizado.
De allí en más sigue una bajada por bosques y jardines de 1000 mts, hasta la ciudad. Un paseo realmente insólito porque nos encontramos con lo que no esperábamos.
La ciudad, de amplísimas calles y avenidas, totalmente moderna con negocios de primera línea y restaurantes, abandona sus actividades en horas tempranas. A las 22 prácticamente no camina nadie.
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