En la amistad, ¿sos más de dar o de recibir?
Puede que siempre estés demandando atención o que nunca te canses de prestarles el oído (y todo lo demás) a tus amigas.
20 de julio de 2017 • 00:50
Créditos: Latinstock
Si nos pusiéramos bien exageradas, podríamos decir que la vida se divide entre quienes creen que el mundo les debe algo y quienes sienten que le deben algo al mundo. Se conocen como los takers y los givers: demandantes y dadores compulsivos. En el mes de la amistad, no podíamos menos que preguntarnos cómo estas dinámicas afectan las relaciones entre amigas. ¿Quién no sintió alguna vez que estaba dando demasiado? ¿Que una charla con esa amiga la dejaba exhausta, sin energía? Está buenísimo identificar si algo de este modo de vincularnos –que, en mayor o menor medida, nos afecta a todos– está en juego en tus amistades.
DEMANDANTE
“¿Me llevás a casa, que te queda de paso?
¿Me prestás tu valija nueva?
¿Me das una mano con la mudanza?”.
Es aquella que nunca va a perder la oportunidad de un atajo. No estamos diciendo con esto que sea una persona ventajera, sino que no registra que muchas veces las cosas piden su involucramiento. Es esa compañera en la oficina que te dice: “Ay, me pidieron tal cosa y yo no sé bien cómo hacerla...”.
En psicología, se dice que abusan de una defensa que se conoce como “proyección”. El razonamiento es: si algo me conflictúa, debe ser porque alguien tiene la culpa. ¿Viste esa amiga que, en vez de decir “me levanté cruzada”, dice “me pone nerviosa Fulana”? Los problemas y las soluciones siempre están fuera.
A veces te confunde, porque no siempre su apariencia es hostil y enojada, sino que puede aparecer un poco como víctima y autocompasiva. “A mí, que siempre todo me sale mal” o “a vos, que siempre todo te va tan bien”. Son personas muy difíciles de satisfacer.Lo que reciben les parece una nadita; lo que ellas dan les parece una hazaña. Parten de una sensación de escasez. Se sienten pobres de recursos y de vida interior. Es la otra persona en quien siempre se deposita la ilusión de completitud que nunca llega.
DADORA
“Claro, contame. ¿Querés hablar de lo que te pasó?
¿Estás con problemas? ¡Estoy para lo que necesites!
Dame, que en media mañana te lo resuelvo”.
Aunque tiene mejor prensa, es igualmente compleja. La diferencia es que tiene exacerbada la introyección, otro tipo de defensa que va hacia adentro. “Si algo quedó agujereado, yo debo tener con qué rellenarlo”, es su modo de razonar. “Si alguien tiene un malestar, seguro tengo la culpa”. “Si tengo un malestar, algo debo estar haciendo yo mal”.
No solo les parece que lo que ellas dan siempre es lo mínimo que deberían dar, sino que magnifican cuando les toca recibir. “¿Estás loca? ¡No te vas a perder toda una mañana por mí!”, te dicen si ofrecés ayudarlas con un trámite. Lo que ellas dan les parece chiquito y lo que vos les das les parece imposible de aceptar.
También visten diferentes ropajes. Por un lado, está la que da desde un lugar de abundancia, el más sano de todos, “doy porque me rebalsa el amor”. Está la que da para ganarse el amor de los demás y la que da por culpa. En cualquier caso, esta personalidad deforma la representación que tiene de sí misma, siempre se carga con la responsabilidad de tener la solución para todo. Por momentos, se puede volver omnipotencia.
¿QUÉ ROL TENÉS?
Buzo, Adidas, $1299. Jeans, John L. Cook, $1975. Botas, Hush Puppies, $2450 - Créditos: Florencia Cosin. Producción de Mume Boskovich
Sos taker
- Priorizás tu necesidad por sobre la de los demás.
- Oís seguido la frase “esto podrías hacerlo vos”.
- Magnificás tus esfuerzos.
- Acaparás las conversaciones con tus problemas.
- Sos de decir “¿vos me harías este favor?”, “¿no te ocupaste de esto?”, “¿vos tendrías...?”.
Sos giver
- Priorizás la necesidad de los demás por sobre la tuya.
- Oís seguido la frase “vos que sos tan buena...”.
- Solés advertirte muy cansada (¿no tendrás demasiadas canillas abiertas?).
- Tenés síntomas de tensión y estrés.
- Te anticipás a las necesidades de la gente.
¿De dónde viene?
Todas fuimos niñas alguna vez y en aquel momento no recibimos el amor que queríamos recibir, ya que todo niño quiere un amor exclusivo e incondicional que ningún padre tiene para dar. Y tampoco se nos dio el espacio para poder ser quienes realmente somos, expresarnos espontáneamente conectadas a nuestros sentimientos: al recibir repetidas represiones, fuimos desconectándonos de nuestra naturaleza real, nuestra esencia.
En general, ya adultas, agudizamos la táctica que mejor resultado nos dio cuando éramos pequeñas. Alguien que tuvo fallas a nivel de la protección y el amparo puede devenir en demandante. Pero si fue exitosa en arreglárselas solita, alguien que no ha dado preocupaciones a sus padres, puede quedar como una permanente dadora. Hoy es una adulta que se comporta en un dar o demandar compulsivo con la esperanza mágica de que esta vez sí va a recibir ese amor que no le dieron en el pasado.
Ecualizá tu dar y recibir
Una persona que tiene ajustados los niveles de ayuda y demanda (conocida como personalidad “matcher”) sabe qué podría hacer sola –y por qué sería justo hacerlo– y discierne en qué aspectos sería mejor pedir ayuda, siempre con conciencia del otro. Tiende al quid pro quo, donde todos ganan. Una de las cosas que hay que preguntarse es: “¿Me estoy ocupando de competencias del otro?”.
Reconocerlo: si sentís que por momentos sos demasiado demandante con tus amigas –o incluso tu pareja– o demasiado dadora, hacerlo consciente ya es un montón.
Entender el sentido: ¿por qué? ¿Para qué me comporto así? No siempre se trata de rastrear el origen histórico, sino el motivo que mantiene vigente este patrón.
Sin expectativas: muchas veces descubrimos que estamos haciendo negociaciones. Damos esto o aquello a cambio de amor (reconocimiento, atención, tener un lugar especial para el otro). En realidad, buscamos amor o llamar la atención. Entonces, inevitablemente vamos a frustrarnos y perdemos la oportunidad de encuentros sinceros.
¿Qué hacer segun cada personalidad?
GIVER: la premisa general sería: “¿qué necesitás?”, volverlo hacia vos. Entonces, con tu radar de atrapar necesidades, captar cuáles son las tuyas. Puede ocurrir que un día alguien diga que necesita no sé qué cosa y, en vez de salir corriendo, y por primera vez, te animes a decir que no y te quedes tomando un té mirando Netflix.
TAKER: observar el contexto y empatizar. Ensayar nuevas conductas que te lleven a hacer más de lo que normalmente creés que podés por los otros. Por ejemplo, si se rompe algo en tu casa, antes de mandar un S.O.S. a tu amiga/o, pareja o papá, preguntate: “¿Qué puedo hacer yo?”.
NUESTRA MEJOR VERSIÓN: conectada con vos misma, podés oír cuáles son necesidades y cuáles deseos. Podés decir que no cuando no tenés qué dar y podés decir que sí cuando nace desde tu abundancia y no desde tus ganas de complacer. Si yo sé quién realmente soy, estoy conectada a mis necesidades, a mi valor personal, y no necesito del reconocimiento ni del amor de los otros para ser. Disfruto del amor del otro, pero no dependo de él.
“La clave es devolver un poco menos de lo que recibimos”
Por el Doctor Sebastián Díaz Varela, médico familiar especialista en ayurveda y homeopatía.
Según las leyes sistémicas, en nuestras relaciones tiene que existir un equilibrio entre el dar y el recibir. En una amistad, por ejemplo, ese equilibrio tiene que ser igualitario. Así tomo de mi amigo o amiga en la medida en que puedo dar a cambio y doy en la medida en que él o ella puede darme algo también.
¿Qué sucede en una amistad cuando uno de los miembros da demasiado y el otro no puede devolver tanto como recibe? Se origina una potente tensión derivada de la falta de equilibro igualitario y el que recibe más de lo que puede dar se va, abandona el vínculo. Entonces, empequeñecemos al otro y lo culpabilizamos de lo que estamos haciendo. Pero lo que sucede es que, al no sentirnos iguales, no hay amistad real, justa. Por eso, Bert Hellinger propone devolver siempre, pero un poco menos de lo recibido. De esta forma, si lo reintegro, me quedaré satisfecho al no sentirme en deuda, y si devuelvo un poco menos de lo que me han dado, sigo en la amistad, ya que permito a mi amiga/o tenerme cerca para “cobrarse” en lo positivo cuando pueda y quiera. Devolver un poco menos de lo que nos dan no es fácil de hacer ya que estamos habituados a devolver más. Y si te fijás, para mantener cualquier vínculo sano y vivo, esta acción es una de las más importantes.
Expertas consultadas: Lic. Paula Mayorga. Coordinadora del Equipo de Psicoterapia y Asistencia en la Crisis. Lic. Prem Murali. Psicóloga, facilitadora de los métodos de autoconocimiento del movimiento Awaken Love.
Maquilló y peinó Guadalupe Díaz para Estudio Frumboli con productos Lancôme.
¿Con cuál de estos roles te sentís identificada? Además te mostramos ¡No te exijas! Sos perfecta como sos
En esta nota: