La cartera es Louis Vuitton; el cinturón, Hermès; los zapatos, Ferragamo; el impermeable, naturalmente Burberry´s y la camiseta con calaveras brillantes es de Alexander McQueen, el touch in memoriam que es de rigor llevar tras su reciente desaparición ¿Los pantalones, el chaleco y el sombrero? ¡Topshop!
Esta podría ser la descripción de cualquier fashionista paseando por los barrios de Mayfair o Chelsea en esta húmeda primavera boreal. Porque en toda Gran Bretaña hay sólo un lugar barato donde no sólo es socialmente aceptable comprar, sino que además envía el mensaje de que uno es ligeramente alocado y que apoya a los diseñadores jóvenes, pero todo con estilo. Este año desembarcó en Nueva York y está causando furor pero, en Inglaterra en la última década Topshop, con su megatienda que domina Oxford Circus, ya se ha convertido en un clásico.
Lo que distingue a Topshop, creado por el multimillonario Sir Philip Green, de cualquier otro negocio, es que, en vez de mirar lo que las grandes marcas sacan en las pasarelas y reinterpretarlo (para no decir copiarlo) en versión empeorada y económica como suelen hacer las cadenas de tiendas budget, siempre invirtió fortunas en diseño. Los chicos egresados de instituciones como la célebre St Martin´s School of Art sienten que es un gran mérito entrar a formar parte de sus filas. Y en las alfombras rojas las celebridades no tienen pudor en declarar cuando algo de su ropa proviene de allí porque seguro que tiene un corte interesante.
La experiencia de comprar en Topshop es, también, diferente a todo. Es tan enorme el local central (cuatro pisos) y tanta la cantidad de modelos y tendencias que es fácil sentirse abrumado. Para eso hay siempre disponibles personal shoppers que acompañan y guían en las decisiones, pero respetando el estilo de cada uno. Para que el look sea completo, en Topshop no sólo venden accesorios, sino también maquillaje (que uno puede probar) y hasta hay una peluquería -para un lavado, brushing y planchita-, o para un recogido para casamiento; lejos, la más barata del centro de Londres.
Esta redactora ha comprado en Topshop, distintos momentos, una chaqueta militar con charreteras; un vestido de paiettes verdes, cuadrado y de cuello bote como para la señorita Peel que causó sensación en distintas fiestas; botas años 60 también como para la protagonista de Los vengadores ; zapatos de tacos altísimos ultra glam que todos piensan que son Loubutin; carteras de cuero enormes turquesa varios meses antes de que Prada sacase su línea en ese mismo color. Ninguna de estas prendas -eso sí, compradas en época de liquidación- costó más de 25 libras. Sin embargo, hay secciones de Topshop que son más caras. Hay toda una zona donde se han recuperado vestidos y zapatos vintage, por ejemplo, y otras donde un diseñador o famoso invitado (por ejemplo Kate Moss) presenta su selección personal. También hay esquinas que son concesiones a diseñadores, y allí los precios se pueden disparar. Pero, en líneas generales, no existe otro lugar donde comprar diseño interesante por tan poco. Y la oferta es para distintas edades y tamaños, ya que no sólo las zonas para las petites y las de tamaño extra extra large es considerable, sino que hasta hay un espacio especial para embarazadas donde se adaptan varios de los modelos. Para los hombres, existe todo un espacio llamado Topman, que no tiene la misma variedad pero sirve, también, para llevarse de Londres un recuerdo económico y divertido que no se dejará de usar.
Publicado por Juana Libedinsky / 25 de abril de 2010 / 01.42 AM