En los pagos de Areco, la platería también es tradición
Un circuito por talleres de orfebres reconocidos que trabajan con el método antiguo, artesanal y hacen del oficio una de los atractivos turísticos del pueblo
16 de septiembre de 2012
Además del campo, las estancias, el asado y los recuerdos gauchos, en los pagos de San Antonio de Areco, a 113 km de Buenos Aires, la platería criolla es parte de la tan cuidada tradición, que aquí se profesa como una religión.
Hay cerca de 30 artesanos y talleres que siguen a rajatabla el estilo antiguo de trabajo, todo a mano, bien artesanal y que se pueden visitar para comprar sus creaciones, (costosas, por cierto), y también para conocer un poco más de este arte histórico que se cuida con recelo.
"El estilo de la platería de Areco es de líneas sobrias, despojadas de ornatos. Normalmente se trabaja sobre la base de modelos antiguos y se cuida mucho el acabado de las piezas. Aquí se destaca la platería de campaña, del campo y el caballo, ligados al gaucho . Son trabajos con un estilo en común, que se diferencian por ejemplo de la corriente de plateros de Olavarría, que hacen piezas mucho más barrocas", explica Armando Deferrari, platero, historiador y director del Museo Las Lilas, de Areco.
Cuchillos, yuntas, estribos y mates, entre muchas otras, son las piezas preferidas, clásicas, que se lucen en las vitrinas de los talleres, la mayoría distribuidos por el casco histórico de este pueblo del norte de la provincia de Buenos Aires, donde todavía se ven carruajes por sus calles adoquinadas.
Sin duda, el referente de la platería gauchesca de Areco fue Juan José Draghi, que marcó un estilo, un maestro que dejó un legado que perdura. Ahora, sus hijos Patricio y Mariano continúan con el oficio familiar y hasta estudiaron en Italia para perfeccionarse.
El Museo y Taller de Platería (Lavalle 387), creado por Draghi en una gran casona colonial donde también funciona Paradores Draghi, un pequeño hotel boutique de la familia, es uno de los puntos imperdibles de un circuito de platería por el pueblo. En amplias habitaciones se exhibe una colección de trabajos de platería y orfebrería rural antigua de los siglos XVIII y XIX, como piezas de Cándido Silva, un platero del 1800, y también obras de Draghi y sus hijos.
"Mi padre fue el refundador en la década del 60 de la platería gauchesca tradicional, que estaba prácticamente en el olvido. La gente le llevaba piezas antiguas para reparar y así fue aprendiendo la técnica y la historia", cuenta Mariano en su taller, atrás del museo y en plena jornada de trabajo.
El Museo Taller Draghi, imperdible - Créditos: Oliver Kornblihtt/AFV
Draghi estudió platería por correspondencia porque en ese entonces ya no quedaban talleres, y se perfeccionó a fuerza de ensayo y error. Aprendió la técnica de los distintos estilos para trabajar cada pieza con rigor histórico, muy alejado de lo industrial y en serie, que empezaba a ganar terreno.
Abrió un taller y a lo largo de los años tuvo muchos colaboradores que aprendieron el oficio y se independizaron. Así, poco a poco fue resurgiendo la tradición de la platería en Areco, que ahora está más viva que nunca.
Draghi hizo piezas para Juan Pablo II, Ronald Reagan, George Bush y Felipe González, entre muchas destacadas figuras internacionales.
Mariano continúa con la platería gauchesca y el estilo del padre, pero también incorporó la escultura: "Hago repujado. Ahora trabajo en una Sagrada Familia que calculo que me demandará un año, pero este arte me permite transmitir valores, sentimientos, emociones, que con la platería gauchesca es más difícil", comenta.
Patricio, otro de los hijos de Draghi, también siguió con el mandato familiar y empezó de chico con la platería gauchesca, y aunque le costó eligió otro camino. "Hace un tiempo que me alejé de la platería gauchesca, hago joyería, me permito licencias porque esto es un arte", reflexiona desde su pequeño local- taller de la calle Arellano 45, muy cerca de la plaza.
En las vitrinas cuidadosamente ordenadas se lucen aros, anillos, colgantes, cadenas, por supuesto, con diseño de autor, únicos, hechos todos a mano. Un par de aros, por ejemplo, le puede llevar tres semanas de trabajo.
También decoró el salón con bocetos a mano alzada de cada uno de sus diseños, grandes, con presencia y con platería gauchesca, legado familiar.
Cuarenta años de pasión
Otro pionero es Miguel Rigacci, que hace más de 40 años lo atrapó la platería: "Es mi pasión, junto con los caballos". En su taller de la calle Belgrano 381 hace, junto con su hijo Martín, todo el proceso de las piezas, de principio a fin. "Compramos granalla, que es plata 1000 en pequeñas piedritas; le hacemos una aleación con cobre y la fundimos a 1000 grados, así logramos la plata 900; después el laminado y cincelado", cuenta, soplete en mano y con el sombrero puesto, que asegura sólo se saca para saludar a una dama.
Miguel Rigacci, un pionero que sigue en acción - Créditos: Oliver Kornblihtt/AFV
Comenzó de chico trabajando en aspa y huesos, y luego incursionó en la platería criolla junto con Draghi, hasta que se independizó. En su local-taller, luminoso, amplio, también vende libros de literatura gauchesca.
A pasos de la plaza Ruiz de Arellano, la principal, donde está la iglesia y la Intendencia, Facundo Robledo tiene su taller de platería (Alsina 155). Con 35 años es uno de los jóvenes discípulos de Juan José Draghi que perpetúa la tradición de la platería criolla.
"Empecé a los 20 años con la ayuda de Draghi y porque me interesaba el tema del gaucho, aunque sé de todas las especialidades", recuerda.
Por estos días, sobre su mesa de trabajo se destacan dos coronitas de plata para coronar a la Virgen del Rosario en una capilla de Areco del barrio Prado.
"Me ofrecí a hacerlas y donarlas, me llevaron tres meses de trabajo, la van a coronar el sábado próximo", cuenta.
Robledo sigue la línea de la platería tradicional: " Soy ciento por ciento tradicionalista, con técnica que podría decir antieconómica, todo artesanal, como era antes".
Apenas a una cuadra (Alsina 212), el taller de Gonzalo Meo, de 36 años, recrea una pulpería con estanterías y botellas antiguas, pero sin exhibición de platería, porque trabaja por encargo. "Este es un oficio del que nunca se deja de aprender. Por ejemplo, ahora estoy arreglando una pieza que tiene 150 años que me lleva a investigar, a conocer nuestra historia. Trabajo sin salir de lo tradicional, aunque con un toque personal", asegura.
Diego Solís, de 29 años, es otro de la nueva generación de plateros tradicionalistas: "Para diseñar me fijo mucho en piezas antiguas, aunque siempre hago cosas que sean usables", explica en su taller de la calle Lavalle 318, también a metros de la plaza, como parecería que está todo en Areco.
Suele presentarse con otros plateros todos los años en La Rural de Palermo y ahora está a punto de viajar a Chile para otra exposición.
"Mantengo la misma forma de trabajo de hace 200 años", cuenta por si quedaban dudas.
Está claro que en Areco, la tradición, también en platería, es una ley de oro.
Hierro forjado
En el Museo Las Lilas de Areco, que tiene una colección permanente de trabajos de Molina Campos, se exhibe hasta el 21 de octubre una muestra sobre piezas de hierro forjado, que no tuvo un espacio en la historia. Juntaron 350 piezas de diversas colecciones de fin del siglo XIX. Entrada, $ 20. De jueves a domingo, de 10 a 18. Moreno 279.
Datos utiles
COMO LLEGAR
Por Panamericana, ramal Pilar, tomar la ruta nacional Nº 8, hasta el km 113.
TALLERES
Museo Taller Dragui.
Lavalle 387. Abre viernes, sábado y domingo, por la mañana y la tarde.
Entrada, $ 20.
Patricio Draghi.
Arellano 45. Abre de 10 a 20, todos los días.
Miguel Rigacci.
Belgrano 381. De lunes a viernes, de 8 a 12 y de 15 a 20. Tiene otra sucursal en Arellano 78.
Facundo Robledo.
Alsina 155. Abre todos los días, de 8 a 20.